Mi nombre es _______ Anderson, tengo 13 años y estoy sobreviviendo en este mundo, o mas bien, lo que queda de él... Les voy a explicar más o menos como va la cosa:
Hay un virus en él que se está expandiendo dejando que las personas que sufren algún...
Al salir de ese incómodo momento, le entregué el arma a Carl y salí de ese lugar más que ruborizada. Carl comienza a seguirme, al parecer algo apurado para alcanzar mi paso. Me agarra de la muñeca suave pero a la vez rápido y brusco, provocando que yo me sostenga de sus hombros para evitar romper la distancia en nosotros y también provocando ver su mirada tierna y profunda que posee y que cada vez que la miro me derrito como de costumbre. Y es muy raro, ya que no tendría que sentir esta clase de sentimientos por mi mejor amigo.
-Que te sucede? - pregunta cerrando por un instante sus ojos, lo que indica que... Está enojado?
-Nada...- le digo riendo con indiferencia, lo que al parecer lo frustra mas.
-Nada... Solo nada?...- pregunta levantando sus manos hacia los costados. Yo sólo asiento con la cabeza en forma de respuesta...
-No has escuchado lo que te dije?...- pregunta sorprendido, tocando el tema que no debía tocar.
-Cuando estábamos allá?... O...- pregunto haciéndome la desconcertada mientras señalo el lugar donde estábamos antes y alargando el "O"
-Sabes perfectamente a lo que me refiero..- soltó de la nada, provocando que me rinda por completo... Cosa que no es bueno.
-Carl... Solo olvídalo...- le digo mientras ruedo los ojos y miro a mis zapatos.
-Jamás lo olvidaré... Acaso no sabes lo que siento por ti?...- pregunta suplicándome con la mirada para que respondiera y tragando saliva mientras se acercaba hacia mí, como si estuviera aguantándose las ganas de algo, pero no sé de que... Y sin duda alguna, jamás había visto este lado de Car Grimes...
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Mensaje de la autora: Solo ignoren las rastas de Michonne...
-Carl, ya para...- digo cerrando los ojos y suplicándole a Dios en mi mente que se detenga.
-Sabes qué?... Solo déjalo...- dice enojado dejándome sola en el bosque. Y ahora soy yo la que camina apurada para recuperar su paso, pero me alejo unos pocos metros detrás de él, para evitar incomodidades.
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Carl lleva todo el camino evitándome mientras yo maldigo en mi mente cada estúpida palabra que le he dicho en nuestra última conversación. La verdad es que no logro asimilar todo esto. De verdad Carl está enojado conmigo?. Simplemente, a esa pregunta, estoy segura de que ni siquiera el mismísimo Dios aquí presente podría responderla. Es algo muy difícil de hacer. A todo esto, me encuentro pensando en lo que acaba de pasar, mientras tarareo una canción en voz baja para que Carl no me escuche, ya que sería algo incómodo de mi parte. Pienso, pienso y pienso, en lo estúpida que fui con él, en nuestra enorme relación que nos mantenía unidos y que parecía que nada ni nadie la podía romper, pero ahora, es como si el pasar de los segundos la estuviera desvaneciendo poco a poco. Yo sólo sigo tarareando para que de alguna u otra manera se me olvide todo el sufrimiento que llevo encima.
