Capítulo 24

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(Narra Jack)

Como supuse, la noche fue larga e intensa. Luego de tanto sufrimiento, nuestros cuerpos y almas exigieron que recobraremos el tiempo perdido. Recuperando lo que era nuestro y volviéndonos uno solo. La calidez de tener a Clary dormida en mis brazos es algo que no se puede explicar con simples palabras.

Sin embargo, aún hay cosas que rondan mi cabeza.

¿Algún día dejaré de huír y le contaré la verdad a mi hija?

Una punzada atraviesa mi pecho. Un miedo inexplicable se apodera de mi.

"Jack... ¿estás pensando en eso otra vez?" Escuché la adormilada voz de Clary, automáticamente mis pensamientos oscuros desaparecieron.

"Si... lo siento." Dije mientras acariciaba sus cabellos.

"Algún día llegará el momento. Te aseguro que ella lo comprenderá. Es sin saber que eres su padre, y te ama como si lo fueras." Dice Clary finalizando sus palabras depositando un suave beso en mi mejilla. Sonrío tiernamente. Ella siempre sabe que decir para hacerme sentir seguro.

"¿Sabes que cada día me enamoras más?" Digo observándola fijamente. Sus mejillas se tornan rosadas.

"¿Sabías que cada día me pregunto lo mismo?" Contesta sonriendo. Ahora son mis mejillas las que se tornan rojas.

"No, no lo sabía." Digo sonriendo. Ella nunca me deja quedarme con la última palabra.

Clary se levantó para ir a bañarse mientras yo decidí ir al otro baño. Entre en el, me desvestí y encendí la ducha. Esperé unos minutos a que el agua calentara y me posé bajo las cascadas salientes de aquel redondo pedazo de metal. El contacto de las gotas calientes contra mi piel me creaban una sensación de relajación. Sin embargo, en medio de mi tranquilidad una leve inquietud perforaba delicadamente mi mente. Cerré mis ojos exhalando todo el aire contenido en mis pulmones. Logré concentrarme en la sensación de los pequeños pedazos de gemas cristalizadas que recorrían mi piel, casi como si de una carrera se tratase.

La imagen de Clary herida volvió a mi mente, desestabilizando mi delicado balance. La rabia contenida finalmente explotó. Por unos segundos el agua que caía salvajemente de la ducha, dejó de tocar mi piel. Gracias al aura oscura que emanaba mi cuerpo. ¿Será que ni bañarme tranquilo podré?

Intenté calmarme, finalicé mi ducha y salí rápidamente del baño. Me dirigí a mi habitación para poder vestirme. Abrí con rabia contenida la coqueta y saqué mi ropa interior. Me la coloqué para entonces dirigirme al armario. Sin embargo, un estruendoso grito me sacó de mi pequeña burbuja aturdiendo el ambiente. Me volteé un poco asustado de que a Clary le hubiera pasado algo.

"¿Clary?" Pregunté casi asustado.

"¿Q-quién eres..? ¿Cómo sabes mi nombre?" Decía con voz temblorosa mientras ceñía con recelo aquella toalla blanca a su cuerpo.

"Cariño... soy yo Jack. ¿Por qué preguntas eso?" Dije totalmente confundido. Clary se quedó mirándome fijamente.

"Jack... ¿Qué pasó con tu cabello y ojos?" Dijo. Nuevamente la observé con confusión extrema. Me dirigí al espejo.

En efecto, ya entiendo porque su grito de terror. Casi hago lo mismo al observarme.

Mi cabello se había tornado de un blanco grisáceo y mis ojos tenían colores diferentes. El derecho era de un rojo puro, como el de un fuego salvaje. A cambio, el izquierdo era verde esmeralda, mi color natural. Pasé mis largos dedos por los grisáceos cabellos.

"Joder, me parezco a mi padre." Fue lo único que escapó de mis labios.

"¿Tu padre?" Escuché la voz de Clary a mis espaldas.

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