X

10 0 0
                                        


No sé como he tenido el valor de venir, no lo sé, siempre he sabido que al final me iba a agobiar e iba a salir corriendo, tal y como lo he hecho. No soportaba más aquel ambiente, el agobio de tener que ver como todos están felices mientras yo poco a poco volvía a mi realidad. No pensaba llamar de nuevo a Diego, era ya muy tarde. Por eso he decidido marcharme. Ando por las calles oscuras de regreso a casa, queda un poco lejos, pero el andar me hará sentirme un poco mejor y a despejar la mente, que es lo que necesito. 

No estoy enfadada con Ana ni mucho menos, por dejarme ahí medio sola en medio de la discoteca para irse a bailar con Lucas... ¿En serio a Lucas le gusta de esa manera Ana, y al revés? Jamás me lo hubiera imaginado... Supongo que Lucas pensará: en tiempos de guerra cualquier agujero es trinchera.  

Escucho que mi móvil suena, y leo en mi pantalla, Ana. Decido coerle el teléfono ya que sé que estará bastante procupada por mi. 

-Hola- le digo.

-¿Hola? ¿Se puede saber como se te ocurre irte así, sin más?- sé que está bastante alterada, que le he dado un susto bastante grande, pero sabe que estoy mejor, y que ya no se me pasan las ideas de suicidio que hace unos meses se me pasaban por la cabeza.

-Ana, estoy bien. Tranquila, me he agobiado ahí dentro, y decidí irme; por eso t envié el mensaje.

-¿Y porque cojones no me has dicho nada? Te hubiera acompañado. - poco a poco se va relajando, pero sus palabrotas aún las sigue diciendo.

-Te vi con Lucas y pensé que te cortaría el rollo. - sdigo con voz culpable. 

-Gilipollas... me da lo mismo que me hubieras cortado el rollo Abril. Primero eres tú, y luego los demás...  A parte, no creo que hubiera pasado nada entre nosotros... hubiera sido muy muy raro- Reímos las dos a la vez, ya que cuando pasó lo mío con Lucas decíamos exactamente lo mismo. -Por cierto, Lucas ha ido a buscarte. Cuando le he dicho que te habías ido corriendo ha ido a buscarte. 

-¿En serio? Qué pereza. - Resoplo para mi misma. 

-¿Qué pereza? - escucho una tercera voz detrás de mi. Mierda, ¿siempre tengo que ser tan inoportuna diciendo estas cosas? 

-Ana, te cuelgo, que ha llegado Lucas, te envío un mensaje cuando llegue a casa. Un beso. - Ana se despide de mi, cuelgo y guardo el móvil en mi bolso, me giro y veo a Lucas mirándome fijamente. 

-No deberías de haber venido, estoy bien y sé llegar a casa. - le digo. No quiero ser borde, ya que sé que se ha preocupado por mi y encima, hacía muchísimo tiempo que no nos veíamos. 

No dice nada más, solo se abalancha sobre mi para abrazarme. Me seinto incómoda, desde que pasó lo de Carlos intento esquivar el contacto humano y esto me ha pillado bastante desprevenida. No hago nada, solo me limito a contar los segundos que se queda pegado y respirando mi aroma. 

-Te he echado de menos.- Consigue decir entre respiración y respiración. Se separa un poco de mi, estamos demasiado pegados y me incomoda bastante, así que hecho un paso atrás.- ¿Qué te pasa? - pegunta volviendo su cabeza hacia un lado en modo de pregunta.

-No sé si te han dicho algo, o te has enterado o qué, pero Lucas, no estoy bien. - Es lo único que consigo decirle sin que se me llenen los ojos de lágrimas. 

-¿Quieres ir a tomar algo a algún sitio más tranquilo y me pones al día? - me lo pienso unos segundos. No sé si es una buena idea, pero.. ¿qué hay de malo? Lucas había sido mi amigo durante muchos años. 

-¿Dónde vamos? 


Al final acabamos en la cafetería de una gasolinera 24 horas. Pedimos un café solo para cada uno. Siempre he odiado el café, y más si era solo, pero fue por Carlos que aprendí a saber lo que es un buen café. 

-Ahora que estamos más tranquilos, cuéntame. ¿Qué te ha pasado? Sé que ya no estás con Carlos, pero... ¿qué pasó? 

Hablamos durante horas y horas. Hablamos de todo lo que me ha ocurrido en este tiempo, hablamos de viejos tiempos, hablamos sobre sus miles de aventuras en el extranjero. Me doy cuenta de que estoy riendo más que en todos estos meses. Lucas siempre me tranquilizó, reí muchísimo a su lado, y ahora que ha vuelto sé el de menos que le he hechado. 

-Fui una idiota al no contestarte más. Lo siento. - Ha decidido acompañarme a casa, ya que siempre ha sido muy protector. Estamos enfrente del portal de mi casa. 

-Sí, fuiste una idiota. Lo reconozco. -Nos miramos fijamente y reímos. -No te lo tengo en cuenta, ya no. 

-Me alegro que estés aquí. Debo de reconocer que se te ha echado de menos. 

-¡Vaya! Que esto venga de ti dice mucho. No he venido a quedarme ya lo sabes, y durante el tiempo que esté aquí quiero aprovechar todo el tiempo del mundo a vuetro lado. En especial contigo Abril. - Su mano me acaricia la cara, haciendo que le mire directamente a los ojos. - Sigues igual de especial que siempre. 

-Lucas... he tenido una noche muy intensa. No me la compliques más. 

-Abril, deja que me explique por favor. No puedo más con esto que llevo dentro. -No me apetece escuchar un monólogo, estoy poniéndome nerviosa, pero creo que es justo dejar que se explique, ya que en casi toda la noche casi solo he hablado yo. - No te he olvidado Abril. Lo he intentado, he estado con muchísimas mujeres, intentando que quitaran el sabor tan dulce que dejaste en mis labios aquel día. Ninguna la ha conseguido. Ninguna de ellas te llegaba a la suela de los zapatos. Nadie en este mundo te llegaría siquiera a la rodilla. Eres la mujer más increíble que he conocido y conoceré en mi vida. Todo este tiempo alejado de ti, de vosotros que ahora que estoy aquí, no me iría. Quiero quedarme aquí contigo, intentar recuperar lo que en algún precioso y preciso momento fue mío. 

-Lucas... 

-Es tarde, debes dormir. Buenas noches Abril. - me da un beso en la mejilla y se va.

Tengo el corazón en un puño. Ha sido precioso todo lo que ha dicho, y sé que una parte de mi se ha descongelado un poco más. Me ha ayudado bastante poder estar y hablar tendidamente con él, pero ese discurso no me lo esperaba. 

Abro la puerta de mi casa, llego a la habitación de mis padres, a avisar a mi madre de que he llegado ya que me pidió porfavor que la despertara cuando llegase. Me dirijo a mi habitación, me pongo el pijama, que siempre es, una camiseta pordiosera vieja de mi padre que me viene tres tallas grandes, y me voy a la cama. 

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 12, 2018 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Las Penurias de AbrilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora