Capítulo 14- Arcadia.

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Dos semanas después.

Desde hace catorce días empezó a nevar por todos lados, provocando así que el bosque se tiñera de una blanca escarcha y las noches se volvieran cada vez más frías. Los pequeños e inofensivos animales que habitan los diminutos rincones del bosque, se han escondido en sus madrigueras para tomar su tiempo de hibernación y despertar en primavera, pero como siempre han quedado algunos depredadores merodeando el bosques día y noche en busca de una presa para cazar y comer.

Dejo de divagar en mis pensamientos y me levanto de la cama toda soñolienta para ir al baño a darme una larga ducha y así poder vestirme para ir al aeropuerto.

Hace aproximadamente dos días, mi madre habló con mi abuelo Francisco y este le dijo que mi abuela Katherin y él estaban organizando un baile, y se les ocurrió la brillante idea de presentarme ante todos en Arcadia. Obviamente mi madre Melissa acepto la idea. Por eso es que todos en esta casa están despiertos y en movimiento.

Me despojo del pijama y me adentro a la regadera, así dejando que el agua tibia choque contra mi cuerpo y empañe los cristales.

Después de quince minutos, salgo lista de la ducha, tomo una toalla para secarme y luego la enrollo en mi cuerpo. Camino a la habitación, me pongo ropa interior y voy al armario para elegir una prenda de ropa; un jeans tiro alto negro, una simple camisa blanca, una gabardina nude y tacones de aguja del mismo color que el abrigo. Tomo una cartera negra y en ella guardo mi celular, los audífonos y el pasaporte. Por último agarro el lente de sol de la mesa de luz y me lo pongo.

Salgo de la habitación con todo lo necesario para el viaje. Bajo las escaleras y cuando llego al último escalón, observo como las empleadas van de un lado a otro con nuestras maletas de viaje. Veo a María pasar por mi lado, así que la detengo.

—Buenos días, María.— ella hace una reverencia —¿Sabes en donde se encuentra mi madre?— le pregunto.

—Sí, Am. — asiente —Ella se encuentra en su oficina, en una llamada telefónica. Y me mando a que le dijera a sus hermanos y a usted, que el transporte que los llevara al aeropuerto llegara en un minuto.

—Esta bien.— sonrío —Gracias, María.

Ella subo al segundo piso, en busca de mis hermanos y yo termino de bajar las escaleras, para luego caminar a la puerta y traspasarla, ya que esta se encuentra abierta. Al tiempo que bajo los tres escalones de la entrada, un Mercedes-Benz Jeep negro se estaciona al frente de mí, y de él bajan dos hombres vestidos con traje negro y con semblantes serios.

Ambos de piel blanca, cabellos castaños, cuerpos trabajados, altos y de ojos marrones. Se nota que son omegas.

El que tiene pecas en el rostro y su semblante es más serio, se acerca y se detiene frente a mí.

—Buenos días, señorita...— habla el hombre pero se queda en media oración.

—Blake.— extiendo mi mano —Amanda Blake.

Observo como el hombre que está frente a mí y el que se encuentra detrás de él, a un lado del auto, cambian sus expresiones serias a una de sorpresa, y luego se inclinan ante mí.

—Oh, princesa, no teníamos idea de que era usted. Disculpenos.— habla apresurado el chico de atrás.

—Tranquilos, no se preocupen.— les digo y ambos dejan de inclinarse —No estoy todavía acostumbrada a este tipo de cosas.— me quito los lentes y sonrío.

Ambos asienten.

—Soy Lysander Way y él es mi hermano Andrew Way.— dice el chico que está frente a mí para luego señalar al otro castaño —Hemos sido enviados por el rey para mantenerla segura durante el viaje y mientras su estadía en el castillo.

La Princesa de los Lobos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora