—Ehm...—Dije, aún de espaldas a él. —Sólo buscaba el móvil de Koke. —Eché un vistazo en el interior de la taquilla y lo vi. Tomé el aparato y cerré la puertecilla, dándome la vuelta. —Me había dicho que se lo había olvid...—No logré terminar la frase.
Delante de mis narices estaba Antoine, el cual tenía el cabello mojado y sólamente una toalla anudada a la cintura.
—Yo-yo... —Tartamudeé, bloqueada.
Él se limitó a mirarme de arriba a abajo, antes de coger su ropa y entrar por una puerta que había en la habitación. Al minuto salió, con unos pantalones puestos y el cabello aún mojado.
—Yo ya me iba... —Murmuré, mientras él se acercaba a su bolsa de deporte.
Me dirigí hacia la puerta y traté de abrirla, pero no lo conseguí. Parecía que estaba bloqueada. Volví a intentarlo sin éxito, y solté una maldición.
—¿Qué pasa? —Preguntó él, visiblemente molesto.
—No puedo abrir la maldita puerta. —Mascullé.
Él se acercó a la puerta, tratando de abrirla igual que había hecho yo antes, pero no lo logró. Lo intentó una segunda y una tercera vez, pero nada. La puerta seguía cerrada.
—Vale, tengo malas noticias. Estamos encerrados. —Anunció.
—Mierda. —Exclamé yo. —¡Joder! —Pasé las manos por mi rostro, frustrada. —Necesito salir de aquí. —Murmuré, acercándome a la puerta. —¿Saúl? —Pregunté. Con un poco de suerte, si nos escuchaba podría sacarnos de allí.
—¿Qué pasa? —Le escuché preguntar al otro lado.
—La puerta se ha atrancado, estoy encerrada. —Le expliqué.
—Estamos. —Aclaró Griezmann. —Yo también estoy aquí.
—¿Griezmann? —Preguntó Saúl, extrañado. —Esperad un momento, voy a buscar ayuda. —Dijo.
—Pero date prisa. —Le apremié. —Necesito salir de aquí, rápido.
Escuché a Antoine resoplar mientras se alejaba de mí.
—¿En serio? ¿Tanto me odias que no puedes estar un rato junto a mí?
Me giré sorprendida. Antoine agachó la cabeza y miró al suelo mientras se sentaba en uno de los bancos del vestuario.
—¿Qué? No te odio, ¿por qué piensas eso? —le pregunté, acercándome a él.
—No sé, porque, quizás, llevas varios días evitándome y sin dirigirme la palabra, y ahora encima no puedes aguantar un rato en la misma habitación que yo. —Respondió él, apoyando los codos en sus rodillas y pasando las manos por su pelo mojado con frustración.
—Hey, no digas eso. —Me puse delante de él. Me agaché sobre las puntas de los pies para estar a su altura. —Mírame. —Le pedí.
Él levantó la vista, observándome con sus profundos ojos azules.
—Perdón, ¿vale? —Me disculpé. —No te odio, ni tengo ningún mal rollo contigo. Es sólo que... —Me detuve, soltando un suspiro, eligiendo las palabras correctas. —Me pone un poco nerviosa tu cercanía. Sé que no ha pasado nada, y dudo que pase, entre nosotros, pero me hacía sentir rara. Y como la idiota que soy, he preferido poner espacio a enfrentarme a ello y superarlo. Así que lo siento, perdón por haberte hecho creer que te odio. —Expliqué, tratando de ser lo más sincera posible.
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Ocean Eyes || A. G.
Fanfiction‹ I've been watching you for some time.› Esta no es una historia sobre amor, es una historia sobre fútbol. ‹ Can't stop starring at those ocean eyes. › Aunque, bueno, tal vez os hable un poco de cómo conocí al amor de mi vida... No os prometo una...