El desayuno había sido toda una experiencia. Dakota y Abril nos miraban como si fuéramos los seres más extraños del planeta, mientras que Wesley me colmaba de besos suaves, abrazos tímidos, caricias en mis manos y sonrisas cómplices.
Había sido realmente reconfortante caminar tomada de su mano por el pueblo mientras íbamos a conocer los lugares más populares. Todo era como se supone que debería haber sido. Todo se sentía correcto. Todo estaba en orden, y yo era feliz. Tan feliz que no podía creerlo.
En el fondo, creía que iba a abrir los ojos y despertar. Wesley me abrazaba cada que se le presentaba una oportunidad y me besaba con urgencia así estuviéramos a mitad de la calle. Era como si quisiera gritarle al mundo que yo era suya. Que yo le pertenecía.
Habíamos parado a una vieja pizzería, la más vieja del lugar, donde habíamos pedido comida como para alimentar a un ejército. Abril no paraba de tomar fotografías y aprovechó ese momento para tomarnos una a Wes y a mí abrazados.
Wesley había sacado su móvil y había comenzado a tomarme fotografías mientras yo me cubría la cara, ruborizada y avergonzada. También nos habíamos tomado fotos juntos, besándonos, abrazados, tonteando, tomados de las manos, sonriendo, él mordiendo mi mejilla, yo mordiendo la suya. Todo era increíble y yo estaba feliz de tenerlo a mi lado.
—¿Se puede? —preguntó asomándose por la puerta de mi habitación cuando la noche comenzaba a caer.
Le sonreí antes de asentir. Él llevaba su maleta colgada de un brazo y la dejó caer al suelo pesadamente antes de trepar a la cama, donde yo me encontraba acurrucada. Mi cabello fue retirado de mi hombro y su mano experta deslizó el tejido de mi sudadera mientras sus labios besaban y mordisqueaban la piel de mi hombro.
—Eres tan hermosa... —susurró sin detener las caricias de sus labios.
Sentí el rubor subiendo por mis mejillas mientras tomaba su cabello entre mis dedos, tirando de su rostro hacia atrás, para que sus ojos encontraran los míos. —Te extrañaba tanto —dije en un susurro, cuando nuestros ojos se encontraron.
Una sonrisa dulce se deslizó por sus labios y besó mi frente con ternura —Extrañar es poco en comparación a lo que yo sentía cuando te veía caminando en el campus y no podía acercarme. Yo no te extrañaba, Rachel. Eras mi necesidad. La sigues siendo.
—Te amo, Wesley —susurré, acercando mi rostro al suyo.
—Te adoro, Rachel —la intensidad de sus palabras me quitó el aliento por completo mientras sus labios encontraban los míos con avidez y urgencia.
Mis manos se enredaron entre los mechones suaves de su cabello y correspondí su beso con la misma urgencia. Poco a poco, fue introduciendo entre las sábanas, sin apartar sus labios de los míos, desperdigando besos dulces por mi cuello y mi mandíbula.
Su mano se estiró hasta alcanzar la pequeña lámpara de noche y la apagó estirando su cuerpo sobre el mío. Nos quedamos en completa penumbra mientras la luz de la luna se filtraba tenuemente por la ventana.
Sus ojos se cerraron por completo antes de comenzar a acariciar mi rostro con dulzura. Sus manos explorando mis facciones. Cerré mis ojos mientras sentía su tacto sobre mis labios, mis mejillas, mi nariz, mi frente, mis párpados cerrados. —Aún recuerdo cómo hacerlo —susurró roncamente, mientras se acercaba a mí.
Abrí mis ojos y pude verlo con los ojos completamente cerrados y una sonrisa suave dibujada en los labios. —Cuando me sentía perdido, hacía esto... —dijo con un hilo de voz —, cerrar los ojos me traía de vuelta a la realidad. Me hacía consciente de mi lugar en éste mundo. Me hacía consciente de qué era lo que quería para mí... Me traía de vuelta a ti.
Sus ojos se abrieron lentamente y se clavaron en los míos.
El color de su mirada era de un verde tan oscuro que podía compararse con el verde de los árboles floreciendo. —Y al mismo tiempo, no cambiaría el hecho de poder mirarte. Eres el ser más hermoso que he visto en mi vida —susurró con aprehensión y dulzura.—No lo soy —susurré de vuelta, con la voz enronquecida por la emoción. —. Tú sabes que no soy hermosa. Ni siquiera soy bonita.
Wesley comenzó a negar con la cabeza. Su mirada estaba cargada de adoración. —¿No lo entiendes?, Rachel, amo la forma en la que sonríes. La forma en la que caminas, la forma en la que ruedas los ojos y sonríes cada que te hago una broma idiota, la forma en la que me tomas de la mano, la manera en la que tu nariz se arruga cuando sonríes, cómo te muerdes la uña de tu pulgar cuando crees que nadie te está observando, cómo tu cuerpo encaja con el mío —como para comprobar su punto, aferró sus brazos a mi alrededor y me acercó a él, entrelazando nuestras piernas y brazos. —. Amo cómo tus labios se amoldan a los míos —sus labios encontraron los míos en un beso suave —, cómo tu cabello cae desordenado sobre tus hombros, cómo abres la boca cuando te maquillas y cómo me miras cuando crees que no te veo. Eres perfecta para mí.
Mis ojos estaban llenos de lágrimas, el nudo de mi garganta era tan grande e insoportable que me costaba respirar. —T-Te amo —tartamudeé, con emoción y cerré mis ojos, dejando que pequeñas lágrimas rodaran.
Sus pulgares trabajaron en la humedad de mis lágrimas —No llores, amor. Te amo. Te amo y no pienso perderte. Nunca, ¿comprendes?, nunca —susurró con urgencia y preocupación.
—No lloro de tristeza, bobo —sollocé con una sonrisa en los labios—. Lloro porque no sé cómo es que pude pasar tanto tiempo sin ti. Lloro porque te extrañé como a nadie. Lloro porque te amo y porque no me veo pasando mi vida con alguien que no seas tú.
—Ven aquí, mi pequeña sentimental —susurró, acunando mi rostro en el hueco ubicado entre su cuello y su hombro.
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Though you can see me 2 [Wesley Tucker]
Fanfiction¡Segunda temporada! -¿Y-Ya no quieres estar conmigo? -tartamudeó él, con la voz enronquecida. Apreté los puños con fuerza. -N-No, Wes. -dije, porque era cierto. •••••••••••••••••••••••••••••• Historia completamente original por Sam Leon