(Sigue narrando Guillermo)
"¿Cómo te llamas?" Pregunté tranquilamente mientras seguía dándole vueltas a mi café ya frío.
"Kuuro... ¿y tu?" Dijo al parecer interesado.
"Guillermo, es un placer."
"El placer es mío, Guillermo."
Contestó de manera más coqueta. Creo que he apuntado al lugar correcto."No pareces estar muy contento, ¿acaso un corazón roto se encuentra en tu pecho?" Me dice el curioso chico frente a mi de manera descarada. Le sonrío tristemente.
"Más que un amor no correspondido, una amistad pérdida es lo que realmente me destroza." Digo desganado. Lágrimas amenazaban con salir huyendo de mis ojos.
El tal Kuuro se levantó extendiendo su mano hacía mi persona.
"Acompáñame."
Lo miré un poco sorprendido, sin embargo en cuestión de segundos me levanté siguiéndole en silencio. Salimos del restaurante de comida rápida. Este chico confiaba demasiado en mi para apenas haberme conocido.De que hablo, si yo también estoy siguiendo a un extraño.
Caminamos en silencio, por unos 15-20 minutos. No era un silencio incómodo...
¿A quién engaño? Era un silencio jodidamente incómodo. Además de que me estaba congelando, joder. Solo, específicamente cada minuto con 30 segundos, me brindaba una mirada. Debo admitir que eso es lo único que me mantiene siguiéndole. Sus ojos me obligan quedarme hipnotizado en ellos. Ese color carmesí casi llegando a rojo me enloquecía. Sus ojos medio rasgados y su piel morena clara. Su cabello era lo único exótico de el para ser honestos.
"Llegamos." Mencionó de repente con voz gruesa. Internamente agradecí que hubiéramos llegado de una vez.
"Es un lugar agradable." Dije con honestidad. Kuuro simplemente siguió su camino. Observé cómo se dirigía a la chimenea y la encendía.
"Acércate, debes tener frío." Dijo colocándome unas almohadas en el suelo para que me sentara. Obedecí a su llamado y me senté justo a su lado. La calidez del fuego era totalmente reconfortante.
"Ahora, explícame, ¿qué hace un chico extranjero como tú en un lugar como este?" Le observé sorprendido. Nadie, jamás, ni siquiera Karry había notado que no soy realmente español.
"Posiblemente llevo más tiempo aquí que tú." Sonreí, hice referencia a sus rasgos asiáticos.
"Me gustan las personas detallistas. ¿A que no adivinas de donde vengo." Dijo en tono retador. Este chico desea ponerme a prueba.
"Corea del Sur, es obvio." Dije sonriendo. El se quedó atónito por mi rápida respuesta.
"Cualquier otra persona me diría chino." Dijo con una media sonrisa.
"Eso es ofensivo, existe una gran diferencia entre ustedes." Dije sintiéndome más cómodo con la conversación.
"¿Acaso tienes un fetiche por los asiáticos?" Reí por su descarada pregunta, definitivamente este chico, no conoce de vergüenza.
"No, simplemente considero su cultura interesante. Además, los coreanos son realmente guapos." El me sonrió mientras algo brillaba en su mirada.
"¿Podría decirse que me consideras guapo?" Lo sabía, no se le escapa una. Esto es demasiado entretenido.
"Si quieres verlo de esa manera, adelante, no te juzgo." Dije guiñándole un ojo. Juro que por unos segundos el chico se sonrojó.
Esto se vuelve cada vez más interesante.