17 ; porque te quiero.

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Sus pasos se detuvieron, estaba temblando porque sabía que lo de Nacho iba aún más allá que una simple atracción o que un momento el cual vivías y a los segundos olvidarías. Tenía miedo por el no por ella. Era raro porque a ella le daba exactamente lo mismo si los demás sufrían o no pero algo había notado en Nacho y era que el tenía un corazón que valía oro, mientras todos se iban el se quedaba. El la había salvado de ir a la cárcel, de cometer el peor error de su vida e incluso de su propio hermano.




Se sentía pésimo pero no por lo que le estaba pasando a ella sino a Nacho, Nacho no merecía la cachetada que esta le había dado el día de la fiesta, ni siquiera merecía que la rubia lo mirase de reojo o de mala manera. El era un muy buen chico y merecía todo lo mejor que a un ser humano le podría pasar pero bien decían, los más buenos son los que más terminan sufriendo.




Pensar en todo aquello hizo que pasase algo que ella nunca pensó que iba a pasar, una lagrima se escapo y cayó rendida al suelo abrazándose a si misma mientras una y otra vez se repetía lo mala persona que fue con él, sintió los brazos del chico por encima de los suyos al igual que como este intentaba abrazarla y levantarle la cabeza pero no podía dejar que lo hiciera. Nacho no podía verla en aquel estado, nadie podía verla en ese estado.




— ¿Qué sucede? —levantó finalmente su rostro y lo miro atentamente.




— Por favor vete.




— No lo haré.    




— No lo comprendo ¿por qué te quedas a mi lado? ¿por qué diablos insistes en quedarte conmigo cuando todos se van? —limpió las lágrimas de sus mejillas y sorbió fuertemente su nariz para que así su voz no se escuchase tan mal.




— Porque... Porque —sus palabras pararon por completo y miró a la rubia por última vez antes de bajar su rostro y jugar con sus dedos—, joder Micaela, yo a ti te quiero, siempre te quise.. Yo no sé cuando comenzó este puto sentimiento que juro que esta matándome porque se a la perfección que tú nunca me vas a poder ver como miras a Bruno o a Ramiro.




Su voz desapareció de la nada, Micaela se quedo completamente fría. Su mirada estaba posicionada en Nacho, en aquellos ojos que no paraban de brillar, esos labios tan carnosos y rojizos. Había notado pequeños detalles que nunca había podido ver en Nacho.



— Por favor Nacho, mírame, soy un asco de persona la cual merece que todos se alejen de ella y nadie se le acerque. No deberías fijarte en una persona tan mierda como yo, tú mereces a alguien como Flor no a alguien como yo que desde que te conoce lo único que ha hecho es insultarte y golpearte sin motivos —su llanto paró y se levantó del suelo al igual que Nacho.



— Quizás esto sea lo último que haga pero creo que el intentó valdrá la pena —Micaela no entendió absolutamente nada hasta que vio a Nacho acercarse a ella, retrocedió dos pasos y chocó con el portón que daba acceso al salón de danza, estaba acorralada por Nacho quien inmediatamente antes de que esta se fuera. Colocó ambos brazos a los lados de su cabeza y atrapó los labios ajenos uniendo de estos en un beso el cual ni siquiera tuvo movimiento por parte de ninguno.



Pero sucedió algo que Nacho no se esperaba, Micaela dio el primer paso y comenzó a mover sus labios por encima de los de Nacho, sus manos se posicionaron en sus caderas y las manos de ella sobre la nuca del mellizo y comenzó a enredar sus dedos en su cabello.



El beso paso de ser uno tierno y lento a ser uno rápido y lleno de deseo, ambos habían deseado hacer aquello y aunque Micaela lo negará también lo había deseado con todas sus fuerzas. El beso duró aproximadamente un minuto el cual para la rubia y Nacho se hizo completamente eterno, cuando se separaron Micaela bajo el rostro como si de una chica tímida se tratase y era extraño pero sentía vergüenza en aquel momento, Nacho pensaría que es una bipolar histérica que pasaba de mal carácter a buen carácter.



— ¿Y mi cachetada? —preguntó con ambas cejas elevadas y se asusto un poco al ver la mano de la chica quererse estampar contra su mejilla pero esto fue suplantado por los labios de la rubia quien dejo un beso sobre la misma haciendo que Nacho abriera su boca completamente extrañado por aquella situación.



— ¿P-por qué hiciste eso? 



— Porque te quiero —respondió segura y sin temor a lo que llegará a pasar, luego de tanto tiempo había hecho lo que su corazón le indicaba.

  




Micaela ; nachoela ; TERMINADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora