Capítulo cincuenta & cuatro

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Ropa, ropa y más ropa. No encontraba ningún atuendo para usar.

- ¿Sucede algo? - _____________ se giró y vio a su madre parada en el marco de la puerta.

- No. – sonrió. – sólo estoy buscando algún atuendo bonito. – comenzó a sacar más ropa de su armario. No sabía que ahí caía o tenía tanta ropa.

- ¿Qué cosa?

- Ropa. – respondió irónica. Sintió a su madre suspirar y acercarse a ella.

- Si quieres, te puedo ayudar. – su madre era muy guapa y bonita, tenía una muy buena figura y sabía cómo vestirse.

- No gracias. Llamaré a Jenny. – busco su teléfono su desordenada habitación, sería algo complicado.

- Hija. – musito su madre. – déjame ayudarte. – le sonrió.

- ¿Para qué?

- Para ayudarte, debo hacerlo, soy tu madre. – ___________ rió sin humor.

- ¿Madre? – pregunto.

- Si, sé que no me he comportado como una. – y tenía mucha razón. – pero, lo lamento, estaba cegada.

- ¿Cegada? ¿Por qué?

- Por tu padre. – susurro. – estaba tan concentrada en ser una buena esposa que me olvide de ti. Te deje de lado. Pero quiero remediarlo. – sonrió, secándose una lágrima. – ¿Qué te parece?

- ¿Por qué ahora? – modulo, con la voz quebrada.

- Porque abrí los ojos ya, tarde pero los abrí.

- Demasiado tarde, diría yo.

- Lo sé, pero lo lamento, en serio. Prometo no volver a hacerlo, prometo comportarme como una verdadera madre, ayudarte y apoyarte en lo que necesites. – ____________ sonrió, le estaba diciendo todo lo que siempre quiso de ella.

- ¿Lo prometes?

- Claro que sí. – sonrió emocionada. – lo he estado pensando hace ya una semana. Nos iremos de aquí hija, dejaremos a tu padre.

- ¿Qué?

- Ya estoy cansada de las discusiones y golpizas. Me ascendieron y podremos tener una vida mejor. - ____________ la abrazó fuertemente, por fin la pesadilla se acabaría, aunque le dolía dejar a su padre debía hacerlo. Era un veinte por ciento que su padre cambiará y volviera a ser el mismo de antes, por suerte su madre había reaccionado ya de ese ‘conjuro’. 

La fiesta era a las ocho y eran las siete. Dos hermosas horas de madre-hija habían pasado. Se habían divertido, puesto al día en todos los temas, vestido y arreglado para la fabulosa fiesta.

- Hola. – saludo a Jenny con dos besos en la mejilla.

- Pero que guapa. – dijo Jenny y tomo la mano de __________ para darle una vuelta. Su madre le había pasado un mini vestido negro, con unas medias casi transparentes del mismo color y unas botas a media pantorrilla. De peinado una trenza al lado un poco despeinada y de maquillaje un delineado y un poco de brillo labial. Sin dejar de usar sus anteojos. Pero aun así, hermosa.

- Gracias, mi madre me ha ayudado. – sonrió mirando su habitación, donde estaba la maravillosa mujer que le dio la vida, ordenando el desastre que era su habitación.

- ¿Se han arreglado? – ____________ asintió feliz. – pues me alegro. – la abrazo fuertemente.

- ¿Nos vamos?

- Claro. – sonrió.

- Adiós mamá, nos vemos luego. – grito antes de cerrar la puerta.

Se encontraba feliz, demasiado. Todo por este tiempo estaba saliendo bien y se alegraba por eso, esperaba que nada malo ocurriera.

Taylor iba con ellas, pues su auto estaba en reparaciones. Aunque tampoco había asistido a ninguna de las exclusivas fiestas de Kendall Schmidt– algo raro ya que él era parte del equipo. – porque solamente no le agradaba ir. Pero ahora debía hacerlo, ir para proteger a sus dos amigas.

Los coches llenaban toda la cuadra, las luces eran grandes y la música fuerte.

- Woow. – dijo Jenny impresionada. – pero que gran fiesta. Jamás había asistido a una igual.

Y no se equivocaba, era la fiesta del siglo. La casa de Kendall era inmensa, parecía una mansión – y sí que lo era –.

Taylor se bajo del auto y primero le abrió la puerta a ___________.

- Muchas gracias. – bajo su vestido, ya que se había subido un poco.

- De nada. – se dirigió hacía Jenny y repitió la acción.

- ¿Preparados? – pregunto Jenny emocionada.

- Algo. – dijo ___________ insegura, mordiéndose el labio inferior.

- ¡OH, vamos! Estará genial – tomo la mano de ambos chicos. - ¡a pasarla bien! – grito y corrió hacía dentro de la inmensa casa.

Media hora más tarde, ni Taylor ni Jenny estaban con ella. Se habían desaparecido. Y estaba completamente sola. Tampoco había visto a Kendall por ningún lado. Se sentía nerviosa pues, no conocía a nadie y los muchos que se encontraban ahí eran los chicos que la humillaban.

Había tomado algo de alcohol, por lo que se sentía mareada, así que camino hacía algún lugar donde podría sentarse o descansar. Al entrar a lo que debía ser la sala – algo más calmada que el jardín – se sentó en un sillón individual. Y al fijar su vista en frente, vio una escena de dos chicos besándose desesperadamente.

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'Patito Feo' (Kendall Schmidt & Tu) ADAPTADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora