Al llevarse la taza a los labios, Lucas notó que el café estaba frio. Decidió dejarla en la mesa y dedico una media sonrisa a la chica que tenia frente a él.
- Muchas gracias, está muy bueno.
- De nada, cariño - contestó Dina- Espero que Aria no tarde mucho en llegar. Ya sabes, cuando se trata de Iván y de estar con él, pierde la noción del tiempo. Pero,¿ya te habras dado cuenta de eso , verdad?
Lucas apretó los labios. No sabia bien que decirle a Dina. Algo le decia que no podìa hablar demasiado de lo ocurrido el día anterior con ella. Miro a la ventana, intentando evadir los ojos atentos de la pelirroja. Detrás de la ventana la ciudad lloraba lluvia y un viento travieso hacia sonar los goznes de las ventanas de aquel edificio. Lucas empezó a mover la pierna, nervioso.
- No eres un chico de muchas palabras ¿verdad?- La escort intentó, de nuevo, entablar conversación.
- Nunca lo he sido, la verdad.
- Bueno, cuentame, ¿A que te dedicas?
- Trabajo en la compra y venta de coches. En una empresa.
- Interesante ¿Vives solo?
- Si.
- ¿Que hay de tu familia?
- Hace bastante que no se de ellos...- Lucas empezaba a tensarse. No es cierto que fuera una persona reservada como le había afirmado a la pelirroja, pero había algo que le intimidaba y cohibia cuando estaba ante ella. Pensaba que podría atribuirse a esa seguridad que la rodeaba constantemente. De cualquier forma, no queria seguir mintiendo acerca de su persona.
Como si Dina le leyera el pensamiento, dijo:
- Tranquilo, muchacho, no te voy a hacer hablar de cosas que no quieras. Pero escucha, no todos somos lo que aparentamos ser. No en este edificio. Aqui se viene a vivir si tienes algo que ocultar.- Le guiñó un ojo- ya sabes, estamos todos en el mismo barco.
En ese momento se oyeron las risas de un niño por las escaleras. Lucas se levantó de silla y miró a hacia la puerta.
-Tranquilo hombretón, ya ha llegado tu dama.- Rio la pelirroja y se dirigió a la entrada.
Al otro lado de la puerta, se encontraban Aria e Iván. La chica llevaba un impermeable rojo, que le quedaba visiblemente grande. A pesar de la capucha, que se habia retirado de la cabeza al llegar al edificio, su pelo estaba mojado y se le estaba empezando a ondular. Aun goteando, levantó la mirada y sus ojos se abrieron como platos al ver la puerta de su vecina abierta de par en par, con ella apoyada en el marco. Y justo detrás estaba Lucas. Mirandola.
- Dina - rio nerviosa Aria- ¿Puedes entrar un segundo conmigo? Las dos. Solas.
- Por supuesto cariño. Espera aqui , Lucas. Me guardas la casa.
- No, él que esperé en el rellano.- Fulminó a Lucas con la mirada. Agarró la mano de Dina y tiro de ella hacia su puerta. Buscó, nerviosa, las llaves en su bolso. Cuando porfín las encontró abrió rapidamente. Antes de volver a cerrar la puerta, miró a Lucas. No sabia porque, pero estaba con una media sonrisa devolviendole la mirada. Tranquilo. Apoyado en la pared del rellano. Cerró la puerta. ¿Qué tendría de graciosa la situación para reirse? Carraspeó:
- Dina, ¿qué hace él aqui?- Se giró para mirar a la pelirroja.
- ¿El chico? Ha venido a visitarte, no entiendo que hay de malo.
En ese momento, Aria se planteó si contarle lo sucedido el dia anterior a su vecina. Pero sabía que tendría que soportar el interrogatorío sobre porqué traia a un extraño , que además había robado su coche y secuestrado a su hijo, asi como las miradas inculpatorias durante las semanas siguientes. De modo que decidió omitir lo ocurrido y desviar la conversación.
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En el último infinito
Romance- "Cogió la cajetilla de tabaco del techo del refrigerador. Abrió la venta y se sentó en el alfeizar, con medio cuerpo fuera y medio dentro. Flexionó una pierna y prendió el cigarrillo, inhaló una grande bocanada y lo apagó contra el alfeizar. Mient...