Cuarta parte. Capítulo 30: Determinación

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Después de un par de días navegando en el mar, el barco que los llevaba atracó en un gran puerto, como el lugar donde iban era muy popular entre la gente el lugar estaba atestado de esta. Sakura algo apurada bajo de la embarcación y en el momento que puso sus pies en tierra sonrió. No era que a ella le desagradara estar en un barco, todo lo contrario, la sola idea de abordar uno significaban futuras aventuras en la vida, pero lo que no le gustaba era permanece mucho en uno, ya estaba aburrida de pasear por el mismo lugar en la cubierta de la nave, ver las mismas caras de los hombres y permanecer sin hacer nada, aquello era frustrante, por eso cuando comenzó a ver el lugar al que habían llegado hace apenas unos minutos, sus ojos se iluminaron de una automática felicidad, al fin habían llegado a su destino y el único objetivo que tenían en mente junto al azabache era relajarse y sacarse todas las tensiones de los meses anteriores.

El puerto estaba lleno de negocios ambulantes y otros más grandes, la gente iba de un lado para otro, algunos subían a un barco y otros bajaban con todas sus cosas en mano. Varios animales de carga aligeraban las pesadas maletas de las personas, quienes usaban al animal como transporte de esta. El cielo estaba completamente despejado y las gaviotas pasaban por el aire contentas dirigiéndose a las costas del lugar; el sol pegaba muy fuerte y el clima era algo húmedo con un calor sofocante. La pelirrosa secando el sudor que se formaba en su frente suspiró, era increíble el cambio climático que había vivido, hace solo un par de días estaba completamente enferma en medio de una helada y violenta tormenta y ahora estaba con todas las energías en un agradable pero a la vez sofocante calor.

—¿Has estado en este lugar antes? —la voz del pelinegro que le llegó por detrás se hizo sonar entre toda la multitud. La pelirrosa giró sobre sus talones y vio a Sasuke con su cabello largo y curiosos ojos sobre ella, el chico no llevaba puesto su turbante ni el poncho que solía usar en su viaje, por lo que la manga negra que sobraba de su brazo derecho bailoteaba con la brisa del océano.

—Hm, si no estoy mal creo que sí, pero solo fue de paso en alguna misión—contestó ella corriéndose un mechón rosa que le caía rebeldemente sobre los jades ojos—. ¿Y tú, Sasuke-kun?

—También, solo de paso—aseguró con completa serenidad. Los ojos del Uchiha recorrieron el lugar con una expresión inalterable y ella lo imitó, a pesar de que ya había recorrido el lugar con la mirada sentía que no se quería perder ningún detalle. Como para ambos era su primera vez en el país (refiriéndose a una estadía larga) ella sonrió complacida, le gustaba visitar lugares desconocidos para ambos y así descubrir juntos las cosas que los rodeaban.

Después de unos instantes el azabache se acercó a la pelirrosa con gesto pensativo. Sakura mirando a Sasuke sintió que sus mejillas se sonrojaban y tuvo que apartar sus ojos al suelo, se quedó mirando sus botas negras nerviosa, a pesar de que ya habían pasado varios días del beso que se dieron, ella seguía cohibiendose junto a él sobre todo cuando este se acercaba mucho. "¿Que pensara sobre eso Sasuke-kun?" esa duda siempre le llegaba a su mente cada vez que recordaba aquel cálido tacto de sus labios. Desde que se habían subido al barco, el azabache no mostró ninguna señal de que su relación hubiese cambiado por aquel hecho, siempre se mostraba tranquilo junto a ella y aparte de esa vez bajo la nieve no lo había vuelto a ver sonrojado. Con un suspiro frustrado ella destenso su cuerpo, con Sasuke siempre las cosas eran así, ella sabía que a él le costaba mostrar sus sentimientos y que prefiria simular que no tenía a tener que decirlos. Además ella ya se estaba sintiendo un poco ahogada con ello, siempre todas las dudas que Sasuke hacia nacer en su interior, Sakura debía dar el primer paso para aclararlas, siempre tenia que comenzar a preguntarle sobre ello... ella también quería que él se mostrara ansioso o preocupado por lo que ocurría entre ellos, también deseaba que él estuviera nervioso junto a ella, o que preguntara cosas.

Dame tu LuzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora