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Liam no se enteró de lo que había ocurrido con el omega hasta que Scott pareció recordar que, además de una novia, tenía un beta al que llevaba tiempo ignorando.

Aunque, obviamente, Scott solo se acercó a hablarle cuando necesitó algo de él. Luego quiso volver a hacerlo, pero fue un mal momento, porque Liam se estaba escabullendo de clases para ir a la estación de subterráneo.

— ¿Qué estás haciendo aquí? –Preguntó el alfa verdadero al cruzarselo en el pasillo.

— Yo... –Liam no sabía qué decir, y la mirada de Scott no ayudaba.— No me siento bien, casi me descontrolo, me iré a casa.

— Puedo decirle a Malia que te acompañe –Le ofreció.

— No, puedo ir solo.

— Está bien –Scott se encogió de hombros.— No lastimes a nadie.

El beta solo asintió y se fue caminando. De verdad esperaba que Scott le dijera algo como Cuidate o Ten cuidado, pero no que hasta su alfa le dijera que podía lastimar a alguien.

Cuando Peter llegó a la estación del subterraneo, se encontró a Liam dándole puñetazos a una pared. No le sorprendió, puesto que había escuchado los golpes y olido la furia del otro.

Liam no pareció darse cuenta de su presencia hasta que le cogió por los hombros y le alejó de la pared.

— El muro no te ha hecho nada –Dijo mientras observaba las marcas de impacto de los puños del menor.— ¿Estás bien?

— Si.

Liam no dio detalles, se separó y se fue hacia el otro lado. Colocándose junto al viejo vagón.

— Fingiré que te creo –Peter se encogió de hombros.— ¿Qué tal todo con Scott?

El beta gruñó en cuanto el Hale pronunció el nombre del alfa, lo cual ya le daba una pista del por qué del mal humor del menor.

— Sea lo que sea que te haya dicho, es mentira –Afirmó cruzándose de brazos.— Y él es un idiota.

— Lo sé –Bufó Liam.— Pero aún así, me jode que me trate como si fuera un peligro y, además, no haga nada para ayudarme.

— Dejó de lado a Stiles en cuanto comenzó a salir con Allison y Kira respectivamente –Le informó.— No soy quién para decírtelo, pero es obvio no le importas tanto como Stiles. Era obvio que iba a comenzar a ignorarte a ti también.

El rubio bajó la cabeza, pero Peter no le dio mucha importancia a que el chico siguiera oliendo a enfado. No es como si fuera su problema.

— El otro día… –Comenzó a decir Liam.— Dijiste que no soy peligroso, solo diferente.

— Si, recuerdo haberlo dicho.

— ¿Qué quisiste decir exactamente?

— Todos los lobos somos diferentes cuando perdemos el control, es como si nos volvieramos otra persona, como si nuestra personalidad se invirtiera –Explicó Peter.— Scott siempre fue pacifico y tranquilo, por lo que al perder el control se vuelve salvaje e impulsivo, por ende: Él se vuelve peligroso.

— ¿Y yo qué? –Preguntó el rubio.

— Tú ya eres impulsivo siendo humano, pero también eres inteligente, por lo que cuando pierdes el control te vuelves más calculador y tenaz –Continuó explicando.— Cuando pierdes el control eres más ágil y calculador, pero haces cosas que no harías teniendo el control.

— ¿Cómo qué?

— Como atacarme –Repuso.— ¿Lo harías ahora?

Liam negó con la cabeza en respuesta y Peter sonrió.

— Muy bien, basta de charla –Le puso un freno a la conversación.— Es hora de entrenar.

El rubio sonrió de igual manera que el mayor y se puso se quitó la camiseta. Arrojandola a un lado para no romperla.

(...)

Cuando el entrenamiento acabó, ambos estaban exhaustos. Esta vez, Liam se había dejado llevar un poco y había conseguido atinar más golpes y esquivar otros. Aunque aún no era rival para Peter.

— Mejoraste bastante –Le elogió jadeando.— Un poco más y ya podrías vencer a Scott.

El beta sonrió y se sentó en el suelo, comenzando a masajear sus entumecidos músculos.

Peter no iba a admitir que observó detenidamente los pectorales del chico. Era impresionante que un adolescente tuviera los músculos tan marcados, en ellos se notaba un entrenamiento anterior a la mordida que, a ojos de Peter, era admirable.

— No podré venir el fin de semana –Avisó el menor mientras se ponía de pie.— Tengo que ir a ver a mi padre.

Peter alzó una ceja, sabía que los padres del menor estaban divorciados, él mismo se lo había dicho, pero por lo que el beta le había dicho, el tipo le parecía un idiota.

— Voy obligado –Aclaró, como si le leyera la mente al mayor.— El tipo se acordó de que tiene un hijo y quiere llevarme a una cena laboral.

— Una cena laboral, que divertido –Ironizó el Hale.— ¿Por qué quiere llevarte?

— Al parecer, su jefe es un hombre muy familiar y quiere que sus empleados sean iguales –Liam bufó.— De todas formas, voy a aprovecharme, mi comportamiento dependerá de qué tanto esté dispuesto a pagarme.

— Eres un mocoso manipulador –Dijo Peter.— Me agradas, Dunbar.

— Y tú a mí, Hale –El menor le guiñó un ojo.— Mejor me voy o Scott va a sospechar, hoy es la fiesta por haber ganado el partido.

— No embarazes a nadie~ –Canturreó el mayor, carcajeándose luego de decir aquello.

Liam rió y negó con la cabeza, saliendo de la vieja estación y alejándose hasta que Peter ya no pudo escucharle.

Como días anteriores, el mayor cubrió el aroma y se marchó. Queriendo enterarse de cómo iba a humillarse el alfa verdadero en la fiesta.

NOTA DE LA AUTORA:

Peter es buen entrenador, pero sigue siendo medio mala persona. Aún así, lo amo.

En fin, sin más que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos. Adiós mi linda manada.

Mating ||Piam||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora