21 ; sueño.

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— ¡PARA RUBIA! —finalmente gritó al sentirse un tanto incómodo por lo inquieta que estaba Micaela, realmente no quería gritarle pero se sentía con un poco de presión y esas eran una de las cosas con las que Nacho no se llevaba bien, podían tratarlo de idiota, golpearlo e incluso insultarlo pero jamás lo deberían presionar con algo o hacerlo sentir presionado.


Los labios de Micaela se tornaron un poco azules al igual que sus mejillas, Nacho no se preocupo tanto ya que aquellos cambios en la rubia eran un tanto normales, si se enojaba se volvía más rubia de lo normal y si se ponía feliz su temperatura era la normal de todos al ponernos en aquel estado.


Tomó su bata y rápidamente se la colocó antes de acostarse nuevamente en la cama ignorando por completo a Nacho, este se levantó de la misma y se sentó en el suelo para así poder mirarla pero esta como si de una niña pequeña y berrinchuda se tratase. Cerró los ojos y le sacó la lengua a Nacho.


— Lo siento.


— Me da igual... El problema es que a mi jamás me rechazaron algo en el sentido sexual y se siente raro que alguien lo haga tan solo porque es.. Virgen.


— Para todo hay una primera vez —respondió con sinceridad y fue hacía la ventana para así intentar abrir de esta pero Micaela se acercó a el y lo detuvo.


Tomó su mano y lo llevó hacía la cama para así sentarlo en esta.


— Exacto, pero yo no quiero que contigo sea mi primera vez en la cual me rechazan.


— ¿Qué?


— Mi nombre es Micaela, a Micaela nadie la rechaza —dijo con superioridad y se sentó en las piernas de Nacho haciendo que las suyas se separaran, atrapó los labios del mellizo con los suyos y cuando este ya poco a poco iba soltándose, lo acostó sobre la cama y aprovecho lo distraído que estaba para así deshacerse de su camisa.


Sus manos viajaron desde su rostro hasta su torso ya desnudo, Micaela soltó un pequeño gemido al sentir los pequeños cuadritos que se marcaban sobre el torso de Nacho. No había cosa que le pudiera más que aquello.


Así como sus besos recorrieron gran parte de su cuello y mejillas, bajo de estos hacía el abdomen del chico sintiendo como este poco a poco se estremecía con el tacto de la lengua de Micaela en aquella zona.


Si intentaba convencerlo de aquella forma ya lo había logrado.


[.....]


— Despierta idiota —gritó Ramiro y acto seguido tiró toda el agua con hielo sobre el rostro de Nacho haciendo que este diera un brinco de la cama hasta caer en el suelo.



Estaba pálido y aquello sin mencionar el gran problema que le estaba apretando en los pantalones.



— ¡Ay Micaela! si Micaela —imitó la voz de Nacho y salió riéndose a carcajadas de su habitación dejando al chico confundido.

Micaela ; nachoela ; TERMINADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora