Un beso legal nunca vale tanto como un beso robado.

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CAPÍTULO 6: Un beso legal nunca vale tanto como un beso robado.

Astrid seguía aburriéndose en el bar, no dejaba de mover la pierna mostrando la desesperación que causaba que Fishlegs Ingerman no se apareciera por aquella puerta.

—Su bebida, señorita.

Bufó al escuchar la voz del cantinero, todavía no se olvidaba de la vergüenza que la había hecho pasar, no quería ni verlo, pero este se mantuvo parado frente a su mesa. ¡¿Qué esperaba?! ¿Qué le diera as gracias por su atención? ¡Bien, lo haría!

—Gracias, ya puedes irte. —dijo con desdén.

—Eh... son 3.95 dólares. —cobró el cantinero.

¡¿Qué?! ¡¿Ese era el motivo por el cual se había quedado?! Astrid hervía como un caldero, era la segunda humillación que pasaba y el marcador iba cantinero 2 Astrid 0, y odiaba perder, pero no por mucho. Ella siempre ganaba.

Se giró al cantinero con una sonrisa (muy bien actuada) y sacó una moneda.

—Cara te pago, escudo tú me la regalas. —negoció.

—Eh... yo no puedo hacer eso. —titubeó ahora Hiccup.

—oh, vamos... sólo un jueguito. —insistió con una inocente sonrisita.

El castaño bufó, no le quedó de otra y aceptó el juego de la rubia. Astrid, totalmente adiestrada en el arte del engaño de la moneda la lanzó al aire, tenía un movimiento que hacía que su jugada siempre cayera en escudo.

—Oh... escudo, lastima... perdiste. —finalizó con una sonrisita.

Fue tan contagiosa que incluso hizo sonreír a Hiccup, este aceptó decentemente su derrota y se retiró sin más. En el momento en que se fue, Astrid regresó a su otra faceta de frustrada, pues el tiempo se le acababa y Fishlegs no se aparecía.

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—Vaya Hiccup, logró sacarte la bebida gratis, sigue así y pronto será tú esposa. —bromeó su mejor amigo Tannlos al que apodaban de cariño Toothless.

—No es para tanto. —rio Hiccup observando a la chica, era un hombre después de todo y se le hacía muy atractiva. —Se ha de sentir frustrada porque vino sola está noche.

—Sí claro, es una flor delicada buscando a su príncipe. —opinó Stormfly observando a la rubia, la cual se puso de pie para ir a la máquina que vendía cajetillas de cigarros, cuyo producto se le atoró después de haberle metido dinero y que posteriormente golpeó con agresividad para saliera.

— ¡Aja! ¿Flor delicada? —opinó Toothless al ver que casi desecha la máquina.

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Nada salía bien, casi los cigarrillos tampoco salían, pero cuando ya tuvo su paquete de inciensos tranquilizadores todo pareció mejor pues Fishlegs Ingerman por fin había llegado, de inmediato cambió su cara de amargura y le sonrió al regordete, este en respuesta le sonrió de vuelta y enseguida la ignoró para sentarse en una de las mesas, donde Hiccup también lo atendió y lo saludó con familiaridad.

Hasta el cantinero tenía una mejor relación con su objetivo; Astrid trató de pensar con claridad, él regordete era un hombre mayor a ella, lo que le hizo pensar que tal vez su madre tenía razón y los hombres mayores buscaban mujeres mayores, estaba en problemas; sin embargo vio un cartel de primero auxilios, las instrucciones en caso de ahogamiento. Una idea cruzó por su mente, si no podía conquistar al hombre intentaría con el médico.

ESTAFA Y PREJUICIO (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora