La Cabra

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" Mi madre ciertamente siempre ha sido una mujer ejemplar. "

Megumi Kuroiwa nació  en la adorable Nagoya, donde vivió y creció siendo una niña, en apariencia, como cualquier otra. Sus padres, personas en extremo religiosas, llevaron su educación con rigurosidad pues para ellos la pequeña Megumi era total y completamente una bendición como su nombre lo indicaba y no había que escatimar en precauciones a la hora de formarla. Su madre era prácticamente estéril, pero "Dios quiso cumplir un milagro para sus fieles siervos" y dejó que se quedara con la engendrada en su vientre, dándole así, la oportunidad de ser madre.

Megumi era una niña con las mismas aspiraciones que todas las niñas normales. Ir a la escuela, tener amigos, quizá enamorarse y descubrir el mundo que la rodeaba. Una vida. Pero para sus padres resultaba demasiado arriesgado dejarla ir a la escuela donde te enseñan a no respetar a Dios, a que la ciencia y el humano lo sabe todo y que se rodeara de gente común con opiniones perversas que podrían desviarla de su camino. Así pues, decidieron que educarla en casa sería más correcto. Megumi se había resignado a esto después de que, al insistir en querer ir a la escuela como los demás, su madre le propinara una buena bofetada en el rostro y a sus cinco años había dejado de querer "ser como los demás" y se conformaba con observarlos desde la ventana del auto o de su habitación. 

A los diez años, un niño que conoció en la iglesia le regaló una flor y le dio un casto beso en la mejilla. Fue la primera vez que Megumi conoció el amor. Ella estaba feliz por primera vez en un buen tiempo, pero las cosas no eran tan sencillas. Cuando se lo contó a su madre (pues le habían enseñado que mentir era terriblemente malo y que no debía ocultarle absolutamente nada a sus padres) ésta le dijo que aún no estaba lista para despertar su sexualidad y que debía contenerse hasta que estuviese casada para sucumbir a los placeres carnales, por lo que la castigó severamente con golpes fuertes y encerrándola tres días en el ático. La flor de aquel niño se marchitó en el bote de basura y se pudrió junto a las lágrimas de la pequeña Megumi.

A los quince años, Megumi encontró un libro sobre biología humana en la biblioteca pública. Sus padres no le permitían leer sobre eso, pero ya que ahora tenía edad para ir y venir sola decidió que quería saber por qué esos libros le estaban prohibidos. Al investigar, descubrió el funcionamiento del cuerpo y entendió muchas cosas que pronto le sucederían como la menstruación (que estaba tardía por haber heredado la enfermedad de su madre), los cambios hormonales y, sobre todo, el reciente apetito sexual. 
Al comprender un poco sobre su cuerpo, decidió explorar su sexualidad por si misma. Esta de sobra decir que a estas alturas Megumi se había convertido en una chica retraída a la que era difícil hacerla hablar de absolutamente nada, por lo que no es cosa para sorprenderse el escuchar que no le contó absolutamente nada a sus padres la primera vez que se masturbó en la pequeña habitación de color rosa pálido, con los ojos cerrados para evitar la culpa de mirar los crucifijos en todo el lugar y oculta bajo las sábanas como los deseos que se formaban en su vientre. De igual forma, no era algo para sorprenderse el escuchar que ella misma se delatara poco tiempo después, en medio de la cena, llorando. 
Al enterarse de aquello, su padre, fúrico, la castigó encerrándola de nuevo, no sin antes propinarle una paliza con el cinturón destrozándole los muslos y la espalda que se desangraron sin recibir más tratamiento que una limpieza con un trapo húmedo por parte de su también extremadamente molesta madre. Más tarde, su padre fingió querer disculparse con ella con la excusa de "enseñarle lo que ella estaba tratando de descubrir". Su madre se había ido hacía un par de minutos a hacer las compras y en el sótano de la casa solo estaban el padre y el cuerpo casi inerte de Megumi. Con dureza, su padre la violó y golpeó de nuevo diciéndole que "lo hacía porque la amaba" y que "era su forma de protegerla de descubrir ese dolor por su propia cuenta". Al final Megumi se desmayó y se quedó dormida en el piso del sótano.

El huevo de la Cabra Negra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora