Clever

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(Clever significa "Astuto")

-¿Porqué crees que estoy escondiendo algo? No, no es eso. Lo que pasa, es que la mayoría de víctimas son hombres y dudo mucho que un hombre pueda seducir a otro.- explicó a Kaori.

-Hmmm... Cierto. Pero, ¿Qué te hace pensar que los seduce para hacerlos sus víctimas?-

-Creo que es un poco evidente ya que la mayoría de los asesinatos vinculados a Cabra Negra se han dado en hoteles de mala muerte.-

-Vaya, pensé que no te interesaba en lo absoluto el tema pero resultaste dar mejores teorías que yo.- rio Kaori- Entonces bien, ¿Porqué me dices todo esto?-

-Porque tú eres mucho más astuta que yo, quizá veas algo que yo no veo en mi teoría.-

-Bueno, Hikaru, creo que tendremos que discutirlo más tarde, ahora abrázame porque aquel imbécil me mira con ganas de declarárseme otra vez y ya me cansé de rechazarlo. Además, se hace tarde.-

Hikaru obedeció a su amiga pasándole el brazo por encima de los hombros y evadiendo al chico oculto tras un árbol, que los observó hasta que se alejaron con mirada desesperanzada. Entraron al abarrotado salón de clases con la misma gracia que un pato en el agua, salvo por que este par de patos eran cisnes feos e incomprendidos en un mundo poco abierto a entenderlos.
El día transcurrió con su habitual arrastrar de piernas, como anciano senil en bata y pantuflas sosteniendo una taza de café en una mano, y el diario del día bajo el brazo de la otra. Lento, pesado, y cansado, el tiempo en clases les fue interminable.
Al sonar el timbre estaban demasiado agotados como para siquiera mostrar un ápice de alegría por ello. Ambos habían sobrevivido satisfactoriamente a la jornada escolar, pero a costa de una masacre de lo que Kaori llamaba "neuronas creativas".

-Te juro que si tengo que pasar por esto un día más voy a vomitar sangre y morir.- suspiró Kaori desde su pupitre, recostada en él. El salón acababa de vaciarse.

-Dices eso todos los días, y todos los días regresas con un anormal entusiasmo.- suspiró Hikaru, con la cara hundida en la sudadera en su pupitre dos asientos delante y uno a la izquierda de ella.

-¡En fin...!- gritó, saltando de golpe y sentándose sobre el pupitre de Hikaru- Estuve pensando en lo que dijiste esta mañana y he analizado tu análisis juntándolo con la información que ya tenía yo.-

-Eso está mal dicho, Kao.- contestó a desgana Hikaru, sin levantar el rostro del pupitre.

-Eh... ¿En serio? Bueno, no importa, así hablo yo. El punto es que he estado pensando... La mayoría de los asesinatos son en un público de entre veinticinco y cuarenta años, por lo que si tu teoría de que es una chica es cierta debería ser una mujer al rededor de los treintas muy bella.-

Hikaru se sintió nervioso por lo acertada de la descripción de Kaori con respecto a su madre. Megumi había cumplido los treinta y cuatro apenas unos meses antes que Hikaru cumpliera los doce. "Quizá ella ya sospecha..." pasó fugaz el pensamiento por la cabeza de Hikaru, recobró la serenidad tan rápido como pudo y suspiró con desgana finjida.

-¿Y cómo llegaste a esa conclusión, si puedo saber? ¿No crees que sea alguien más joven?-
-Bueno... No, no lo creo. Alguien más joven de los treintas no podría tener la fuerza física ni mental para trabajar tan... Limpio, si puedo decirlo. Tendría que ser un atleta muy bien mentalizado y... No, no creo que lo sea, además de eso, una mujer bella a esa edad conquista con facilidad a las personas del rango de edades que discutimos, pero una más joven tendría pretendientes aún más jovenes y más viejos, pero no los hay.-

-Quizá tenga una obsesión con ese rango de edades...-

-Tampoco lo creo, es demasiado amplio para que eso tenga sentido. Debe ser una mujer muy dulce y linda de día, y que nadie nunca sepa qué hace por las noches... Algo así como...-

El huevo de la Cabra Negra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora