Capítulo 15

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—Rachel, por favor... —escuché la voz de Wesley suplicante y cerré mis ojos con fuerza.

¿Cómo podía ser tan insistente?, ¿Cómo podía yo soportar estar de éste lado de la puerta cuando él estaba del otro lado?

—Wes... —susurré suplicante.

—Hablaré de todos modos —dijo, en voz baja y ronca.

Yo apreté mis párpados con fuerza, intentando tranquilizarme. Intentando ser completamente racional y no dejarme llevar por la revolución de sentimientos que se estaba llevando a cabo dentro de mi pecho.

—Yo... —el silencio me hizo creer que se había arrepentido y que se daría por vencido; y sentí el pánico creciendo dentro de mi pecho. —. No recuerdo nada de lo que pasó la noche que... —su voz ronca se quebró un momento y continuó—, que estuvimos juntos. ¿Puedes imaginar lo que fue despertar por la mañana, desnudo, acurrucado junto a la chica que me había prestado el libro más cruel que he leído en mi vida?, ¿Puedes imaginar lo mierda que me sentí?, no te imaginas cómo de imbécil me sentía. Es por eso que no pude quedarme. No tenía el valor de mirar a la cara a aquella niña de sonrisa bonita y ser un imbécil.

Tomé aire profundamente. No recordaba nada. No recordaba quién era yo. No recordaba todo lo que me había contado y todo lo que yo le había contado a él. Eso explicaba el hecho de que no me hubiera llamado, o no hubiera estado por la mañana.

Una parte de mi, se sintió aliviada. El hecho de creer que Wes me había mandado a la mierda aún sabiendo quién era yo; aún habiéndome dicho una y mil veces que me amaba justo una noche anterior, era insoportable y, de cierta forma, saber que no recordaba, me daba algo de alivio.

—Entonces, cuando te vi en la fiesta, supe que no podía postergar más el momento. Iba a tener que ser el imbécil que odiaba ser. Entonces, llegaron todos y querían hacerme beber y... Stella puso su ropa interior en mi mano y yo sólo... Lo vi como una manera de salir de la situación. No quería beber. Mucho menos después de lo que había hecho una noche anterior y... La seguí. Pero, te juro... ¡Te juro!, que yo no quería hacer nada con Stella. Nunca. Yo sólo... —un suspiro entrecortado lo interrumpió.

Lágrimas pesadas inundaban mis ojos, pero no me atreví a dejarlas caer. No me atreví a quebrarme. Quería creer en él. Quería creer en lo que él me decía, pero no podía.
No en ese momento. No cuando todo se sentía tan horrible.

—Wesley, por favor, vete... —pedí con un hilo de voz.

El silencio que le siguió a mis palabras fue tan doloroso que, por un momento, creí que terminaría por quebrarme y abriría esa puerta para encararlo.

—¿Y-Ya no quieres estar conmigo? —tartamudeó él, con la voz enronquecida.

Yo apreté los puños con fuerza. —N-No, Wes. —dije, porque era cierto. En ese momento, no quería estar con él, y no sabía si más delante lo querría.

—Bien —respondió con la voz temblorosa y enronquecida. —. Lamento haber venido a importunar. Buenas tardes.

—Adiós. —susurré.

—¿Por qué estás dejando que se vaya? —la voz suave de Andrew me hizo brincar en mi lugar.

—¡Dios mío!, ¿Siempre eres tan impertinente? —chillé, irritada.

—Rachel, tú lo amas. Quieres estar con él. Vino a buscarte, ¿Por qué diablos estás dejando que se vaya? —dijo, sin importarle lo que le había preguntado antes.

Me giré en mis talones y lo miré fijamente. —No le creo —me sinceré. Las lágrimas comenzaron a bajar por mis mejillas pesadamente. —. No creo que no fuera a hacer nada con Stella. Creo que, si no hubiera sido por Abril, Wesley habría seguido a Stella escaleras arriba y habrían...

La sola idea de imaginar a Wesley con otra chica me revolvía las entrañas. Cerré mis ojos con fuerza y sequé las lágrimas con el dorso de mi mano.

—Estás consciente de que acabas de ponerle un punto final a todo lo que tenían, ¿cierto? —inquirió, suavemente.

Yo asentí, sintiendo el nudo de mi garganta ampliarse.

Andrew me miró con tristeza y masculló—: Sé que nada de lo que diga te hará sentir mejor pero, verás que el tiempo lo cura todo y pronto vas a superarlo.

—Eso espero... —susurré, intentando alejar mis pensamientos de Wes. Intentando reprimir el impulso de querer llamarle y pedirle que volviera.
La decisión estaba tomada.


~*~


El lunes por la mañana, había decidido llegar más temprano de lo normal.

"Aquí no ha ocurrido nada. La vida sigue y tú sigues con ella." Me había repetido mentalmente todo el camino a la universidad.

Andrew se había ido antes de la cena y yo había vuelto a llorar un mar. No había tenido el valor de encender el móvil y aún no lo hacía. Lo llevaba apagado dentro del bolsillo trasero de mis vaqueros.
Entré a mi salón de clases y me senté en mi lugar habitual. No había hablado con Abril para nada, y sabía que no podría extenderlo más. Llegaría el momento en el que tendría que contarle como me sentía y no estaba lista para ello.

Estaba tan inmersa en mis pensamientos que pegué un brinco del susto cuando algo cayó frente a mí, sobre mi mesabanco.

Cuando alcé la vista, el corazón me dio un vuelco dentro del pecho. Wesley Tucker me miraba fijamente. Su expresión era completamente inteligible, sin embargo, su mirada lucía triste y cansada. Tenía un enorme moretón en el pómulo izquierdo y el labio inferior completamente reventado.

—¡¿Qué te pasó!? —me puse de pie de golpe, mirando su rostro, horrorizada.

Alcé mi mano para tocar su labio, pero me reprimí a mí misma, cerrando el puño.

—No es nada —dijo, cerrando los ojos mientras negaba con la cabeza. —. No te preocupes. Te he traído tu libro, Rachel. Gracias.

Miré hacia mi mesabanco y observé la portada desgastada y vieja de mi libro antes de volver a mirarlo. —Deberías ir a que te revisen esos golpes, Wes. —susurré.

Él me regaló una media sonrisa tensa. Una sonrisa que no tocó sus ojos. Ni siquiera alcanzó a dibujársele un hoyuelo. —Merecidos me los tengo. Gracias. Nos vemos.

Entonces, se giró sobre sus talones y se echó a andar fuera del salón.
En la entrada, pude observar cómo se topaba con Abril, quien, a su vez, le dedicaba la mirada más venenosa que le había visto jamás.

Sin decir una palabra, Wesley salió del aula. Abril me miró con clara preocupación. —¿Te ha dicho algo? —preguntó con suavidad.

—Me ha traído mi libro. ¿Qué demonios le pasó en el rostro? —pregunté, frunciendo el ceño. Necesitaba saberlo.

Abril se mordió el labio inferior y suspiró—: Dakota lo golpeó cuando se enteró de todo.

—¡¿Que!? —chillé.

La molestia y el coraje comenzaron a abrirse paso dentro de mi pecho. Yo no quería que Wesley tuviera más problemas por mi culpa.

—Dakota estaba molesto y Wes quería correr detrás de ti el sábado y... Bueno, Dakota encontró una sola manera de detenerlo. —se disculpó Abril.

—No debió golpearlo —siseé, enfurecida. —. Wes no debería haber peleado con Dakota por mi culpa. Yo...

Abril se limitó a mirarme con aprehensión antes de regalarme una sonrisa triste. —Lamento mucho lo que pasó, Rachel.

Cerré los ojos con fuerza y mascullé—: No importa. Ya no importa. Vamos a superarlo.

Though you can see me 2 [Wesley Tucker]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora