De tal palo tal astilla.

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Madre e hija emprendieron su viaje en carretera para salir del añejo pueblo, claro, después de haberle estafado la gasolina a un pobre desdichado.

Durante el trayecto, Valka miraba cada cierto tiempo a su hija, aquella rubia que había osado desafiarla en el plan de engaño con Stoick. ¡Cuánto había crecido su niña!

Astrid Hofferson, de 19 años en realidad, orgullosa y hermosa era lo único que tenía.

Había quedado embarazada a los 20 años, como toda ilusa enamorada creyó que formaría una hermosa familia con el hombre que amaba, pero se había equivocado. El padre de su hija no había sido más que un desgraciado, que la negó así como a su pequeña y se fue con otra mujer. Una dura lección para Valka, que prometió que jamás ningún hombre la lastimaría y tampoco dejaría que lastimaran a su hija.

Pasando por diversas adversidades se encontró con una buena mujer que le enseñó el arte de estafar a los nefastos hombres, y para cuando Astrid había cumplido 5 años, ella ya era una experta en el negocio; no había sido fácil, inicialmente había empezado como su hija, su patrona, llamada Gothi, era la que llevaba el rol de la esposa mientras que ella era la encargada de engatusar a los recién casados, sin la necesidad siquiera de dar el tesorito.

Durante sus años de aprendizaje, también enseñó a su hija a no dejarse de los hombres y está aprendía con gran facilidad. A los 6 años, Astrid era capaz de quitarle los caramelos a los niños con un sólo golpe; a los 10 años la niña aprendido a conseguir obsequios y que le hicieran la tarea sólo con palabrerías y cursilerías, a los 15 podía quitarle a cualquier jovencita el novio y poner a los chicos a sus pies. A los 18, pidió ser su socia para seguir estafando a los hombres, ahorrándole así a Valka el tener que contratar actrices.

Su hija tenía una buena vida; con engaños conseguía comida extravagante gratis, invitaciones a lugares exclusivos, transporte gratuito, celulares, ropa y todo lo que ella quisiera. Se había hecho una persona exigente y con gustos específicos y no toleraba la crítica y era muy muy intolerante. Eso le había dado una actitud arrogante pues era obvio que la alumna superaba a la maestra, o eso era lo que ella creía, pensaba Valka.

— ¿Y cuánto fue? —preguntó Astrid encendiendo un cigarrillo.

— ¡No fumes en mi nuevo auto! —regañó Valka arrebatándoselo y tirándolo por la ventanilla.

—Ni que fuera un Lamborghini... ¡anda! Dime... ¿cuánto nos ganamos?

—$80, 000 dólares. —Mintió, sabía que si le decía la verdad su hija podría derrochar todo en un segundo.

— ¿80, 000 dólares? —gruñó Astrid a punto de hacer una rabieta. — ¡¿4 meses en ese asqueroso motel que ni siquiera tenía cable para $80,000 dólares?! Estás perdiendo el toque ¡madre!

—Tú sabes cómo es el negocio, tiene sus bajas y altas...—contestó Valka tranquilamente.

— ¡Te dije que necesitábamos algo bueno ya que quiero hacer mi vida sola!

Era cierto, Valka recordó que a su caprichuda hija se le había metido en la cabeza hacer su vida y hacer fraudes por cuenta propia.

—Astrid, cálmate y disfruta del panorama... enojarte te remarcará tu horrible ceño fruncido.

— ¡No madre! Me prometiste que me dejarías ir... así que no me importa si te quedas sin nada ¡pero quiero mi parte! Lo suficiente para que pueda empezar sola. ¡Me lo merezco!

—¡qué vas a empezar sola ni que nada! No tienes aun las habilidades suficientes.

—Ese hombre Stoick cayó. —sonrió victoriosamente.

—Stoick era predecible... cualquiera lo pudo haber hecho. —despreció Valka .

—Madre, no pongas excusa y sólo dame lo que ¡pertenece!

Viendo que no habría manera de convencerla, a Valka no le quedó de otra que aceptar.

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—¡¿Cómo que no hay dinero?! —exclamó Valka cuando en el banco le dijeron el monto total de sus cuentas.

—Eh.. Señora el banco se cobró automáticamente de sus ahorros lo acumulado de sus impuestos atrasados. —trató de explicar el relajado empleado del banco.

—¡No pueden hacer eso! —exclamó Astrid ofendida.

—Claro que podemos.

Otra voz se unió a la conversación, detrás de ella había una ancianita en traje elegante que tenía porte abogada o policía, que en realidad era una fiscalista y experta de impuestos.

—Debido a la falta de presentación de sus impuestos se le hizo cargo automático, y den gracias a los dioses que nos le pidieron cuentas de cómo obtienen sus ingresos. —Insinuó malévolamente.

Valka calmó su drama al detectar la amenaza, no le convenía provocar a la mujer, pues 4 matrimonios fallidos en menos de 2 años no se verían bien en una demanda.

Al final no le dejaron más que $10, 000 dólares de los que podía disponer como ellas quisiera.

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—Bien, aquí van mil, dos mil, tres mil, cuatro mil y cinco mil...—contó Valka el dinero para entregarlos en manos de su muy furiosa hija, cuya cuenta también fue confiscada por falta de pago de impuesto. —¡Que te vaya muy bien!

Valka subió a su auto fingiendo abandonarla, aunque por sus adentros se encontraba contando lentamente hasta 10 pues sabía que...

—¡Está bien! —gruñó Astrid subiendo al auto con ella.

La mujer sonrió para sí misma, conocía a su pequeña ambiciosa, no se arriesgaría a empezar su lujosa vida con tan poco dinero.

—Oh, Astrid te prometo que arreglaré este problema, podemos hacer unos negocios más y reunir otra vez nuestros ahorros.

—Sólo con una condición madre. —gruñó la chica. —Ya no quiero blancos de baja calidad, si vamos a hacer esto otra vez tenemos que irnos a los grandes, yo escogeré el lugar.

—¿Qué estás tratando de decir? ¡¿Qué lugar?!

—Berk.

—¡¿BERK?! —exclamó Valka exaltada, ese lugar era un lugar exclusivo y de gente millonaria. —Astrid, conoces las reglas, ¡millonarios no!, son difíciles, no son estúpidos y cuidan muy bien sus intereses.

—He hablado madre. —amenazó Astrid sin bajar la guardia. —Berk o nada... y si no aceptas iré de cualquier manera sola.

Valka tragó saliva, no cabía duda que enseñado bien a su hija.

—Está bien.

De tal palo, tal astilla.

Continuará

ESTAFA Y PREJUICIO (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora