Capítulo 3

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Habían pasado ya cuatro días , y no sabía nada ni de Luca y mucho menos de Julian ¿le habré parecido muy tonta? quizá, o quizá ni siquiera había encontrado mi número en aquel libro. No tenía ganas de ir por más libros, temía encontrármelo y actuar de una manera tonta. Pasé todo el domingo en casa, vi un par de películas navideñas -por la temporada sólo pasaban eso en televisión- y nada extraordinario ocurría.

-Emmi, te busca un muchacho afuera -dijo mi papá mientras subía a su recámara-.

-Ya salgo- le dije mientras él se alejaba, me acerqué al espejo de la sala, mi aspecto era tan yo; jeans viejos, suéter gris, mis viejos pero confiables tenis color rojo y el cabello enmarañado y sujetado en un chongo en la parte alta de la cabeza. Camine hacia la puerta y al abrirla vi a Julian, no esperaba que fuera él, tan guapo, aunque igual me gustaba verlo fuera de mi casa. Tenía un aspecto parecido al mío, pero le sentaba muchísimo mejor; pantalones, tenis para nada viejos, y un suéter negro que resaltaba el color de su piel-,

-Julián, hola... cómo, ¿cómo sabes donde vivo?

-Ventajas de trabajar en la biblioteca, tengo tu dirección. Tu número telefónico lo encontré en mi libro, si que tienes métodos muy originales eh- se notaba la seguridad en sus palabras y eso me ponía nerviosa- ¿Me invitas a pasar?

-Claro, pasa, te puedo ofrecer dulces o no se... ¿agua?- dios este chico si que me ponía nerviosa.

-Linda casa Emmi, me habría gustado venir antes, pero tenía que arreglar unos asuntos.

-No te esperaba -reí- de haber sabido fingía mi muerte -bromeé -pero me da gusto que vinieras. ¿Quieres hacer algo? ver películas, o que te muestre mis libros o algo -mientras terminaba de hablar se acercó a mi y me tomó por la cintura, sentí electricidad por todo el cuerpo-.

-Sinceramente lo que quiero es besarte, pero con tu consentimiento, sin que lo tomes por sorpresa, ¿puedo Emmi? -se acercó muchísimo, casi podía contar los poros de su piel, ¡que guapo era! Estaba tan nerviosa que me quedé sin habla, cerré los ojos y asentí con un movimiento de cabeza. Me besó de una manera tierna, a penas rozaban nuestros labios, sentí magia recorrer mi cuerpo. El beso fue corto pero el mejor beso que jamás hubiera sentido, me miró a los ojos y sonrió muy coquetamente, beso mi nariz, mis mejillas y por último mis manos -que hermosos ojos tienes Emmili, podría mirarlos toda el día.

-Eres un... Eres un bobo Julian- diciendo lo anterior no pude evitar abrazarlo y llenar mis pulmones de su aroma. Terminó el abrazo y pusimos una película, fue extraño pero lindo, era la segunda vez que lo veía en toda mi vida y parecía que lo conocía de años, bromeamos, incluso jugamos Scrable

-Emmili, voy  por tu madre a casa de la abuela, al parecer sus planes cambiaron, lo más probable es que estemos por aquí mañana a medio día, no te importa sí te quedas en casa o ¿sí? -no voltee a ver a mi papá para contestarle, le dije que no había problema, ni siquiera dijo nada de Julian, mi papá confiaba en mi, sabía que era una buena chica pero ¿realmente lo era?

Entre Tus PiernasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora