Capítulo 25: Especial Sasuke 2, Porque te amo

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El aire fresco de la noche peinaba rebeldemente su cabello, el cielo estrellado, que en gran parte era tapado por majestuosos arboles solo dejaban pasar una débil luz para ver lo suficiente. Esa noche no se veía la luna, al parecer estaba tímida y no dejaba caer ninguna gota de luz para aclarar más el lugar. Para la suerte de él, la fogata aún permanecía prendida, seguía con algunas llamas danzantes que brindaban apoyo a su visión. Había sido un largo día, y aunque a él no le gustara admitirlo estaba cansado y su cuerpo le daba las gracias por haberse detenido para descansar por la noche.

El Ulular de un cercano Búho se hacía escuchar en el lugar, el azabache con el ceño levemente fruncido, miró a donde creía que provenía el molesto sonido y sigilosamente lanzó una pequeña piedra sin mucha fuerza en la oscuridad. A los segundos después, de entre las ramas de los arboles unas gruesas alas de un búho viejo se hicieron ver por unos instantes, ya que el ave salió volando a toda prisa del lugar dejando caer varias hojas a su paso. Al fin, después de eso el bosque estaba relativamente en silencio, salvo por el canto de los grillos, aunque aquel sonido era soportable para Uchiha. Ya habían pasado un par de horas que se había dejado caer sobre una manta, de hecho se preguntaba cómo es que el fuego seguía prendido si eran cerca de las 4 am, pero aquello era lo que menos le preocupaba. Se sentía un poco extraño, había estado varios días en Konoha, que volver a lo rural se le hacía un tanto ajeno. Se le llegó a olvidar lo cruda que puede ser una noche en el bosque, e inconscientemente extrañó, por cortos segundos, la cama en la que dormía en la aldea.

Sasuke suspiro pesadamente y se envolvió con la manta que tenía encima de él, no había querido meterse en el saco de dormir ya que hace mucho tiempo que no usaba algo así, por eso, solo tomó una manta y ahora la usaba para espantar el frio que comenzaba a invadirle el cuerpo

La fogata después de unos minutos se apagó sin avisar, y ahora el lugar solo era alumbrado débilmente por las cenizas que quedaban, el frio se hizo notar más y el azabache se preguntó si ella estaría bien con la baja temperatura que se instalaba en el sector. Vio al frente de él, cruzando la extinta fuente de calor y agudizó la mirada, la cabellera rosa de la chica permanecía tranquila y por lo que pudo notar, su rostro estaba sereno. Sakura estaba profundamente dormida. Con solo ver lo cómoda que ella parecía le dieron ganas de meterse en el saco que tenía al lado, pero desecho la idea de inmediato, sabiendo que se hartaría de él a los minutos de estar adentro. No le gustaba sentirse prisionero de algo, y el saco de dormir le daba esa sensación, así que prefirió dejar de pensar en eso y volvió a dirigir su mirada a la chica que yacía dormida. Seguía encontrando increíble lo que estaba sucediendo, hace menos de dos días él había vuelto a salir de Konoha para seguir con su viaje de redención, pero las cosas no salieron como lo tenía planeado, ya que no se esperaba la fuerte actitud de la chica exigiéndole que le dijera en aquel momento que significaba ella para él. Aun no salía de su mente los jades ojos de la pelirrosa llenos de determinación, Sasuke sabía que si en aquel instante él hubiera mentido, ella no le hubiese creído... Dijo la verdad, aquella verdad que tenía mucho tiempo metida en la mente. Sinceramente al decirlo se sintió un tanto aliviado, pero cuando vio la sorpresa en las caras de sus amigos y del Hokage, se arrepintió de inmediato de haberlo dicho. ¿Qué le había ocurrido en aquel momento?, Había hablado tan libremente sin preocuparse de que los demás estuviesen allí. No podía entender que fue lo que le provoco Sakura para que soltara sus pensamientos sin pudor. Sintiéndose enojado consigo mismo, el pelinegro soltó un pesado suspiro que sonó en el lugar. ¿Qué era lo que ahora estaba haciendo?, Después de su confesión tan repentina en la entrada de Konoha, Sakura se había puesto completamente feliz pero, sin dejar su determinación de lado, le dijo que quería acompañarlo en su viaje. Aquella petición había sido una completa sorpresa para él, que no logró ocultarlo y lo plasmo en su rostro. El pelinegro se negó de inmediato volviéndole a decir que él hacia este viaje por sus pecados, ella no tenía nada que hacer junto a él, pero al ver lo decidida que la pelirrosa estaba no fue capaz de seguir hablando, ya que ella le advirtió que si él se iba sin su compañía nuevamente, Sakura renunciaría a él por completo. En aquel momento un silencio se había formado en el lugar, y el azabache pensó en la amenaza que ella le dio y no entendió porque le afecto tanto, cuando logró despejar su mente pudo ver como Naruto sonreía y como Kakashi dejaba descansar sus hombros, ¿Acaso ellos le leían la mente?... No fue capaz de negarse y le dijo a Sakura que podía viajar con él, ya que sabía que ella no se iba a rendir hasta que él aceptara. Y así fue como los dos (después de los consejos y advertencias del Hokage y de los gritos de despedida de Naruto) salieron juntos de la aldea sin haberlo planeado. Hasta parecía que, lo que le dijo días atrás a la pelirrosa en su departamento, jamás hubiera ocurrido.

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