SÁBADO

47 5 0
                                    




Ya es sábado y son las seis en punto. Luego de una lucha interna que me ha dejado exhausto me encuentro de pie frente a la puerta del edificio de Caleb mirando fijamente el portero eléctrico. Toco el botón correspondiente al departamento treinta y cuatro del segundo piso escucho un sonido mecánico. Solo tengo que esperar unos segundos antes de obtener una respuesta.

—Diga.

—Soy yo, Morgan—respondo resignado a mi destino. Estoy en sus manos por un año completo. He cotejado todas las posibilidades y no hayo una salida de este dilema. Entiendo que rogar no sirve de nada. Renunciar a mi trabajo no es una opción y dejar que muestre el video a todo el mundo tampoco. Miro mis manos y noto que tiemblan. No sé cuanto podré resistir esta situación.

—Bajo en un minuto—Escucho sus palabras y me sorprendo de que no me pida subir. He pensado todo el día que lo único que este sujeto busca es sexo, ahora me encuentro completamente confundido. No me siento cómodo estando confundido. Siempre me ha gustado saber exactamente donde estoy parado. Miro mi reflejo en la puerta espejada del edificio, la imagen que me devuelve me resulta ajena, como si no fuera yo. El hombre del reflejo tiene el cabello negro y sus ojos azules miran como pidiendo auxilio. La boca está tan fuertemente cerrada que los finos labios han perdido todo su color. Parece un hombre fuerte de espalda ancha y buen porte, sin embargo nadie podría adivinar con cuanta facilidad fue sometido la noche anterior. Viste ropa casual, vestimenta que casi nunca utiliza. Los pantalones de mezclilla acentúan su trasero y la chaqueta de cuero le da un aspecto varonil. Inmediatamente veo mi trasero en el reflejo me arrepiento de haberme puesto estos pantalones. La puerta se abre y Caleb sale caminando con gracia felina. Tiene puestos unos jeans celestes gastados que le quedan demasiado bien, una remera de algodón y una campera de media estación de un verde pálido. No puedo evitar notar que es muy atractivo. Me avergüenzo de inmediato de pensar en su belleza.

—Ven, vamos a ir a visitar a un amigo, primero pasaremos por alguna tienda a comprar un buen vino y luego iremos a su casa. No queda muy lejos de aquí y el día está como para caminar—me sonríe con amabilidad. Esta es una sonrisa que no asusta. Comienzo a relajarme un poco—debo avisarte que te presentaré como mi pareja—nuevamente cruza una pequeña, casi imperceptible sombra por sus ojos. Comienzo a notar las pequeñas pistas que sus expresiones brindan sobre sus cambios a Jekyll y Hyde. La sombra en su mirada es una advertencia "no me contradigas". Es tierno y duro. Puede ser cálido hasta derretir el hielo con su mirada o frío hasta congelar el fuego del infierno. Me intriga.

Me asusta.

Compramos un vino borgoña de buena calidad en una tienda a unas calles de su departamento. Caminamos en silencio un par de calles más. Un incómodo silencio para mí. Un agradable silencio, a juzgar por su expresión, para él. Llegamos a un callejón por donde debemos atravesar. Nadie hay alrededor. Toma mi mano y caminamos unos minutos sin soltarnos. Al final del callejón, la calle se encuentra desierta como si la gente de la zona hubiera decidido darnos privacidad. Juguetea con mis dedos sin soltar mi mano, disfrutando del momento. Mi rostro desde el momento en que nos encontramos ha mantenido un fuerte color rojo.

Llegamos a una casa de dos pisos de ladrillo visto barnizado. En el piso de arriba se puede ver un enorme ventanal que da a un balcón. En el balcón cuelgan un par de macetas con bellas flores rojas que no logro reconocer. Caleb llama a la puerta y luego de unos segundos se oye un clic metálico. Caleb abre la puerta y con un gesto de la mano me invita a pasar. Entramos a una sala de estar bastante amplia. A la derecha veo una entrada que da a un comedor. Al lado de esa entrada hay una escalera de piedra. Subimos, nuevamente tomados de la mano, hasta llegar a un pasillo donde se ven dos puertas. Caleb llama a la puerta de la izquierda.

NO ME DEJES IRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora