12 ; ángel.

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La noche se hizo infinita esas fueron una de las cosas que Nacho más agradeció, estaba contento no solo porque Micaela en toda la noche lo había abrazado sino porque de vez en cuando y dormida, le susurraba cosas al oído o le continuaba dando besos en la mejilla.



Cuando ambos se sentaron en el comedor a desayunar, Nacho prefirió no preguntarla a la rubia el hecho de porque aún no se iba a su casa como la última vez que estuvo en la misma. Ramiro estaba mirando atentamente su celular aunque no era tan disimulado ya que Nacho podía ver cada vez que este miraba a la rubia.



Sabía en que se basaban esas miradas y no lo permitiría, el la vio primero por lo tanto el se la quedaría.



— Así que ayer la nena se drogo —musitó sacando tema de conversación antes de dejar su celular de lado, tomar la cuchara y comenzar a comer el cereal con leche que mantenía su plato.



 — ¿Q-quien te dijo eso? —dijo sin evitar ponerse nerviosa, el hecho de que comience a sentir cosas por Nacho nunca quitarán que ella tuviese una atracción secreta por Ramiro y continuaría siendo secreta, todo hasta que dejase de ser tan tímida a su lado y se anime a hablarle de la misma forma en la que le hablaba a Nacho.


 — Nacho, no sabe cerrar la boca —al decir aquellas palabras, la rubia miro de reojo a Nacho y le dedico una mirada amenazante.


El mellizo no dijo absolutamente nada, sabía a lo que quería llegar su hermano y no haría nada, como siempre, el terminaría perdiendo ante lo que sea que estuviese planeando este.


Si, se daba por vencido tan fácilmente.


— Bueno chicos, muy buen desayuno pero yo tengo que irme al instituto ¿quieres que te lleve, rubia? —se aproximo a decir Ramiro como si hubiese leído los pensamientos de su hermano.


Esta abrió la boca de más y miro atentamente a Ramiro quien había metido sus manos en sus bolsillos como si intentase sacar algo de allí y fue así ya que saco las llaves de su auto todo con la intención de presumirle a su hermano que el si tenía moto por lo tanto no se le complicaría tanto el hecho de llevar a su chica al instituto.


— Claro —contestó emocionada y se coloco la mochila en los hombros antes de irse corriendo detrás de Ramiro, ignorando por completo la presencia del chico que le dio la mano ayer.


El mellizo soltó un fuerte suspiro y tomó los platos de estos para así llevarlos a la cocina, tomó un sorbo de su jugo y se coloco en los hombros su guitarra mientras en sus manos llevaba sus cuadernos y lo necesario para la escuela, al salir de la casa se encontró a la chica subiendo a la moto de Ramiro. Golpeó con la palma de su mano la pared y suspiro antes de darse la vuelta y caminar tal y como si no hubiese pasado nada.


[...]


En cuanto se encontró frente al instituto vio algo que finalmente lo destruyo. Ramiro había tomado de forma posesiva a la rubia por la cintura y apego sus labios a los de ella haciendo que el mellizo cerrara sus manos en un puño y su vista se pusiera por completo en blanco.


Otra vez su hermano el hizo lo mismo pero esa vez sería distinta, las cosas no se quedarían así. Nadie se robaba a su nuevo ángel y menos su propio hermano.




 



 



  

Micaela ; nachoela ; TERMINADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora