Profesor

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Hikaru corrió de vuelta a casa y tras ponerse ropa seca, la cazadora negra y el casco del mismo color se subió en la motocicleta que ahora manejaba, a pesar de la lluvia era un excelente conductor. Se dirigió inmediatamente al edificio de la facultad de Psicología de la Unversidad, estaba comenzando a oscurecer pero no podía perder la esperanza de encontrar al profesor de Kaori, quizá él sabría  el paradero de las mujeres que controlaban su vida.
Llegó en menos de lo que él mismo había esperado y entró al edificio preguntando por el profesor Akiba. En la recepción le indicaron que él era un profesor de tiempo completo y que lo encontraría en su cubículo, haciendo alguna clase de investigación. Hikaru corrió en los pasillos, nervioso, hasta llegar al supuesto cubículo del profesor Akiba. Llamó a la puerta en voz baja, no obtuvo respuesta. Nervioso, llamó de nuevo con un poco más de intensidad, un viejito canoso, bajito y algo encorvado abrió la puerta. Su sonrisa destilaba toda la amabilidad y simplonería del mundo, mientras que su mirada oculta tras unos anteojos gruesos, severa y antigua, llenaba al hombre de vitalidad y fortaleza.

-¿Qué necesitas jovencito? Es algo tarde para que vengan visitas.-

-Disculpe la interrupción.- respondió Hikaru, cansado- Estoy buscando a mi amiga, me urge encontrarla. Su nombre es Kaori Osomi, lo último que supe de ella es que vendría a verle a usted.-

-Ah, sí, Kaori... Se ha ido tan rápido como llegó, me devolvió el libro y luego fue arrastrada por aquella mujer... Sí, una pelinegra, ¿la conoces?-

-Sí... ¿Tiene idea a dónde fueron?-

-Bueno... No sé si lo sepas, muchacho, pero soy uno de los pocos profesores aquí que ocupan y saben sobre psicoanálisis. Estuve observando con atención las palabras y las posturas de aquella mujer y me temo que planee hacerle daño a Kaori. La forma en que se manejaba, la miraba y hablaba... Denotaban demasiada ira contra ella.-

-Esa mujer... Es mi madre, señor, Kaori es mi mejor amiga desde la infancia y también temo que ella quiera hacerle daño. ¿Tiene idea de a dónde pudieron haber ido? Necesito saberlo, necesito protegerla.-

-¿Tu madre? Hmmm... Oye, muchacho, no me hagas mucho caso pues no puedo saber gran cosa sin hacer una debids entrevista. Pero por como me lo estás diciendo, quizá tu madre quiere alejarla de ti porque Kaori está usurpando su lugar de tu protectora. Es una descripción muy vaga del problema, pero una posibilidad. No tengo idea a donde hayan ido, pero escuché a la pelinegra decir algo parecido a "debemos ir a terminar nuestros asuntos exactamente en donde empezaron". ¿Eso te dice algo?- el profesor comenzaba a verse sinceramente preocupado.

-¿Donde empezaron...? No tengo idea de a lo que se refiere...- Hikaru se esmeraba en pensar una solución al asunto- Podría... ¿Podría ser que se refiera a donde comenzó la disputa con ella?-

-Eso no lo sé muchacho, no soy ningún adivino ni nada cercano. Lo que sí puedo decirte es que Kaori venía conmigo a más cosas que las clases, también era yo el encargado de darle terapia y de vez en vez venía a pedirme algunos libros prestados. Ella es una chica bastante más dura de lo que se ve, quizá, hasta es alguien a quien se deba temer.-

-Bueno... Muchas gracias por su ayuda profesor.- Hikaru hizo una gran reverencia antes de irse.- Cuídese mucho, y si ve a mi madre... Corra.-

Hikaru se dio la vuelta esperando no haber asustado demasiado al profesor Akiba. ¿En dónde comenzó todo? Se preguntaba Hikaru. Se subió en la motocicleta y la imagen de cierto lugar saltó directamete a su cabeza, un viejo hotel donde había estado años antes, la primera vez que había visto trabajar a su madre. Era un lugar bastante alejado pero no había que perder oportunidad.
Condujo directo a ese lugar y observó por todos lados buscando indicios de vida, una recepcionista bastante musculosa y con el cabello teñido de rubio bastante corto miraba a Hikaru con indiferencia detrás de un viejo y raído mostrador. Hikaru se acercó a ella tratando de no levantar sospechas.

-Buenas tardes, disculpe, ¿Ha visto a un par de mujeres aquí? Una castaña y bajita con vestido blanco, y una más mayor, de cabello negro y lacio.-

-Hmmm... No lo sé hijo, ¿Estabas esperando una gran noche?-

-No, no, tengo que encontrarlas, verá, es una emergencia.-

-Hmmm... Creo que quizá estuvieron aquí, sí... Hace unas dos o tres horas se habrán ido. Escuché algo sobre un profesor soplón y eso es todo lo que sé.-

-Akiba...- Hikaru pensó lo peor, ahora el profesor corría peligro.- Muchas gracias, debo irme. Hasta luego.-

Tras hacer una reverencia, Hikaru volvió a ponerse el casco y a conducir de vuelta a con el profesor. Debía hablar con él para prevenirlo, pero su madre le llevaba algo de ventaja.

Al entrar en el edificio de la facultad ya estaba algo oscuro, por lo que la recepcionista ya se había ido. Un policía se acercó a Hikaru.

-Es algo tarde para venir a la escuela, ¿No crees?- sonrió el policía- ¿A quién buscabas?-

-Al profesor Akiba, necesito hablarle.-

-Ah, hace rato que salió del edificio, pero su auto aún sigue en el estacionamiento. Quizá puedas alcanzarlo.-

-¿Podría mostrarme en dónde?-

-Claro muchacho.-

El policía avanzó lentamente hacia la puerta seguido del chico nervioso. Caminaron a través de algunos pasillos, después, atravezaron algunas jardineras y al final llegaron al estacionamiento de la facultad. Ahí, junto a un árbol, yacía inerte el automóvil del profesor Akiba, un sentra color gris con una extraña calcomanía verde en la defensa abollada. Ambos caminaron hasta el auto y observaron al profesor dormido, pero la mirada de Hikaru no se quedó demasiado en el cuerpo, en lugar de eso, se quedó clavada en el asiento del copiloto donde había un pedazo de papel mal cortado, con algo escrito en él.
Los nervios invadieron a Hikaru, y lo hicieron acercarse a leer la nota.

"Ella quiere quitarme lo que es importante para mí, yo me desharé de lo que es importante para ella."

Hikaru empujó al profesor Akiba, lo movió e hizo cuanto pudo para intentar despertarlo pero cuando lo analizó correctamente notó que la bata blanca estaba teñids de un color inapropiado. Un color oscuro y rojizo. Y entre la tela de aquella bata antes blanca un par de largas tijeras se asomaban clavadas en las costillas del inconciente profesor.

-¡Rápido, necesitamos llamar una ambulancia!- le gritó Hikaru al policía que lo acompañaba.- Lo siento tanto profesor... Es mi culpa...-

El llanto comenzó a borbotear de los ojos de Hikaru, un poco por tristeza y pena, pero más que nada de rabia interna. Ahora más que nunca deseaba encontrar a su madre.

***Notita homo***

Actualizo cada fucking San Juan... Lo sé. La Uni me consume y no tengo tiempo ni de respirar, pero intentaré estar más seguido, lo juro. Los amo con todo mi pedazo de carbón que tengo por corazón. Gracias por seguirme a pesar de todo.

Tori~ ♡

El huevo de la Cabra Negra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora