- Leo.
- Oh Dios mío, ¿ya viene? - preguntó Fitz levantándose de un salto de la silla y corriendo hacia la otra punta del laboratorio donde se encontraba su mujer.
- Leo, cariño, cada vez que te llame no quiere decir que venga el bebé - explicó la bioquímica con dulzura. Su marido estaba mucho más nervioso que ella y cada vez que Jemma decía algo, ya pensaba que era el momento - Solo quería decirte que cuando termines con el centrifugador, me lo pases, que lo necesito para analizar una muestra.
- Ah, vale, vale - dijo Fitz un poco más tranquilo, aun respirando agitadamente. Se acercó a Jemma y le dio un cariñoso beso en la frente antes de volver a su sitio. Últimamente estaba de los nervios. No podía esperar a que naciera su hija y estaba muy agobiado por si no estaba preparado para cuando llegara el momento. Jemma ya estaba de ocho meses y medio y el nacimiento era inminente. El equipo entero estaba alerta.
Pero no había de qué preocuparse, todo estaba listo. La pequeña habitación contigua a la suya ya estaba preparada, pintada de color rosa con ayuda de Hunter y Mack, y llena de juguetes y diminuta ropita que Skye y Bobbi se habían encargado de comprar. Nada podría pillarlos por sorpresa.
- Leo.
- Ya voy, Jemma, un minuto - dijo Fitz terminando de apuntar los resultados obtenidos es su cuaderno. Desde que Skye había conocido a más como ella, el número de inhumanos que querían que analizasen su sangre para ver si eso les ayudaba a controlar sus poderes, aumentaba cada día.
- No, Leo... Creo que... - la voz le temblaba tanto de los nervios que era incapaz de articular palabra - He roto...
- ¡Aguas! - exclamó Fitz levantando la vista del papel. Se puso en pie de un brinco y acudió al lado de su mujer, que no había reaccionado del todo y seguía sentada en la silla - Vale, cariño, tranquila, todo va a ir bien - intentó calmarla. La tomó de la mano y ella le apretó con fuerza mientras intentaba respirar hondo. Una contracción le sobrevino sin previo aviso haciéndola inclinarse hacia delante - ¡Ay, Dios! Jemma, no pasa nad-
- ¡LEO FITZ! - Jemma pegó tal grito que casi tira a su marido hacia atrás - Ve a buscar a May - le pidió controlándose, con toda la dulzura que fue capaz, aún apretando los dientes por el dolor.
- ¿A May? ¡A May! Sí, claro, cielo, no te muevas vuelvo en un segundo - prometió saliendo por la puerta a toda prisa.
- Tranquilo, no voy a ninguna parte - suspiró Jemma un poco más aliviada. El dolor inicial había desaparecido y se sentía un poco mejor, aunque su instinto de mujer y científica le decía que aquello no había hecho más que empezar.
A penas un minuto después Fitz entraba al laboratorio seguido de May, que miraba a Jemma con serenidad, aunque la bioquímica pudo apreciar un atisbo de nervios en su mirada. Aquello no pasaba en una base secreta todos los días.
- ¿Todo bien? - le preguntó acercándose a ella para tomarla el pulso en la muñeca. Jemma asintió - ¿Estás respirando como ensayamos?
Jemma asintió de nuevo. Por loco que pareciera, May se había ofrecido a darle unas sesiones "pre-parto" que básicamente consistían en enseñarla e respirar y a relajarse en momentos de mucha tensión. Justo como aquel. Jemma inspiró y expiró varias veces intentando mantener a raya el dolor pero cuando pensó que ya lo tenía controlado, otra contracción sacudió su abdomen, haciendo que todo su cuerpo se retorciera de dolor.
- Nos vamos al hospital - sentenció Fitz con mayor seguridad de la que en realidad tenía. Las dos mujeres estuvieron de acuerdo.
-.-
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Juntos
FanfictionCuando Hydra a puesto todo su mundo patas arriba sólo les queda apoyarse los unos en los otros. Antes de que sea demasiado tarde FitzSimmons se confiesan sus sentimientos en la piscina del pequeño motel y puede que eso cambie sus vidas para siempre.