Un reencuentro 2

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Acorralado como la mísera rata que era, en su pistola, sólo una bala y las posibilidades que saliera con vida, eran minimas.

Al fin, lo tenía en frente, aterrado de mi, con las piernas temblantes y lágrimas en sus ojos, al fin, podría hacerle pagar por sus actos, por tantos meses de sufrimiento que me hizo pasar, por traicionarme cuando le extendí mi mano, por haberme quitado lo único bueno que tenía, por mi pequeñita.

-¿¡Que sucede Shadow!?, ¿no esta feliz de verme bomboncito?- di un paso hacia enfrente, el solo se apego más a la pared rocosa, llorando y gritando por ayuda, gritos que no serian escuchados.

"-Shadow, por favor, dejame ir...-"

Di otro paso, el cargo su arma y me apunto, pobre idiota. -Oww, ¿que sucede?, ¿Ya no me amas?, ¿recuerdas las veces que me inyectaste esa cosa?, Para que tu pudieras violarme...gozar mi cuerpo ¿¡No querés hacerlo de nuevo, VEN MALDITO COBARDE Y HAZLO -

"-Si te dejo ir, ya no podré estar con tigo-"

Gasto su última bala, esta cayó a un lado de mi, rozando levemente mi brazo.-¿Por que no hablas, huh?, ¿acaso quieres que te inyecte para que hables?, ¡¿Quieres que te clave millones de agujas en tus brazos para que hables MALDITA RATA?!.- el tiro la pistola hacia un lado y se arrodillo, sus lágrimas escurría a montón,se me quedo mirando con terror, mientras veía como daba pasos hacia el .

"...te prometo que si, pero, detente Shadow..."

-Oh, no me mires con esos ojos, das lástima..., Jejeje, sólo me estás dando más ganas de despedazarte y hacerte añicos...- Tomando impulso, lo tome de su afelpado pecho y lo estampe contra la pared, el sonido de los huesos rompiéndose, fueron tan placenteros, oír sus gemidos de dolor casi agonizante, era como un dulce que no quería dejar de probar. Todo estaba perfecto, todo era perfecto hasta que escuche ese susurro alado de mi.

"—tu me perteneces—"

-Mamá...-

*Varias horas antes*

Habíamos caminando por un largo tramo, me sorprendía que ella no se encontrará cansada, o que no mantuviera algún rastro de cansancio, sujetaba mi mano suavemente, aún desconfiando, pero con tal de que haya aceptado tomar mi mano era un gran avance.

El ambiente del lugar había cambiado por completo, eran aproximadamente las 2 de la tarde, la temperatura había aumentado un poco a causa del sol, y se veían como alguna que otra flor casi machia, sobresalía de unos montones de nieve.

Era un paisaje de fotografía, lástima que no tenía mi celular para plasmar ese paisaje.

Nos detuvimos al llegar a un acantilado, desde ahí se podía ver un río con algunas gruesa capas de hielo, una pradera justo a lado y del otro lado, el lado donde nos encontrábamos 2 kilómetros de bosque que recorrer.

-¿Linda vista no?- le dije ansioso mientras apretaba un poco la mano de Ángel , lo que ella reaccionó con un subir y bajar de hombros.-Debes tener hambre..¿cierto?, Tranquila, tengo todo lo necesario en esta mochila- acaricie el dorso de su mano con mi pulgar y lo solté para comenzar husmear en la mochila.

Aún que no la veía por completo, vi de reojo, como se alejaba un poco de mi lado, hasta estar atrás de mi.

-¿Donde iremos?- la oí decir.

Yo amablemente le respondí, sacando una bolsa con nueces y fruta seca -En esa pradera, veremos unos lindos conejos - le di dicha bolsa, la pradera que en breve vamos a pasar, estaba llena de madrigueras de conejo, lo poco que la llevó conociendo, se que le encantará ver a pequeños animalitos afelpados salir por las madrigueras, me ganaré un poco más de su confianza y sobre todo, tal vez volveré a tener el poco amor que me tenia.

Ella tomó la bolsa de nueces y frutas secas y prácticamente se débito todas y cada una de ellas, dejando la bolsa sólo con pequeñas boronitas.-Más- dijo con timidez dándome la bolsa.

—Por desgracia ya no hay pequeña, pero buscaré mas por el camino, ¿te parece?—

Ella sólo asintió bajando la cabeza de nuevo, quería comérmela a besos, ser padre era lo mejor que había sentido en años, quería abrazarla en ese momento, mostrarle mi felicidad por que ella estuviera con migo, por que al menos ya no tuviera miedo de hablarme o de que yo la tocara, tenía ganas de llenarla de besos en sus mejillas, pero, tenía que ir despacio, ella apenas toma confianza con migo y yo estoy comenzó con este mundo nuevo de ser padre.

—¿seguimos princesa?— extendí mi mano hacia ella, esperando que la tomará, y así fue.

Bajamos la colina, tuvimos algunos tropiezos pero nada grave, pasamos la mitad del bosque, ya estábamos tan cerca del río hasta que.

—Papá— Exclamó mi pequeña deteniéndose. —Quiero ir al baño—

Yo me detuve mostrándola una sonrisa, deje las maletas en el suelo y me arrodille frente a ella. —¿puedes ir tú sola, O quieres que ir sola?—

—Sola— me respondió con nerviosismo.

Yo asentí y de la bolsa saque un pequeño rollo de papel y se lo di en la mano. —no te vayas muy lejos, ¿si?, Aquí te espero.—

Ella tomó el rollo de papel y se fue corriendo poniéndose detrás de un arbol, yo, respetuoso, me voltee para que pueda hacer sus necesidades tranquila.

5 minutos, 10, estaba muy desesperado, no sabia si voltear o quedarme ahí, tenía mucha confianza en ella pero, se que ella moría de ganas de ver a su madre.

en un mar de pensamientos, al fin tome valor y voltee, el tronco donde se supone que mi nena estaba haciendo sus necesidades, solo estaba el rollo de papel que le había dado y el rastro de sus pisadas. 

No quise hacerte dañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora