Capítulo 11

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Tenia un mes que Julian se había ido y casi tres semanas que no sabia nada él. Le dejaba correos de voz, mensajes de texto; ocasionalmente me escribía sólo para desearme buen día o para decirme que me quería. Sentía que algo no estaba bien, que algo extraño sucedía entre nosotros. Pensar en lo que pasaba no me dejaba dormir. Me pasaba revisando el celular todo el tiempo pero nada, ninguna señal real de lo que pasaba con él ¿dónde estaba? ¿que hacía? ¿regresaría?... una cantidad sin fin de preguntas inundaban mi mente.

Seguía yendo a correr, en ocasiones mi mamá me acompañaba o lo hacia Luca; en el tiempo que llevaba sin saber de Julian Luca me había apoyado muchísimo, estábamos teniendo una relación real de amigos. Trataba de tener la mente ocupada la mayor parte del tiempo así que comencé a aprender jardinería, estaba decidida a tener flores naturales en el patio trasero de mi casa. fui un par de veces a Pergamino, pero nada era igual, ni la bibliotecaria era la misma. Veía películas para pasar el rato, pasé de Cenicienta a Trainspotting... Las ideas para dejar de pensar en Julian se me acababan y rápido.

Era el ultimo fin de semana que tendría libre antes de regresar a la escuela, estaba en la sala viendo Mujer Bonita cuando llamó Julian, me levanté un tanto asustada, salí al patio trasero y me senté en el pasto.

-¿Bueno? -susurré-

-¿Cómo estas preciosa? -por su voz, supe que estaba ebrio aunque no sonaba feliz-

-Julian, ¿estás bien? -comenzaron a temblarme las manos-.

-Todo se me está yendo a la mierda Emmili, yo soy una mierda...

-No digas eso Jul -le dije con voz preocupada, mi corazón se aceleró- tranquilo, dime qué te pasa.

-Emmili, te necesito -sollozo- Emmili...

-Aquí estoy Julian, tranquilo, te quiero -las lagrimas comenzaron a rodar por mis mejillas- todo va a estar bien, tranquilo -me dolía no estar para él cuando me necesitaba, deseaba abrazarlos y sostener sus manos, decirle con voz baja que todo estaría bien. No decía nada pero escuchaba sus sollozos, así estuvimos unos minutos-.

-Lo siento Emmi, de verdad lo siento -suspiró y colgó sin decir nada, intenté llamarlo de nuevo pero cada llamaba me dirigía directo a la grabadora. me quede un momento en el patio, mi respiración se aceleró, me temblaban las manos, no podía detener el flujo de mis lagrimas. Entre a casa haciendo el mayor esfuerzo por contener las lagrimas, disimulé tranquilidad, subí las escaleras, supe seguro en la puerta de mi cuarto, no podía dejar que me vieran así; las piernas se me doblaban, las lagrimas me nublaban la vista, me dejé caer al piso y gateé hasta mi cama con un enorme nudo en la garganta, abracé mi almohada y ahogué los gritos en ella, lloré hasta que no pude más; busqué mi celular y llamé a Luca como pude.

-¿Bonita? ¿bueno?

-Luca... -me arrepentí de inmediato por haberle llamado- no perdón, se marcó sólo, lo siento -solté una risa falsa- ya estaba dormida.

-No te preocupes, ¿esta todo bien? -aguanté un sollozo, se me salieron las lagrimas-.

-Todo bien -suspiré y seguí llorando en silencio- sólo es que tengo sueño.

-Bueno, entonces duerme.

-Descansa -colgué y seguí llorando hasta quedarme dormida.

El domingo no tuve ganas de salir, los ojos me pesaban, me sentía cansada y sin ganas de nada.

Ya era día de regresar a la escuela, mis ganas de estar con más personas eran nulas, entre a mis clases con cero entusiasmo. Trataba de tener buena cara siempre, incluso me había arreglado lo mejor posible. Intenté comunicarme todo el día con Julian, nunca respondió.

Entre Tus PiernasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora