Una nohe larga

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El azulado se encontraba acostado en la cama echa bolita, abrazaba a su hija con tanto amor y miedo a la vez. Con cada ruido hacia que abriera los ojos y examinará la habitación, tenía una lamparita que iluminaba un poco la habitación, de ves en cuando se imaginaba la silueta de aquel erizo negro, trataba de dormir pero, era imposible," ¿y si entra a la habitación ?, ¿y si quiere matar a mi nena como venganza?" esas preguntas rodeaban su cabeza haciendo un insomnio.  Detrás de la puerta estaba Tails, había puesto una silla frente el cuarto de Sonic, tenía una pistola con sedante y su teléfono celular listo para marcar a la policía, había tomado bastante café desde que está ahí, alado de aquella silla, en el suelo se podían ver 6 tasas vacías con residuos de café.
—Sera una noche larga— comento el zorro viendo su reloj de muñeca, 2:14. La última ves que había localizado al erizo negro fue en los alrededores del bosque, caminando con dirección a la ciudad, tenía la esperanza de que se había detenido a descansar y le diera al pobre azulado una noche de paz , pudo escuchar la voz de esta decir su nombre., se levantó de su silla y entre abrió la puerta.
—¿Me llamaste?—

El erizo tenía las ojeras aún más grande, sus ojos estaban cansado, más de lo normal. —Angel..tiene hambre...¿podrías traerme una mamila para ella?, La leche tiene que estar tibia.—
El zorrito sonrió —con todo gusto amigo— miro a la venta que se encontraba despierta chupando el dedo pulgar del erizo. —Pero después de esto quiero verlos a los dos profundamente  dormidos—
Sonic asintió acomodándose para poder tener a su nena bien agarrada y el poder estar cómodo para consolidar el sueño .

Cinco minutos después, el Zorrito amarillo subió al cuarto del azulado para entregarle la mamila, para su sorpresa este estaba dormido y su pequeña esperaba paciente su cena.
— Dejaste agotada mami, nena traviesa— con cuidado le dio  su biberón y se quedó a su lado hasta que se quedó dormida. —descanza mi pequeña— le dio un tierno beso en la frente y cubrió con la sábanas al erizo y a la nena.
Volvió a cuidar el pasillo, vio el reloj de su muñeca "2:49". El tiempo pasaba más lento de lo que el pensaba.

Con el erizito azul, rogaba en sus entrañas que el sol saliera ya, esos sonidos que lo despertaron, volvieron tan pronto como Tails regreso a hacer guardia, venían de la ventana, acurrucó a la nena en su pecho, le tranquilizaba sentirla a su lado, decidió no hacer caso a aquellos sonidos, se estaba volviendo muy paranoico, decidió mejor poner total atención en su pequeña que estaba en un profundo sueño, la enternecio escucharla reír dormida.
— ¿Estas soñando con los Ángeles mi pequeña Ángel? — le dijo susurrando mientras acariciaba sus gorditas mejillas. Ella río mas, una lágrima de felicidad rodó por la mejilla del erizo.—Te protegeré de quien sea y como sea, no dejaré que te preocupes por nada mi vida. —
—Y y-yo dare todo para  que nada malo les pase, mi sonikku— Esa voz
El azulado se quedó quieto, la voz provenía detrás de él, logro sentir una mano fría en su cadera. Tenía que guardar la calma.
—Eh vuelto, y no me pienso ir, los cuidaré mejor que aquella vez te lo juro, nos ocultaremos mejor esta vez.—
La mano se escurría de la cadera de Sonic hacia la bebé, este le dio un gran codazo hacia atrás golpeando a shadow en el pecho, se incorporó de la cama cargando en brazos a su bebé y se fue directo a la puerta.
—No ocultaras a nadie...S-Shadow, no me hagas llamar a la policía.—
Si no fuera por la oscuridad de la habitación Sonic podría ver el rostro desesperado de  Shadow, su pierna seguía ensangrentada pero parecía que sólo fuera un raspón para el, simplemente no le daba importancia.
—Pero sonikku, la promesa que nos hicimos, de estar juntos por- el azulado le interrumpió entre lágrimas.
—¡Me drogaste maldito bastardo, para luego abusar de mi por no se cuanto tiempo!—
Tails abrió la puerta, al ver a Sonic cerca de esta lo jalo hacia atrás con cuidado. —Ve abajo Sonic, yo me encargo— el zorro amarillo saco una arma pequeña, cargada con dardos con sedantes. —Shadow, tu decides, a las buenas o a las malas—.

El erizo azul había bajado con su pequeña y se había ocultado en el baño de la cocina. La pequeña bebé había despertado llorando pero volvió a dormir cuando su mamá le cantó una nana o al menos intento cantarle
Se escucharon dos disparos que provenían de su habitación, eso hizo que su pelaje se erizara más, esperaba que esos dos disparos fueran de Tails, y empezó a imaginar a aquel bastardo muerto en el suelo en un charco de sangre.

Una sonrisa perversa se formó en el rostro del erizo
— ¡Sonikku!—
Esa voz borró aquella sonrisa tan rápido como llego, comenzaba a sudar frío y las lágrimas comenzaron a salir de sus mejillas.
—por favor, dejamos en paz — susurro entre lágrimas, por debajo de la puerta pudo ver cómo las luces de la cocina se prendían, y una sombra se acercaba a ellos.
—Sonikku, se que estás ahí dentro, puedo olerte, y hueles muy bien mi azulito. — se arrodilló frente a la puerta olfateándola.
—Dejanos en paz, ¡Por favor! —
La perilla empezó a girar, y ver cómo se abría la puerta fue como abrir la puerta al infierno.
—¡NOOOOOO!—

.

Despertó el azulado muy agitado, estaba bañado en sudor y con los músculos muy tensos, miro hacia un lado y al no ver a su hija a un lado hizo que se agitara aún más.
— A-Angel... ANGEL— Se levantó de la cama y corrió a la planta baja donde le esperaba Tails en la cocina con la bebé en brazos.
—Oh, Perdona Sonic, Ángel se despertó y no quería que te molestará al dormir ya que parecía que tenias un mal sueño, así que la traje aquí abajo—
Sin hacer contacto visual con el Zorrito, le arrebató a Ángel acunandola en sus brazos. —Escucha Tails, aún que seas mi amigo y tus intenciones con mi nena sean buenas, sólo hay una regla con migo, Ángel no sé separa de mi sin que yo lo permita. ¿Entendido?— lo había dicho con un tono amenazador.
— S-si...entendido, Sonic. Y...buenas noticias, Shadow quedó inconsciente por la pérdida de sangre y lo lograron atrapar a tiempo. —
—Me parece perfecto, quiero verlo—
—¿Estas seguro de eso ?—
—quiero dejarle claro unas cosas si vuelve a escapar. —

No quise hacerte dañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora