Una sonrisa se había formado en su rostro al ver el pequeño album de fotos encontrado entre las cajas de mudanza.
¿Tan rápido habían pasado todos esos años junto a él...? Aún no podía creerlo.
Sabía que si abría el pequeño cuaderno sería muy difícil desprenderse de el luego, pero no estaba dispuesto a dejar todo atrás sin hechar una mirada antes. Además, sólo serían unos minutos, nada de otro mundo.
Lo abrió lentamente y sus ojos se llenaron de lágrimas apenas ver la sonrisa de aquel chico castaño parado a su lado. Recordaba ese día perfectamente. Habían ido al parque junto con sus respectivas familias a pasar una linda tarde de verano.
Volteó la página y una corta risa abandonó su boca. Ambos estaban con una expresión demasiado seria, pero él sabía que los dos estaban muriendo de risa por dentro.
-¿Cómo podría olvidar esto...?-susurró.
Pero claro, ¿cómo olvidar esos hermosos ojos café? ¿Esa sonrisa de dientes perfectos? ¿Esos pómulos tan marcados?
Se dijo a sí mismo que esto le estaba haciendo daño. Lo mejor sería deshacerse de todo recuerdo cuanto antes. Así que cerró el album, lo contempló unos cortos instantes y lo dejó en el olvido, o para ser exactos, dentro de un cofre decorativo de madera que nunca volvería a abrir.
(...)
-¡Mitch, cariño!
La rubia se lanzó a abrazarlo, olvidando por un segundo que su amigo estaba en una camilla de hospital, adolorido y ahora también confundido.
Dos hombres le siguieron. Uno de piel morena y otro alto y con barba y cabello muy largos.
-Hola Bro, ¿cómo te sientes?-preguntó el moreno.
Mitch no supo que responder. ¿Cómo estaba? ¡Estaba completamente bien! En un hospital, con miles de cables enchufados a su cuerpo, con un dolor insoportable, con falta de memoria, sin saber quienes eran las personas que estaban a su alrededor... Sí, se encontraba de maravilla.
-¿Quienes... quienes son ustedes?
Esa sola pregunta cambió los rostros de los tres chicos a uno de tristeza y desesperanza.
-¿No recuerdas nada?-esta vez habló el barbudo. Vaya que tenía voz grave.
Negó con un movimiento de cabeza.
-Los doctores dijeron que esto podría pasar. La amnesia es muy común con las personas que se golpean fuertemente la cabeza.
-¿Me he golpeado la cabeza?
El de voz grave le dio un suave codazo a la chica, reprendiendola.
-¿Cuáles son sus nombres?
-Kirstin Maldonado, tu mejor amiga.-dijo la rubia triunfante. Así que al parecer no sólo tenía amigos, sino mejores amigos.
-Avriel Kaplan, tu chef personal.
Todos rieron ante el chiste del ojiverde.
-Kevin Olusola, tu hermano de otra madre.
Se sintió felíz de tenerlos como amigos. A pesar de que no los conocía, sabía que se llevarían bien, como aparentemente lo habían estado haciendo todo este tiempo.
☆☆☆
Perdonen que sea tan corto, pero apenas es el comienzo ( ͡° ͜ʖ ͡°)
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You again?!
RandomSu mente estaba en blanco, tanto o más que las paredes que lo apricionaban en aquel pequeño y humilde cuarto de hospital. ¿Qué estaba haciendo allí? No podía recordar nada, excepto su nombre y apellido: Mitchell Grassi. (...) Miles de cosas pasaban...