Capítulo 8

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Nos vestimos, lo acompañé hasta la entrada de mi casa, se puso la cazadora y me estrechó en sus brazos en un abrazo largo, ahogué mis lagrimas, realmente no quería que se fuera, hacia realmente muy poco que lo nuestro había comenzado, pero mi corazón entero estaba lleno de él, cada rincón, y cada centímetro de mi piel tenia su aroma.

-Conduce con cuidado Julian,  avísame cuando llegues con tus papás. Julian, por favor cuídate mucho, no quiero que te pase nada -seguía abrazándolo, ahora mas que nunca sentía que debía aprovechar cada segundo que pasaba con él, sentía que si no lo hacia, después sería demasiado tarde-.

-Emmi, no tienes de que preocuparte, serán solo un par de horas de camino, en cuanto las cosas se solucionen volveré. Esto no es eterno, solo un par de semanas, estaré aquí antes de lo que imaginas. En cuanto llegue a casa de mis padres te llamo, podemos seguir en contacto Emmi, no estaremos totalmente separados, ven aquí -me abrazó aun mas fuerte y besó mi frente- Te quiero Emmi, y los kilómetros que nos separen no cambiaran eso. Ahora debo irme, entre mas pronto llegue a casa mas pronto estaré aquí de vuelta -me soltó y estrechó mis manos, las besó y luego me besó en los labios, me observó por unos minutos y se metió al auto, encendió el motor y se despidió de mi sin bajar el cristal-.

-Te amo Julian -dije ahogando un suspiro. Lo vi alejarse de mi, las lagrimas rodaron por mis mejillas en contra de mi voluntad, las sequé, entre a casa y subí a mi habitación.

-Emmili, despierta, baja a cenar, cariño vamos, hace mucho que no pasamos tiempo en familia.

-Mami, Julian se fue -dije todavía dormida tallándome los ojos- no se cuando volverá.

-¿Julian el chico de la biblioteca? La bibliotecaria es su tía, hoy la vi en el supermercado, se va de la biblioteca, dijo que regresaría pronto, al parecer se va de vacaciones. No hay nada de que preocuparte Emmi, además ese chico tiene poco que lo conoces ¿no crees? -estaba recostada sobre sus piernas, me acariciaba el cabello como cuando era pequeña, extrañaba hablar con mamá-.

-Lo sé. se que hace poco que todo pasó, pero de verdad lo quiero mamá -suspiré- bueno, no pasa nada, vamos a cenar, ¿no ha llamado?

-No, cariño, no hay mensajes ni llamadas perdidas, llamará cariño, anda vamos cenar.

Durante toda la cena no pensé en Julian, estaba feliz con mi familia comiendo y pasándola bien como hacia mucho que no lo hacia; al terminar de cenar nos tumbamos frente al televisor. A las diez de la noche sonó el teléfono de la casa, sentí un remolino en el estómago, corrí hasta el y ahogando un grito conteste.

-¿¡Julián?! ¿por qué has tardado tanto?

-Emmili, soy Luca, demonios, parece que es un mal momento...

-Luc, lo siento, creí que eras... ya, no importa ¿qué pasa?

-Crees, crees que mañana podríamos vernos, necesito hablar contigo sobre lo que pasó la ultima noche, quiero... lo siento Emmi, ¿crees que podamos? sólo quiero disculparme -su voz se escuchaba realmente triste, si bien yo tenía la culpa de lo ocurrido entre él y Julian, no quería seguir hiriendo a Luca, verlo era lo mínimo que podía hacer él-.

-Claro, ¿te parece mañana a las cinco de la tarde en el parque? Podríamos y ir a caminar o ir al Café de la Serpiente, no se, lo que quieras...

-Te quiero a ti Emmi, así que en realidad no es lo que yo quiera, en fin, entonces mañana a las cinco en el parque. Descansa Emmili, te quiero -colgué sin contestarle.

-¿Todo bien Emmi? -preguntó mamá sin voltear a verme, le conteste con el "ajá" mas entusiasta que pude.

Regresé a sentarme junto a mis padres aunque no tarde ni cinco minutos en huir a mi habitación. Me quité lo que llevaba puesto y me acosté en ropa interior; cada tres o cinco minutos revisaba el celular en busca de alguna señal de Julian... nada... una de la mañana... nada, tres de la mañana... nada, ni señales, ni Julian, ni nada. Logré conciliar el sueño hasta las cinco de la mañana aunque en realidad no había servido de mucho; a las siete de la mañana estaba despierta y realmente agotada, el no saber nada de Julian me tenia despierta y con ganas de vomitar "¿dónde estas Julian?", era la única cosa que estaba en mi cabeza desde que se fue de mi casa. Antes de las tres de la tarde me metí a bañar, al salir me puse unos pantalones negros de tiro alto, una a rayas y tenis rojos. Salí de casa muchísimo antes de las cinco, parque me quedaba a una cuadra pero quería pasar un tiempo sola; al llegar al parque me senté bajo un árbol y saque el móvil, pensé por un par de segundos en llamarle Julian, sin embargo preferí no hacerlo; cinco minutos mas tarde Luca estaba conmigo.

-Hola Emmili -dijo Luca agachándose para saludar- son antes de las cinco, hace mucho que no eres puntual conmigo -rio y me tendió la mano para ayudarme a levantar- no me molesta, solo que es un tanto extraño, ya sabes.

-Luca -reí y lancé a sus brazos, nos dimos un abrazo profundo y largo, inhalé su perfume y sentí su calor envolverme- me da mucho gusto verte ojitos, de verdad -lo escuché suspirar y supe que el que realmente sufría de los dos era él.

-A mi también me da mucho gusto verte -me beso la frente y se recargó su barbillas sobre mi cabeza- te extrañé Emmili -permanecimos así por un par de minutos hasta que rompí el silencio.

-Bueno -dije separándome de él y mirando al piso para disimular el rubor, lo cierto es que a pesar de todo Luca siempre volvía a mi por algo y por algo es que yo lo dejaba volver- a lo que venimos, podemos ir por café, o caminar, o caminar hacia el café.

-Caminemos al café, y dime, ¿cómo has estado? -guardo silencio un par de segundos y pasó su mano por el cabello- ¿cómo va todo con Julian?

-Yo... yo estoy bien, bueno, ayer cené en familia como hace mucho que no lo hacíamos, y, respecto a Julian, se fue hace un par de días, tuvo que regresar a casa de sus padres por asuntos de familia, regresará aquí en una o dos semanas.

-¿Estas segura que volverá? digo, porque no hace mucho que lo conoces, no se, tal vez solo quería cogerse a una colegiala.

-¡Luca! ¿qué carajos te pasa? sabes qué, esto, tú, todo es una mala idea. Puedes irte a la mierda.

-Emmili, lo siento... espera, no te vayas, lo siento, de verdad -me tomó de la mano para no dejarme ir, por más que traté de contener las lagrimas no pude, no le acababa de decir me había roto el corazón-.

-Dime para que me citaste, no me interesa el café ni seguir caminando, solo dime ya qué es lo que quieres -me sequé las lagrimas con la palma de la mano y me zafé de él- quiero irme a casa lo antes posible.

-No llores Emmi, de verdad lo siento -intentó abrazarme pero me alejé- solo quiero decirte que estoy para lo que necesites. Y lamento lo que ocurrió aquel día, de verdad yo lo siento mucho, no por él, por ti.

-Bueno, si eso es todo yo me voy.

-Te amo, siempre te he amado -no le respondí nada, me di la media vuelta y me fui-.

Entre Tus PiernasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora