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Mitch

Techo, pared, suelo, ventana. En ese orden miraba las cosas desde la cama, ya que no podía ni debía levantarme. Tampoco podía dormir, ya que las preguntas tenían la tarea de torturarme.
Era horrendo no poder hacer nada por tu cuenta, depender totalmente de alguien.

Kirstie iba de aquí a allá, preguntándome si estaba bien, si necesitaba algo, en fín, las típicas cosas que se le preguntan a una persona que no puede mover ni un dedo.

Pero estaba cansado, mejor dicho: harto.

Aproveché que mi amiga se había ido a dormir una siesta y me levanté. Caminé hacia la maleta y saqué ropa nueva. Ni loco saldría a la calle en pijamas. Un jean negro, unas zapatillas blancas y un polerón café me bastaron.

Tomé las llaves de la mesita de luz salí del apartamento. Afuera hacía frío, mucho frío. Llegué a cuestionarme si lo que traía puesto era suficiente, pero estaba decidido a no volver hasta que mis pensamientos se hubieran aclarado un poco.
No sabía a dónde ir. Todo esto es nuevo para mí.

Caminé unas cuantas calles de forma recta, de modo que no me perdiera. Enseguida pude ver un parque. Se veía tan pacífico y elegante que no dudé ni un segundo en ir hacia allí.

Había niños jugando, perros con sus dueños y parejas enamoradas. Eso me hizo pensar. ¿Habré tenido novia? Si es así, ¿en dónde estará? Estaba tan sumergido en mis pensamientos que no me daba cuenta por donde iba, hasta que tropecé con la raíz crecida de un árbol y casi caigo al suelo de no ser porque me había apoyado en el tronco.

Me senté en la banca que estaba a tan solo unos pasos y me quejé al hacerlo.

<<Que bestia eres.>>

Había un chico a mi lado. Rubio, robusto y que ocupaba gran parte de la banca. Se veía relajado, con sus auriculares puestos y sus brazos cruzados sobre el respaldo, sosteniendo su cabeza.

Desvié mi vista y me concentré en mi entorno. Todo era tan tranquilo, tan simple pero que a la vez me llenaba de una alegría inexplicable. Si todos los parques eran como éste, adoro los parques.

Me sintí incómodo de repente. Giré mi cabeza para encontrarme con los ojos más azules que había visto en mi vida, o que al menos recordara. Estaban húmedos, al borde del llanto.

No quise seguir recordando. Aún no asimilaba todo lo que acababa de suceder y mucho menos eso último.
Si me había dolido ver a ese chico llorar, aquella interrogatoria me había hecho sentir una mierda.

¿Por qué tú otra vez?

¿A qué se refería? ¿Nos conocíamos? ¿Nos habíamos visto antes?
Preguntas, preguntas y más preguntas.

No sé que he hecho, o para ser exactos no lo recuerdo, pero me sentía mal por haberle hecho lo que fuera a ese chico, que luego se fue, así sin más, dejándome completamente solo en ese parque que de repente se había vuelto frío y solitario, deprimente.

Avi y Kirstin me encontraron. Aliviados, nos fuimos cada uno a su casa. Ahora estoy sentado en la cama, jugando con mis dedos cual niño de cinco años al que acaban de regañar y con la mirada perdida.

La rubia entró en la habitación, y a juzgar por su silencio debió haberse asustado al verme en tal posición. Se acercó a mí, abrazándome por los hombros.

-Mitch... ¿sucede algo?

Yo asentí, intentando no mostrarle mi rostro, por el que caía una lágrima traicionera.

Scott●

<<Tonto. Idiota. Imbécil. Inmaduro. Gilipollas.>>

Me repetía una y otra vez mientras golpeaba sin fuerzas mi cabeza contra la pared del apartamento. Si pudiera volver en el tiempo tan solo lo haría para darme una bofetada a mí mismo antes de cometer la mayor estupidez de mi vida.

Fui débil, no supe controlarme y terminé quebrándome. Llorar así frente a él debería considerarse pecado. En ese momento quería arrojarme a sus brazos, rodearlo con los míos y estar así hasta que alguno de los dos tuviera el coraje de hablar, como era antes. Y es que todo gira en torno a esa palabra.

<<Antes>>

Daría lo que fuera por cambiar esa palabra por "Ahora", pero lamentablemente las cosas no eran tan fáciles.
Sabía que si me enredaba en sus brazos sería imposible dejarlo ir, de nuevo. Tuve que apuñalar mi corazón muchas veces mentalmente para no hacer caso a mis instintos. Me odiaba por hacerlo, pero así era. Era lo mejor.

No tenía la fuerza suficiente como para quedarme sentado y encararlo, así que simplemente corrí lo más lejos que pude, sin voltear atrás, ya que sabía que Mitch me estaba mirando.

Luego de asegurarme de que nadie me estaba viendo, me recosté contra el tronco de un árbol y me deslicé, quedando con la cabeza entre mis piernas y un mar de lágrimas regando el pasto.

<<¿Qué esperabas? ¿Que se acordara de ti? Te lo dije, tú no existes para él>>

Golpee el árbol para alejar esos pensamientos, aunque sabía que no serviría de nada. Me levanté, sequé mis ojos y asomé la cabeza. Mitch seguía allí, pero ahora con la vista fija en la banca. No estaba llorando, lo hubiera reconocido por sus típicos espasmos.

Alzó la vista y una chica rubia corrió hacia él. Kirstie, seguida por Avi. Ambos le hablaban, animados y Mitch sólo respondía que sí.
Finalmente los tres se fueron, tratando de animarse unos a otros.

Ya no sabía qué hacer. Todo resultaba mal en mi vida, hasta el hecho de querer olvidarlo. No esperaba que me recordara, por supuesto que no. Pero al menos hubiera querido que reconociera algo. No, nada.

Al parecer todo recuerdo que tenía antes del accidente se había esfumado como por arte de magia.

Pero por alguna razón yo sigo firme a aquella remota posibilidad.
-Irá recuperando sus recuerdos gradualmente, quizás no completamente, pero doy por seguro que gran parte de su memoria volverá. El tiempo es relativo, pues todo depende de las acciones que influyan en su vida cotidiana. No es necesario presionarlo, ya que muchas veces el efecto es el contrario y la víctima no completa el ciclo de recuperación.

Si el doctor lo había dicho, entonces seguiría creyendo.

No lo dejaré ir tan fácilmente.

●Mitch●

-¿Cómo decirlo? Pues... todo es muy confuso. Más allá de todas las cosas que debo volver a conocer, hay preguntas que no me dejan dormir.

Ella asintió.

-Para empezar, ¿quién era yo antes de aquel accidente?

-Para resumir, no eras la gran cosa. Estudiabas fotografía y salías de viaje, pero no te ganabas la vida con nada, al menos no aún.

-Bien... ¿Y mis padres? ¿Qué es de ellos?

-Lo unico que puedo decirte es que están muy lejos. El resto deberás descubrirlo por ti mismo.

Me sentía aliviado. Mi vida no eran tan terrible como lo imaginaba. Sabía que tenía padres y una carrera. ¿Qué podría ser mejor que eso?

-Kirstie, ¿tenía novia?-pregunté finalmente.

Ella se quedó en silencio por unos segundos, dudando ante su repuesta. Respiró profundo y habló.

-Mitch... tú eres gay.

☆☆☆

Espero que esta novela les esté gustando tanto como a mí <3

Me va a explotar la cabeza de tantas ideas D:

You again?! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora