El amigo de mi hermano - Cameron Dallas

Diez.

No me saque en todo el día la imagen de los dos en la cocina basándonos. Aún me resulta extraño todo esto, pero cada vez que recordaba lo que pasaba me gustaba un poco más Cameron.

Me recoste en el sillón a mirar una película mientras comía palomitas. Pablo con todo el dolor de cabeza se fue a visitar a un amigo. Mi mamá, tenía doble turno en el trabajo así que disfruté de la soledad.

Alguien tocó el timbre. Cuando abrí, me lleve una hermosa sorpresa.

- Ana - dijo Ignaci mientras sonreía.
- Ignaci - susurre - ¿qué haces acá?
- vine a verte... - respondió - hace mucho que no se nada de vos.

Me corrí a un costado de la puerta y dejé que pasará. Ignaci paso enseguida, y se dirigió a la cocina como lo hacía siempre que venía cuando estábamos juntos. Le serví algo para tomar y un pedazo de torta que había quedado del cumpleaños de Pablo.

- ¿Qué es de tu vida? - preguntó.
- Nada - contesté - por empezar fotografía.
- ¿Fotografía? - preguntó curioso - ¿desde cuando te gustó la fotografía?
- Siempre me gustó, sólo que vos nunca te diste cuenta. Siempre pensaste en vos y en nadie más. Vos, vos y vos.
- Ana - dijo agachando la mirada - te pido perdón por todo eso. No quería que pasé eso en la relación..
- Pero pasó - estaba furiosa - y es la primera vez que puedo hablar bien con vos al respecto de esto. Siempre evitaste una charla. Tuve que dejarte por mensaje.

Ignaci no dijo más nada. Se quedó callado. Me levanté para dejar las cosas sobre la mesada cuando tocaron el timbre. Cuando abrí la puerta, ahí estaba Cameron parado, sonriendo.

- Cameron - dije. Me puse nerviosa al saber que Ignaci se encontraba adentro.
- Hola Ana.
- Ana - dijo Ignaci acercándose a la puerta - ah hola... soy Ignaci.
- Soy Cameron - el me miró a mi - ¿Está Pablo?
- Ya debe estar por venir... pasa y esperalo.
- No te preocupes, vengo más tarde - contestó Cameron con mala cara.

Cameron fue hasta el auto, se subió y se quedó ahí sentado con su celular. Ignaci lo miró unos segundos y luego me miró a mi. Volvió a pedirme disculpas pero sólo le pedí que se marchará. Ignaci se fue.
Me quedé parada mirando hacia el auto, Cameron no dirigió la mirada en ningún momento hacia mi. Saqué la llave de la puerta y fui hasta el auto.

- Cameron - dije golpeando la ventanilla - ¿Queres pasar? Pablo ya debe estar por llegar.
- No te preocupes - dijo y puso el auto en marcha.

Me aleje del auto para que pueda salir tranquilo. Me di media vuelta y me fui adentro. Di un fuerte portazo y me puse a limpiar las cosas que había usado. Estaba de mal humor.

A los diez minutos, Pablo pasó por la puerta junto a Cameron. Mientras ellos hablaban decidí ir a mi habitación y dejarlos solos.

Me tiré en mi cama y mi cabeza no dejaba de pensar. ¿Quién era el para besarme y luego ofenderse? Tenía bronca y a la vez me sentía una estúpida. Volví a caer en el jueguito que hacen los hombres. Buscan lo que quieren y luego son otra persona. Dejan de hablarte, automáticamente se olvidan de vos, o directamente ya están coqueteando con otra persona.

- Hombres - dije furiosa y me levanté para acomodar el lío que había en mi habitación.

Pero todo era más fuerte que yo. El beso volvía a mi mente, volvía a sentir sus labios en los míos. Volví a sentir esa sensación de mariposas en la panza en el momento que me tomó del brazo y me llevó hacia el.

Pablo golpeó mi puerta y me pidió permiso. Le dije que podía pasar y me preguntó si quería ir a cenar.

- Ira Laura también - dijo contento - Quiero que vayas.
- No tengo muchas ganas - conteste - además es tu salida con Laura.
- Por favor - dijo y me regalo un puchero. Pablo sabía que eso me podía realmente.