Capítulo 17

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Aquella tarde Abril apareció en mi casa dispuesta a arreglarse en mi ahí.
Después de la ducha nos ayudamos mutuamente a elegir atuendos adecuados para la noche y comenzamos a arreglarnos. Abril colocó sombras para párpados en mis ojos y me sorprendí al ver lo grandes que podían verse con un poco de color oscuro en los lugares correctos.

Al caer la noche, Abril estaba enfundada en un bonito vestido blanco, que contrastaba con el color, ahora lila, de su cabello y los tonos oscuros de sus párpados. Abril sabía cómo hacer lucir sus ojos azules con un poco de maquillaje de ojos negro y máscara para pestañas. Sus labios pintados de un color suave hacían que su piel luciera como si fuera de porcelana y sus tacones altos la hacían parecer toda una modelo, a pesar de ser apenas unos centímetros más alta que yo.

Yo, en cambio, me decidí por un vestido floreado de verano en tonos pastel. El vestido era demasiado femenino así que decidí usar mis viejas botas de combate y mi chaqueta de piel negra. Abril había maquillado mis ojos con tonos oscuros y mis labios de un tono muy pálido.
Mi cabello fue alisado a la perfección por las maravillosas manos de Abril. Esta noche me sentía más bonita de lo que me había sentido jamás.

Cuando Dakota llegó a recogernos, me sorprendió encontrar a Andrew del lado del copiloto.

—Decidimos usar sólo un auto —explicó Dakota, después de saludarnos.


Cuando llegamos al lugar, me sorprendió ver la larga fila.

—No vamos a lograrlo —mascullé al ver a todas las personas que esperaban entrar.

Dakota me miró como si me hubiera vuelto loca y se dirigió al inicio de la fila. De pronto, el cadenero del lugar nos hizo señas y nos acercamos.

Sin decir una palabra, el hombre nos dejó pasar.

—¡Eso es a lo que yo llamo: ser influyente! —exclamó Andrew, sorprendido.

Dakota sonrió, negando con la cabeza. —El dueño de éste lugar es nieto de un amigo de mi abuelo, es todo.

Yo le di un empujón juguetón a Abril y bromeé—: Quiero un novio influyente como el tuyo, ¿Dónde lo conseguiste?

Dakota abrazó a Abril juguetonamente y dijo, besándola en las mejillas—: No vas a encontrar otro como yo. Somos escasos.

Yo reí, rodando los ojos mientras nos adentrábamos al lugar.
De pronto, la música electrónica estalló en mis oídos y mis pies comenzaron a moverse al ritmo de la música casi por si solos. Las luces de neón brillaban en la oscuridad del lugar y una chica con una peluca fosforescente en la entrada nos pintó con pintura fluorescente los brazos y la cara.

Toda la gente en el lugar estaba pintada con aquellas extrañas sustancias y mientras bailaban se formaban figuras extrañas e increíbles.

—¡Éste lugar es asombroso! —exclamó Andrew, acercándose a mi oído para que pudiera escucharlo.

Él tenía un par de líneas dibujadas en la cara, también.

—¡Brillas! —exclamé juguetonamente, mientras le sonreía.

Andrew me regaló una sonrisa inmensa y tomó mi mano mientras me guiaba a la pista de baile.
De pronto comenzó a balancearse junto con los cuerpos y yo le seguí. El ritmo contagioso del dubstep me llenaba el cuerpo y de pronto estaba saltando y moviendo la cabeza como si hubiera bebido un litro entero de alcohol.

Abril se acercó junto con Dakota a los pocos minutos y comenzaron a bailar, también.
Comenzamos a bailar sin descanso. Sólo nos deteníamos de vez en cuando para pedir algo en la barra. Dakota no estaba bebiendo porque sería quien nos llevaría a casa. Andrew bebía sólo cerveza y, Abril y yo estábamos bebiendo unos extraños cocteles hechos a base de jugo de frambuesa y vodka.

El lugar estaba a reventar, el ambiente estaba increíble y la gente estaba bailando como si no existiera un mañana.


Me dirigí a la barra por cuarta vez esa noche y me dispuse a pedir otro coctel más cuando una mano larga y delgada se interpuso en mi camino.

—Una piña colada, por favor. —dijo una voz dulce detrás de mí.

Me giré para mirar a la persona que se encontraba a mis espaldas y me congelé en ese momento.
Stella Maxwell estaba de pie frente a mí, e iba enfundada en un corto vestido negro. Ella no llevaba ni una gota de pintura fluorescente en el cuerpo, y le sonreía a una chica casi igual de alta que ella.

El bar-tender me pasó mi bebida y yo di un trago, dispuesta a alejarme de aquella chica; y entonces, lo vi.
Wesley Tucker estaba parado a poco más de un metro de distancia de mí, con las manos dentro de los bolsillos y expresión incómoda.

Maldije para mis adentros e intenté escabullirme entre la gente. Creí que lo había logrado. Me volví para mirar la distancia que había puesto entre nosotros y me congelé ante lo que vi.

Stella enredaba sus brazos alrededor del cuello de Wes y lo atraía hacia ella con fuerza mientras que Wesley no oponía resistencia. Entonces, lo besó.

Sus labios buscaron los de Wes, el estómago se me revolvió por completo. Wesley estaba paralizado. No estaba correspondiendo su beso, pero tampoco estaba rechazándola.
Cerré mis ojos con fuerza intentando aminorar el dolor de mi pecho. Intentando tragar el nudo de mi garganta. Intentando convencerme a mi misma de que no me importaba.
Me giré sobre mis talones, y comencé a caminar, abriéndome paso entre la gente. Quería llorar. Quería gritar. Quería volver y golpear a Stella con todas mis fuerzas.

—¡Rachel! —la voz de Andrew me hizo detenerme por completo y entonces, lo miré delante de mí.

Sin saber muy bien qué estaba haciendo, enredé mis brazos en el cuello de Andrew y planté mis labios en los suyos.
Sentí cómo mi bebida se derramaba en el suelo, pero no me importó. Lo único que quería era olvidar lo que acababa de ver. Quería, desesperadamente, superar a Wesley.
Los labios de Andrew eran suaves, pequeños, diferentes a los mullidos y grandes de Wes.

Tras un segundo de aturdimiento, Andrew correspondió mi beso y me tomó por la cintura mientras me besaba con fuerza.
Su lengua encontró la mía y el sabor a cerveza de su beso me invadió la boca. Correspondí su caricia, pero no había fuego. No había esa chispa. Esa electricidad que había cuando besaba a Wesley.

Con Andrew todo era tranquilo, suave, fácil, divertido.

¿Qué demonios estaba haciendo?, ni siquiera yo misma lo sabía.

Though you can see me 2 [Wesley Tucker]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora