Capítulo 25

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Sus labios encontraron los míos con una suavidad que me sorprendió.
Un claro constaste a sus besos previos. Aquello era poseer y reclamar, esto era disfrutar y adorar.
La suave presión de sus labios, me quitaba el aliento mientras. Lentamente, su lengua invadía mi boca en caricias suaves. Mi corazón latía a una velocidad impresionante. A una velocidad vertiginosa. Sus manos se apoyaron en mi nuca, enredando sus dedos entre mis cabellos amarrados por el despeinado moño, atrayéndome cada vez más cerca.

Mis manos se apoyaron en su cintura mientras me dejaba llevar por el momento. Retrocedimos un par de pasos, entrando a la habitación. Wesley cerró la puerta con una mano y una sonrisa idiota se deslizó por mis labios mientras retrocedíamos entre besos hasta que mis rodillas golpearon la cama.
Wes se apartó de mí un segundo. Sus dedos largos apartaron un par de mechones de cabello que se escapaban de mi moño despeinado. Sus impresionantes y hermosos ojos verdes se posaron en los míos, ridículamente marrones y sencillos.

—¿Estás segura de esto? —preguntó.

Lo único que pude hacer fue asentir. Era consciente de lo que estaba a punto de pasar entre nosotros.

—Dilo... —la profundidad en las palabras de Wes me hizo sentir un hoyo en la boca de mi estómago.

—E-Estoy segura de esto... —tartamudeé, con la voz temblorosa por la emoción.

Una sonrisa tímida se deslizó por los labios de Wesley. Una de sus manos trabajó en el moño que sostenía mi cabello.
Mi cabello cayó, hecho un desastre, sobre mis hombros y sentí el rubor extenderse por mis mejillas y sonreí suavemente. —Es un desastre —me disculpe, señalando a mi cabello.

—Es un desastre hermoso —susurró Wes, cariñosamente, pasando sus manos por las hebras enredadas de mi cabello.

—Está enredado —hice una mueca al verlo deshacer cuidadosamente un par de nudos con los dedos.

Sus ojos encontraron los míos y una sonrisa lasciva, cargada de coquetería y promesas se deslizó por sus labios. —Voy a hacerte el amor hasta que amanezca, Rachel. —dijo en un susurro ronco y sentí cómo todo mi cuerpo se tensaba en respuesta a su promesa.

Mis manos se enredaron en su cuello y lo atraje hacia mí en un beso fiero y urgente. Un sonido ronco brotó de la garganta de Wes y su lengua invadió mi boca una vez más. No podía tener suficiente de él. Sus manos alzaron el material pesado de la sudadera que estaba usando, sintiendo sus dedos fríos contra mi piel caliente.

Una sonrisa idiota brotó desde el fondo de mi garganta y Wesley se separó de mí un segundo, mirándome con el ceño fruncido. —¿Qué es tan gracioso? —preguntó, herido.

Seguí riendo, sin poder evitarlo. —¿Te das cuenta de lo anti-sexy que luzco? —pregunté, cubriendo mi boca con mi mano.

La expresión seria de Wesley no me detenía, yo no podía parar de reír. De pronto, me atrajo hacia él metiendo sus manos por debajo de mi sudadera, sobre mi espalda, acariciándome suavemente. Mi respiración se atascó dentro de mi garganta y no hubo más risas.

Un pequeño rubor se extendió por mis mejillas cuando recordé que no llevaba sujetador. Wesley lo notó inmediatamente y deslizó sus manos por mis costados hasta ahuecar mis pechos con sus grandes manos.

Mi respiración se aceleró ante su suave caricia y mis ojos se fijaron en la mirada cargada de deseo de Wes. —Llámame loco pero, para mí, esto es increíblemente sexy. —susurró, acariciando la turgencia de mis pezones con sus pulgares.

Mis ojos se cerraron con fuerza, absorbiendo su caricia y mis manos se aferraron a sus hombros. Él deslizó sus manos fuera de mis pechos antes de tomar la parte de debajo de sudadera y deslizarla sobre mi cabeza.

—Esto también es increíblemente sexy —la voz de Wesley salió en un susurro ronco antes de que sus labios encontraran los míos en un beso fiero y apasionado.

Sus manos ahuecaron mis pechos una vez más, acariciando, pellizcando, apretando y rozando sin pedir permiso, acelerando mi ritmo cardiaco y mi respiración. Su boca sólo abandonó la mía cuando mis manos se aferraron a la parte baja de su sudadera y tiré de ella, sacándola por su cabeza, dejando su torso completamente desnudo.

Lo admiré un segundo, y fue entonces cuando sus brazos se envolvieron en la piel caliente de mi cintura, besando mis labios, haciendo que nuestros pechos desnudos se tocaran y presionaran juntos.
Sus manos viajaron hasta la pretina de mi holgado pantalón de pijama y deslizó sus dedos por el resorte haciéndome estremecer, fue entonces cuando me hizo caer sobre la cama de un suave empujón.

Sus labios abandonaron los míos y pude sentir cómo tiraba de mis pantaloncillos holgados hasta dejarme sola y únicamente en bragas. Mi respiración era pesada. Mi pecho subía y bajaba con mi respiración entrecortada. Wesley sonrió suavemente; se deshizo de sus pantalones, y enganchó sus dedos en mis bragas antes de deslizarlas por mis piernas.

Fue entonces cuando su cuerpo se colocó sobre el mío y comenzó a explorar con besos húmedos, mi cuello, mis clavículas, mis hombros, mis pechos, mi abdomen...
Sus manos acariciaban mi cuerpo en el proceso. Mis piernas recibían atención especial por parte de sus manos expertas y yo me encontraba resollando entre sus brazos al cabo de lo que pudo haber sido un pequeño instante y al mismo tiempo un momento eterno.

Separó mis piernas con sus manos, suavemente, dejándome expuesta ante él. Él, arrodillado en el suelo, me miró fijamente y pude sentir cómo una de sus manos se deslizaba hasta mi centro, buscando, entre mis pliegues húmedos por sus caricias, mi punto más sensible.
Mi cuerpo se arqueó en respuesta a su suave caricia y ahogué una exclamación al sentirlo acariciar mi centro. Un gruñido ronco salió de sus labios y pude sentir cómo uno de sus largos dedos se hundía en mi interior, haciéndome temblar de deseo y de anticipación.

Ya no había nada extraño en su caricia, sólo aquella sensación vertiginosa acumulada en mi estómago. Mis manos se aferraron a sus hombros con mucha fuerza mientras su dedo bombeaba dentro y fuera de mí a un ritmo suave y pausado.

Me encontré alzando las caderas, en busca de su toque, pequeños gemidos brotaron de mis labios entreabiertos, mis manos sudorosas y temblorosas se aferraron a las sábanas mientras jadeaba en busca del aire que las caricias de Wesley me estaban robando.
Estaba tan cerca, lo quería tanto.

Una extraña sensación se apoderó de mi pecho, yo quería hacerle sentir a Wes lo mismo que yo estaba sintiendo. Quería hacerlo tocar las estrellas, quería darle lo que él me estaba dando. Eso me dio la determinación de incorporarme con el cuerpo tembloroso y tenso.

Suavemente, detuve la caricia de Wesley, quien me miró con ojos confundidos y dolidos. Enredé mis manos en su cuello y lo atraje hacia arriba, besando sus labios, recostándolo a mi lado, poniéndome a horcadas sobre su cuerpo. Fue entonces cuando me deslicé hasta el suelo y enredé mis dedos en el elástico de su ropa interior, deslizándola fuera de su cuerpo, descubriendo su miembro.

No tenía ni la más remota idea de qué es lo que estaba haciendo, pero quería darle lo mismo que él me estaba dando a mí, así que me tragué mi miedo y enredé mis dedos a su alrededor. Wesley estaba apoyado en sus antebrazos, mirando cada uno de mis movimientos con sorpresa y duda.
Una mueca de puro placer se dibujó en su rostro cuando comencé a mover mi mano a un ritmo suave y lento. Pude ver cómo tragaba saliva duramente mientras mi pulgar rozaba su punta hinchada y suave. Vacilé un momento. Insegura de mis movimientos, pero me tragué mi nerviosismo y lamí su punta suavemente.

Un siseo de placer salió de sus labios y pude sentirlo tensarse, haciéndome sentir poderosa y decidida, repetí mi movimiento, pero ésta vez, enredé mis labios en su miembro y empujé hasta que lo sentí profundamente, casi hasta mi garganta, sintiendo una arcada.

Wesley me retiró rápidamente y susurró con preocupación—: T-Tómalo con calma, Rachel. Tranquila...

Asentí débilmente y volví a intentarlo, ésta vez Wes estaba atento a mis movimientos. Empujé en mi boca y ésta vez el siseo fue adolorido. Me aparté inmediatamente y pude ver la sonrisa de Wesley. —Cuidado con los dientes —susurró, con una sonrisa ruborizada.

Tragué saliva, esto estaba siendo más difícil de lo que esperaba.
Una mano alzó mi barbilla y me encontré con un Wesley, sentado, mirándome fijamente. —Sólo, relájate, ¿de acuerdo?, me encanta saber que nunca has hecho esto con nadie.

Tomé una inhalación profunda y volví a intentarlo, ésta vez, me mantuve cómoda, empujando hasta donde mi boca me lo permitía y saliendo hasta lamer su punta. Mi mano se enredó en su miembro y comencé a bombear de arriba hacia abajo en movimientos suaves y firmes, mientras mi boca trabajaba en caricias suaves.

De pronto, fui consciente de los gemidos roncos provenientes de la garganta de Wes, su cuerpo se relajaba ante mi toque y se tensaba cuando mi lengua hacía una caricia en particular. Sus caderas comenzaron a alzarse, buscando más profundidad en mi boca y más intensidad en mis movimientos, y así lo hice. Todo esto era tan nuevo para mí, tan excitante, tan increíble.

—Rachel —resolló Wes y sentí sus brazos envolviéndose en mis brazos, tirando de mí hacia arriba.

Mi boca y mi mano abandonaron su miembro y sus labios encontraron los míos con fiereza, mientras me sentaba a horcadas sobre él. —Quiero que me montes —pidió contra mis labios y me tensé por completo.

Mordí mi labio inferior con nerviosismo antes de armarme de valor y abrazarme a su cuello mientras él guiaba una mano entre nuestros cuerpos, acomodándose en mi entrada.

—Tranquila —susurró contra mi oído. Era como si pudiera sentir mi nerviosismo. Quizás simplemente se me notaba en el rostro—, estoy aquí, contigo.

Tragué saliva duramente y cerré mis ojos, hundiéndome en él lentamente. Rápidamente, sus manos se aferraron a mis caderas, sosteniéndome. Mi boca se abrió en un grito silencioso cuando sentí nuestras caderas chocando. Estaba dentro de mí, yo estaba sobre él y todo era diferente. Lo sentía más profundamente, lo sentía más grande.

Mi pecho comenzó a subir bajar con rapidez mientras intentaba acompasar mi respiración dificultosa. Una estela de besos húmedos recorrió mi mandíbula, mi cuello y mi hombro. Me quedé quieta, absorbiendo la sensación invasiva y placentera.

—¿Estás bien? —murmuró Wesley, dejando de besar mi hombro, centrándose en mi rostro.

Asentí suavemente y una sonrisa se deslizó por sus labios. —Te amo —susurró y su sonrisa se ensanchó.

No pude evitar sonreírle de vuelta. —Te amo... —susurré.

—Esto va a ser maravilloso —masculló Wesley con la mirada oscurecida por el deseo mientras alzaba mis caderas con sus manos. Yo lo ayudé, deslizándome hacia arriba. Entonces volvió a dejarme caer sobre su miembro, chocando contra sus caderas.

Un jadeo de puro placer se extendió por mis labios y sonreí. Definitivamente iba a ser maravilloso.

Though you can see me 2 [Wesley Tucker]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora