CAÍDA LIBRE ©

Érase una vez... Vamos Sharks!

Will

Todo comenzó la mañana del 4 de octubre; además de los exámenes del primer cuatrimestre, se inauguraba la temporada deportiva. Todos, como buenos y apasionados americanos, vivíamos el deporte con absoluta devoción. En nuestro caso, el equipo de natación y de fútbol americano eran los más seguidos e importantes. Ambos lucharían este año por su cuarto trofeo como ganadores estatales en Massachusetts.

Nada más levantarme aquella mañana, recibí varios mensajes de Evan:

(04/10/2020 – A las 6:35AM): ¡TODOS CON LOS SHARKS!

(04/10/2020 – A las 6:36 AM): GANAREMOS A LOS MARINE BEASTS, ¿VENDRÁS ESTA TARDE?

En ellos, demostraba lo entusiasmado que estaba por empezar las competiciones. Aunque no era el capitán del equipo, apoyaba a todos sus compañeros con muchísimas ganas y entrega, y eso, sin lugar a dudas, era otro punto a su favor.

Aquel día, por culpa de una urgencia imprevista, mi madre tuvo que salir antes de casa, y llegué al instituto a las siete, una hora antes de que empezaran las clases.

(¿Pero no abría a esta hora?) - pensé molesto.

Tiré varias veces de la puerta para comprobarlo, e incluso, miré a través del cristal.

-Hey – escuché a lo lejos - ¿quieres estudiar? - me preguntaba una chica mientras se acercaba dando... ¿saltos?

-Hola, soy Will, encantado – dije al darle un beso en la mejilla.

-Igualmente, me llamo Victoria, aunque todos me llaman "Vicky" - dijo con una increíble energía para ser tan temprano.

- ¿Sabes por qué no han abierto aún? - pregunté mientras caminábamos en la dirección contraria.

-Morgan siempre suele llegar tarde y no abrir a la hora, te acostumbrarás– decía con una efusiva sonrisa.

Finalmente, y tras idas y venidas, me contó que había un aula abierta para aquellos que llegaban temprano, una especie de grupo de estudio en el que trabajar, parecía muy práctico.

A pesar de que fuera una buena alternativa, Vicky no paraba de hablar, por lo que terminé por rendirme y conversar con ella en la cafetería:

- ¿Estás emocionado por el comienzo de la temporada? - me preguntó mientras esperábamos por nuestros chocolates calientes.

-No mucho, no es que sea muy aficionado de los deportes, aunque sí que apoyo a los equipos del St. Nicholas.

-Yo también, me encanta el ambiente que se respira antes de los partidos: todos juntos, apoyando a los nuestros. Me gusta muchísimo ir a todas las competiciones, este año no me perderé ni uno.

Cada instante que pasaba con ella me quedaba más claro lo poco que nos parecíamos: era radicalmente positiva, incluso recién levantada; alzaba la voz, por no decir que gritaba, constantemente; hasta el punto de que te doliera la cabeza. Lo que no podía obviar era su exótica belleza: tenía la piel bastante oscura, el cabello muy largo y negro y debía alcanzar un metro setenta y cinco de estatura sin problema; lo que más me sorprendían eran sus ojos, que rozaban el negro azabache. En resumen, guapa, pero.... con una belleza poco convencional en América del Norte.

Justo cuando pensaba en ello, me percaté de que se había levantado de la mesa; estaba hablando con el entrenador del equipo de natación, Ryan, si no me equivoco.

Tras unos segundos vino hasta mi con una caja y más contenta que nunca:

- ¿A qué no sabes la cosa tan divertida que se me acaba de ocurrir? - dijo mientras se sentaba y abría con fuerza la caja.