Primeros días de vida.

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Al otro día del nacimiento de Oliver, Julie fue dada de alta y mandada a su casa junto con su hijo por orden del médico.

Más allá de que ella y Miles contaban con su propia casa, prefirió pasar los primeros días de vida del pequeño en la casa de sus padres, ya que el año escolar no había acabado. 

Las cosas no eran fáciles, tener un bebé puedo ser una sensación hermosa, pero requería dedicación, esfuerzo, sacrificio y sobre todo, tiempo. 

Faltando semanas de clases para que empezara el verano, la vida de cada estudiante de fin de curso cambiaría.

Muchos de ellos se mudarían, se alejarían de sus familias, y empezarían una vida de universidad y responsabilidad.

Los últimos exámenes para Julie habían sido muy difíciles. Muchas veces quería sólo quedarse con Olí en brazos o darle el pecho, observarlo todo el día, pero sabía que era su deber terminar la preparatoria. No sólo por ella sino por el futuro de lo que ella llamaba ya su "familia".

Derek iba a casa de Julie todo los días, a veces se llevaba a Oliver a pasear, otras sólo jugaba con él en la cama de Juls mientras ella estudiaba en su escritorio, todavía no se lo podía llevar, porque tomaba su leche materna, y mientras ella pudiera iba le iba a seguir dando siempre.

A la mañana de colegio, Julie se levanta como siempre, con ojeras después de su intervalo. Por lo general a las 4 de la mañana, cuando Oliver lloraba desesperadamente por la leche de su madre, luego de media hora de comer, descansaba en la falda de su madre mientras ella lo mecía de un lado a otro, un minuto y caía dormido, y ella no podía resistirse en dormir con él apoyado en su pecho.

Los padres de Julie se encargaban de cuidar al pequeño en la mañana.

Había veces que Julie regresaba y se encontraba con que la madre Derek se había llevado a Oliver, o que Erin, que había salido antes de su colegio, venía a cuidar a su sobrino, así como las cantidades de veces que alguno de sus mejores amigos venía a cuidar al pequeño.

Luego de dos semanas de arduos exámenes, el gran día para todos había llegado. Era el día de la graduación y todos los chicos lucían sus togas, color azul con detalles en dorado para recibir su título de finalización de ciclo.

Era un día muy emotivo, no sólo el hecho de finalizar una etapa de la vida que nunca más vivirían y ni se olvidaría. La vida cambiaba, no se iban a ver tan seguido. Cada uno seguiría su destino y conocería nueva gente, pero sabían que nunca se iban a romper los lazos que había hecho a los largos de todos esos años.

Para cada uno de este grupo de amigos, este año había sido movilizador, como si cada uno hubiera llevado y sufrido cada cambio que tuvo Julie, cada uno había madurado y crecido.

Ahí estaban todos sentados, mientras Andy, elegido por sus compañeros, despedía a cada egresado 2016.—...No se olviden que en esta vida siempre nos vamos a sorprender, siempre nos vamos asustar o querer acobardarnos, tomen sus miedos como algo que tengan que superar cada día. Nada es demasiado bueno o malo y casi todo en la vida tiene solución. Tal vez algo que ocasione mucho dolor de cabeza al principio, meses después será el hecho más bello de su vida —mira al frente y localiza a Julie con Oliver en brazos—. Cada uno de ustedes pueden ser lo que quieran que se propongan, arriésguense, juéguense por lo que quieran, sigan sus sueños, sean médicos, abogados, jardineros, estrellas de rock —todos se rieron ante su emoción—. O madres o padres —dice más calmado mirando a sus amigos—. Pero siempre, siempre sigan a sus corazones. ¡Adelante promoción 2016! ¡Qué el mundo abra paso porque somos grandes y vamos a arrasar! —finalizó un emocionado Andy, mientras cada uno de sus compañeros se ponían de pie y aplaudían.

¿Y si fue un error? | Finalizada. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora