'Patito Feo' (Kendall Schmidt & Tu) ADAPTADA

Capítulo treinta & uno

Kendall hizo una parada en la carretera. Se bajo del auto, dio la vuelta por delante del auto y llego a la puerta del copiloto donde _______ se encontraba, ella quedo totalmente confundida, no podía ser aquí, ya que estaban en medio de la nada.

- ¿Qué hacemos aquí? – pregunto una vez que Kendall la ayudaba a salir del auto. –

- Es aquí, aquí es nuestra cita. – contesto sacando un pañuelo de su bolsillo, lo bastante grande para cubrirle los ojos. –

- ¿Y eso? – pregunto señalando el pañuelo. –

- Deja de preguntar y déjame todo a mí. Ahora date la vuelta. - ______ sin protestar lo hizo, Kendall amarro el pañuelo, dejando a ________ sin ver nada. – confía en mí. – susurro en su oído. Una corriente sacudió el cuerpo de _______.

- Confío en ti. – contesto sonriendo.

Caminaron por un irregular camino, ________ iba nerviosa, creía que en cualquier momento podría caerse pero confiaba en Kendall, hacía ya una semana que lo hacía perfectamente y sabía que él no le fallaría, sólo debía dejarse llevar.

Podía sentir el sonido de una cascada, el sonido de los árboles chocar unos con otros danzando al son del viento, también como este jugaba con su cabello y la respiración de Kendall en su cuello, mientras la tomaba de su cintura fuertemente. Dando un hermoso sentimiento de protección.

- Llegamos. – susurro nuevamente. - ¿Lista para ver? - _______ asintió, girando la cabeza hacía él, Kendall desato aquel pañuelo. – puedes ver tu sorpresa.

_______ giro nuevamente la cabeza para mirar el hermoso paisaje que se encontraba ante sus ojos, era un magnifico bosque, aun lado de este había una mesa con una cena y dos platos, velas alrededor y una guitarra a un lado, era verdaderamente hermoso.

- Me has… - suspiro encantada. – me has dejado sin palabras Kendall, esto es verdaderamente hermoso. – lo miro con un brillo en los ojos, nadie jamás se habría dado la molestia de hacer aquello por ella y él hombre que lo había hecho no había sido ni más ni menos que Kendall Schmidt. Sin vergüenza avanzo hasta él, abrazándolo fuertemente con lágrimas en sus ojos. – muchas gracias Kendall, de verdad, muchas gracias. – lo miro a los ojos.

- Ey. – musito él. – no es para que llores. – sonrió secándole las lágrimas que mojaban sus blancas y suaves mejillas.

- Lo lamento es que, de verdad es hermoso y nadie habría hecho esto por mí, nadie se habría dado el tiempo de hacerlo, estoy bastante impresionada. – Kendall sólo sonrió, ________ era maravillosa – Me ha encantado.

- Te lo merecías. – respondió. – te merecías todo esto, además, esto es sólo el comienzo. – sus ojos nuevamente se llenaban de lágrimas.

- ¿Aun hay más? – Kendall asintió. –

- Si, pero luego de cenar. – señalo con su mano la mesa que se encontraba ahí, pequeña y redonda.

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