Capitulo 26: Simplemente Perfecto.

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Narra _______:

Si. Exactamente sucedió eso. Pensamientos en voz alta. Carl al escucharlo alzó sus cejas y August gritó como nunca. Lo miré para comprobar si en verdad lo dije en voz alta, y por la mirada de Carl parece que sí. Dios por qué no me matas ahora mismo?!

-Qué?- pregunté mirándolo a los ojos. Él seguía igual! Con esos ojos bien abiertos y sus cejas levantadas. Y ni hablar de esa hermosa sonrisa asomada en sus labios. La maldita sonrisa que no hace más que aparecer y ya embobar a mi ser, con el fin de decir cosas sin sentido como las que he dicho recién.

-Qué... Ha sido eso?- responde con otra pregunta algo atontado por lo que he acabado de decir.

-Qué cosa?- me atreví a preguntarle con el fin de que lo diga equivocándose, para dejarlo atrás, pero sé que August acabaría empeorándolo todo.

-Eso de "no te imaginas cómo me pierdo cuándo tu sonríes"...- lo dice haciendo comillas imaginarias con sus dedos. Suena más patético cuando lo dice él, que cuando yo lo pienso. Enserio he acabado de admitir que pienso en Carl de otra manera?

-Es que... Amo las sonrisas!- le digo lo primero que se me vino a la cabeza y quiero partirme la cabeza con una roca al pensar en lo que he dicho. Que patético.

-Es sólo un segundo si?... Sólo uno.- interviene August en nuestra conversación dejando a Carl más confundido de lo normal.

August camina un poco conmigo abrazado de mi cuello con su brazo derecho. Yo hago lo mismo con su otro hombro. Necesito llorar, no pude haber pasado más vergüenza pública en mi vida. Tampoco puedo creer que August me sacara de allí. Por lo general me haría pasar más pánico en situaciones como esas, aunque creo que con todas las situaciones que he tenido en mi vida, ninguna se asemeja a la que he pasado hace instantes atrás.

-Estás perdida...- comenta August riendo un poco a mi lado.

-Sí, lo sé. Y lo mejor de todo es que no sé por qué...- le miento. No le voy a decir tan pronto que estoy... Enamorada de Carl. Sí, me ha costado admitirlo pero es así. No hay vuelta atrás... Desgraciadamente.

-Te dejo en tu casa?- me pregunta y yo frunzo el ceño con confusión ante sus palabras.

-Pero no les has dicho que volveríamos?- pregunté confundida.

-Está bien. Volvamos.- dice dando la vuelta junto conmigo, pero apenas los tres pasos que ha dado, ya me he arrepentido.

-Está bien, no!- le digo en un pequeño grito. Esto hace que él retroceda y que me mire atento.

-Lo siento. Es que les he dicho que volveríamos, entonces...- dice llevándose sus dos manos a su pecho e imitando mi voz. Yo sólo lo fulminé con la mirada.

-Vayámonos tonto...- dije abrazándolo por el hombro como lo hizo él hace rato. Caminamos hasta mi casa en la cual él se despidió de mí como lo hacíamos siempre.

Me adentré a la casa y Carol está cocinando sus típicas galletas para Sam. Judith también se está con nosotros, sentada en una de esas hermosas sillas para bebés. Con el permiso de Carol, tomé una de esas delicias de galletas y saludé a Sam.

Subo las escaleras, dirigiéndome hacia mi habitación y me doy una ducha rápida, sólo para aliviar el calor que habitaba en mi cuerpo. Salgo y me pongo unos jeans negros, y una remera del mismo color, sin olvidarme de la ropa interior, claro. Hoy según Carol, iríamos a comer a la casa de nuestro grupo- pienso, poniéndome un par de zapatillas blancas. Bajo las escaleras y me acomodo al lado izquierdo de Sam para merendar un poco con las galletas que ha preparado Carol.

El Sheriff de Mis Sueños (Carl Grimes y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora