10

55 4 0
                                    

N/A: Este capítulo tiene muchos diálogos. Espero que puedan seguirlos, de lo contrario a la próxima intentaré mejorarlos.

●Scott●

Que bueno que todo esto acabó. No debí invitarlo. Mitch no me ha dirijido la palabra y menos una mirada en toda la noche. Sabía que debía sentarme en medio de los dos, así no habría problema.
Pero no, el señorito de hermosa sonrisa quería ir allí.

Obviamente era capaz de armar un escándalo frente a todos en la mismísima sala, pero no delante de Mitch.

Ahora estoy llevando a Mitch. Son las dos de la mañana en punto. Él mira por la ventana con una mano en su mentón. ¿Estará enojado conmigo? No lo creo, no he hecho nada y tiene una sonrisa en su rostro.

Aproveché el semáforo en rojo para poner una mano en su hombro, llamando su atención. Él giró bruscamente y me miró por un segundo con miedo.

-Mitch, ¿estás bien?

-Si, si... solo es la película.

-Podríamos haber mirado otra.-a él no le gustan las películas de terror. ¿Por qué aceptó?

-Ya no importa, no quería quedar como un cobarde.

Mitch y su dignidad...

-¿Estás enojado conmigo?-pregunté serio.

-¿Qué? ¡No! Claro que no, Scotty. ¿Por qué preguntas eso?

-No es por nada.. solo que esta noche ha sido como si no existiera para ti.

-A ver si entendí bien: ¿Scott Richard Hoying está celoso?-dijo con una voz pícara.

Inmediatamente el color subió a mi cabeza.

-¡Claro que no! ¿Yo? ¿Celoso? Pfff. Estás muy mal de la cabeza. Puedes hacer lo que quieras.

Pasó la la lengua por sus dientes y sonrió.

-Entonces no te molestará que me baje del auto y camine hacia la casa de Alex.-dijo mientras se desabrochaba el cinturón de seguridad y abría la puerta del auto.

-Por sup-espera ¿¡qué!?

Vi por el espejo retrovisor como Mitch se alejaba en dirección contraria. Una bocina desesperada me hizo darme cuenta de que el semáforo estaba en verde y debía avanzar.
Estacioné el auto luego de una cuadra y me bajé corriendo. Ni siquiera me molesté en ponerle el seguro.

Corrí teniendo en la mira la silueta negra de Mitch. No corría, tan solo caminaba, pero eso era suficiente para alterarme.

-¡Mitch! ¡Espe-!

Tropecé con una baldosa fuera de lugar. Di una gran zancada y antes de que me diera cuenta estaba abrazando el pequeño cuerpo de Mitch, que a pesar de todo seguía de pie. Me levanté y recorrí su espalda con mis manos hasta llegar a sus hombros, los cuales agité.

-No.

-¿No era que podía hacer lo que quería?

-Si, pero...

-Scott, admítelo: estás celoso.

Lo abracé. ¿Estaba celoso? Alex es mi amigo, no debería. Además, ¿celoso de qué? Ellos no son nada.

<<Nosotros tampoco.>>

-Solo... un poco.-susurré en su oido luego de un gruñido.

Él rió y se separó de mí.

-Vayamos a casa, es muy tarde.

-Creo que es demasiado tarde para ir a casa. ¿Y si te quedas conmigo?

Su semblante se volvió serio.

-No lo sé... no creo que sea buena idea. Kirstie se preocupará.

-Luego le llamas o le mandas un mensaje, no es la gran cosa.

Al principió dudó. Obviamente no esperaba que aceptara, pero así fue. .

Caminamos hacia el auto en silencio, que no duró mucho a causa de una fuerte carcajada por parte de mi menudo amigo. Yo lo miraba sin entender y embobado por ese mágico sonido, hasta que en medio de las lágrimas señaló el auto. Éste tenía enganchado en el parabrisas un papel. Lo leí pensando que era una de esas recomendaciones o personas que quieren comprar el vehículo. Pero era nada más y nada menos que una multa por mal estacionamiento. Me reí sin poder evitarlo y subimos al auto.

Al llegar a casa Mitch se sentó en el sillón como si se tratara de su propia casa. Pasó las manos lentamente por la tela suave, como si nunca hubiera visto algo así antes. Dejé que se pusiera cómodo y entré a la cocina. Quiero intentar cocinar algo, esta vez con ayuda de un libro de cocina que Avi me recomendó.

Escuché al morocho toser un par de veces. Al asomarme por la puerta pude ver que en realidad no solo recorrió el sillón con sus manos, sino que estaba recorriendo toda la casa.
Sus dedos se posaban en la mesita ratona, en las paredes y en los adornos innecesarios que adornaban el lugar. En realidad los había puesto para que la casa no quedara tan vacía, ya que la mayor parte de las cosas se las había dejado a Mitch.

En sus ojos vi que trataba de recordar. Algún detalle, algún objeto, siquiera algún color. Pero pronto la decepción se apoderó de esa mirada posada en la ventana. Su aliento empañaba el vidrio, pero parecía no molestarle. Dibujó formas al azar, dio un profundo suspiro y volvió a sentarse.
No me gustaba verlo así, ageno a todo lo que había pasado y a todo lo que los demás sabían. Pero era por su bien. Al menos hasta que recordara lo mejor era mantener aquellos secretos.

De nuevo tosió, esta vez más fuerte y notoria. Volvió a sentarse y se tocó la cabeza.

Dejé el libro que salvaría la noche sobre la mesada y me acerqué a él. No parecía resfriado ni mucho menos con fiebre o gripe. Lo único malo en su rostro eran esas ojeras apenas perceptibles. Sabía que por las noches no dormía bien, pero no creí que llegara a tal punto. 

-Oye, ¿estás bien?-pregunté poniendo una mano en su espalda.

-Sí, estoy algo cansado, eso es todo.-respondió con voz apagada.

Le sonreí de manera algo forzada. Iba a volver a la cocina cuando tiró de la manga de mi campera.

-No te importa que me vaya a dormir... ¿verdad?

¿Siquiera puede dormir? Da igual. Obviamente no quería dejarlo, pero era lógico que necesitaba descansar.

-Claro que no. Estás en tu casa.

Lo guié hacia la habitación. La cama matrimonial era bastante grande para los dos, pero por más que quisiera dormir con él creo que lo mejor sería dejarle algo de espacio. Vi como se acostaba con cuidado, como con miedo a arrugar las sábanas. Apoyó la cabeza en la almohada y no volvió a moverla. ¿Se habrá dormido? Espero que si. Necesita recuperar todas esas noches de sueño perdidas.

Guardé el libro de cocina en el estante y saqué la revanada de pizza congelada de ayer del refrigerador.

Por alguna razón, mi estómago no pedía a gritos algo que darle, como sucede la mayor parte del tiempo. Guardé de nuevo la revanada y me senté en el sillón. Iba a ver a Mitch, pero mi cerebro me decía que me vería como un acosador. Viendo fijamente a la gente. Sola. Mientras duerme.

Me recosté sobre un cojín y mirando al techo imaginé a Mitch durmiendo conmigo, en una misma cama. La sonrisa en su rostro no podía reflejar otra cosa que lo más obvio.

Suspiré y cerré los ojos.

Un sueño casi cumplido.

.......................................................................
OH POR SATÁN PRI ACTUALIZÓ UNA HISTORIA, EL MUNDO SE VIENE ABAJO

Ojalá pudiera decir que voy a seguir publicando, pero la verdad es que no puedo decir con certeza si voy a actualizar seguido o no.

Estos dos años las he pasado fatal, realmente fatal y necesitaba un descanso de todo.

Por favor, sepan perdonarme.

De cualquier modo, aquí está el siguiente capítulo, so, enjoy it ;)

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 01, 2018 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

You again?! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora