Seis.

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Me desperté al escuchar el celular, lo tomé y eran las ocho de la noche. Tenía cinco llamadas de mi madre y tres mensajes diciendo que no venía a casa a cenar, que tenía una reunión de trabajo. 

Cuando baje, Pablo y Cameron se encontraban jugando a los vídeos juegos, estaban muy concentrados. Fui a la cocina y busque entre los imanes de la heladera el numero de la pizzeria. Aproveche esos cuarenta minutos de demora para ir y darme un baño. Me puse algo más cómodo y me puse a leer un poco un texto para la facultad. 

Cameron entro por la puerta de la cocina y pidió permiso para sacar el jugo de la heladera, ya que Pablo se había ido a dar una ducha. Le dije que se sirviera lo que quiera, mientras seguía con mi mirada en el texto. Leía sin entender nada, solo leía pero mi cabeza estaba en cualquier lado. Cameron tomo un poco de jugo y salio de la cocina, cuando note que salio, levante la mirada y mire hacia la puerta. Quede como una idiota temprano, comportándome así por unas simples fotografías. Quede como una nena delante de Cameron lo único que pasaba por mi cabeza era ¿que habrá pensado Cameron de mi? ¿Que soy una niña? ¿Que soy una tonta?

A los quince minutos tocaron timbre, cuando me dirigí a la entrada Pablo se encontraba solo en el living también leyendo un par de textos, mire alrededor disimuladamente para ver si aparecía Cameron, pero no. 

- Vamos a comer Pablo - dije y volví a la cocina. 

- No doy más del hambre - dijo Pablo entrando y tomando una porción.

- Yo también muero de hambre - dije pero me levante a buscar los vasos y el jugo de la heladera. 

- Cameron tuvo que salir rápido... no entendí que me dijo antes de irse. Una lastima, el que es fanático de esta pizzeria - agrego mi hermano. 

- ¿Algo malo? - pregunte. 

- No sé, en un rato lo llamo. No lo quiero molestar - dijo Pablo. 

Comimos en silencio, me pase toda la noche pensando que le habrá pasado a Cameron, porque se fue así, tan rápido, sin decir nada. Cuando entro a la cocina a pedir jugo no me dijo nada, siempre algo me preguntaba cuando iba a casa, pero esta vez no. Recordé mi comportamiento en la tarde y me sentía una tonta. 

Luego de que terminamos de cenar, levante las cosas y me fui a mi habitación. Me mire al espejo como a la tarde pero no me veía igual, me veía con otra cara, con otro color. Me veía como una tonta mirándome frente al espejo. 

Me acosté. Sentí como las lagrimas invadían mi rostro, mire a mi alrededor y lo único que tenía eran cuatro paredes. Deje que el silencio sea mi compañía hasta que me dormí. 

Eran las cinco de la mañana cuando me despertó la misma pesadilla de siempre. Hace mucho días que no la tenía, pero volvió. Fui hasta el baño y me moje la cara. Y como era normal iba hasta la habitación de mi hermano, y ahí estaba durmiendo. 

No me pude volver a dormir, así que aproveche para seguir con la lectura del texto. Me había levanto bien dentro de todo, y con todas las pilas para afrontar un nuevo día. 

Cuando baje a desayunar, mi mamá y mi hermano ya estaban desayunando. Hablaban de algo, pero cuando entre dejaron de hacerlo y empezaron hablar de otra cosa. Me di cuenta, Pablo siempre se pone nervioso cuando habla de algo y tiene que cambiar de tema rápidamente. Los mire pero no les pregunte nada, por primera vez, no me importaba que me estén ocultando algo. Me hice la que no me di cuenta y me senté a desayunar. 

- Tu hermano me contó lo que paso ayer - dijo mi madre mirándome.

- ¿Que paso? - pregunte haciéndome la que no entendía nada. 

El amigo de mi hermano - Cameron DallasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora