Diecisiete.

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Toque el timbre del departamento de Cameron, escuche como grito que ya abriría. Mientras esperaba saque mi celular y le avise a mi madre que había llegado bien. Luego guarde el celular en la mochila y no pensaba sacarlo de ahí, me gustaba disfrutar de la compañía de Cameron.

- Hola hermosa - dijo Cameron apenas abrió la puerta.

- Hola - dije que enseguida me beso. 

- ¿Como estas? - pregunto cerrando la puerta. 

- Bien ¿vos? - conteste y deje la mochila en el sillón. 

El me miro y sonrió. Con eso me dejo en claro que se encontraba bien. Mire su pequeña cocina y estaba llena de bolsas de mercado.

- Fui al mercado a comprar - dijo - No tenia nada en casa, y quería hacerte una rica comida. 

- ¿Vos cocinar? - pregunte y me acerque a el. 

Enseguida me cubrió con sus brazos. Nos quedamos un buen rato así, era mi parte favorita del día cuando estábamos abrazados, en silencio. Me encantaba cerrar los ojos y disfrutar de el, sentir como su perfume se quedaba en mi ropa, y sentir su mano recorrer mi espalda. 

Cameron cocino algo sencillo. Vimos una película y tomamos helado. Luego apagamos la tele y hablamos mucho. 

- Quiero recorrer el mundo - dijo antes de dar el ultimo bocado - es un sueño que tengo de chico. 

- Hagamoslo - le dije tan segura. 

- ¿Lo harías? - me pregunto mirándome a los ojos.

- Claro que si - respondí. Me levante a buscar un poco más de jugo - Me encantaría, podría sacar muchas fotos - él sonrió - ¿que pasa?

- Me gusta esto, poder soñar juntos. Estar juntos - dijo. 

- ¿Donde estuviste todo este tiempo? - le pregunte sentándome devuelta.

- Creo que nos cruzamos en el momento justo, fue el destino, vos justo dejabas a Ignaci - dejo los cubiertos sobre el plato y lo aparto para apoyar sus brazos en la mesa.

Me cambio la cara, y creo que el se dio cuenta enseguida. No me gustaba cuando el nombraba a Ignaci, pero el siempre algo tenia que decir de él. Me levante y me senté en el sillón, prendí la tele y busque una película. Sentí ruidos de plato, me di vuelta y el estaba levantando la mesa. Se había quitado la remera, me quede mirándolo un buen rato. No podía negar que tenía un hermoso torso, un hermoso cuerpo. Sus brazos se marcaban cada vez que hacia algo de fuerza. Me levante y fui a lavar los platos, el se quedo parado al lado mio mirando. Nadie decía nada. 

Sentí como me abrazo por atrás. Sus manos apoyadas en mi vientre, me beso en el cuello y me repitió más de una vez que me quería. Termine de lavar y me di vuelta. Sus ojos brillaban más de lo normal, su sonrisa siempre estaba presente. 

Esa noche, fue nuestra noche. La primera vez que estábamos solos, sin miedo que alguien golpee la puerta. Nunca me había sentido tan cuidada, sus manos recorrían cada parte de mi cuerpo, su respiración chocaba con la mía. Su perfume seguía allí. Mi mano subía y bajaba por su espalda. Eramos solo él y yo. 

- ¿Cameron? - pregunte cuando me desperté y no estaba en la cama.

Me levante, me puse mi ropa y salí de la habitación. No estaba en el baño, ni en el living. Su departamento era chico, así que no estaba en el. Busque mi celular en la mochila para llamarlo pero justo escuche que alguien ponía las llaves en la cerradura. 

Cameron apareció apenas se termino de abrir la puerta. Estaba tan hermoso. Llevaba la remera blanca, la reconocí enseguida, la remera que llevaba el primer día que lo vi. 

El amigo de mi hermano - Cameron DallasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora