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Liam podía decir que el resto del día fue muy tranquilo, ambas manadas convivieron en paz. Aunque le daba credito a que Bret no había vuelto a intentar acercarse a molestarle, el chico tenía a Satomi prácticamente como sombra.

Quien si se le había acercado era otro de los betas de Satomi. Un chico de cabello marrón y ojos verdes con un acento algo extraño, se llamaba Leo.

Leo era el único que se había acercado a hablar con él, los demás parecían más interesados en hablar con Peter o Malia. Pero este chico, el cual denotaba ser mayor por algunos años, no paraba de buscarle conversación.

— Me han dicho que ustedes son de Beacon Hills –Había dicho en un momento.— Podríamos ir a ver el centro hoy, hay varios lugares que pueden gustarte.

Liam había aceptado la propuesta sonriente, feliz de que alguien mostrara interes en él a pesar de la escena que había armado en la mañana.

Cuando fue la hora, Leo prácticamente le jaló fuera de la casa y hasta una motocicleta verde militar que se encontraba estacionada en la cochera. En ella le llevó al pueblo.

Recorrieron varios lugares y hablaron de ellos. Liam se enteró que Leo acababa de cumplir 20 años, que era de España y que llevaba apenas un par de meses siendo lobo. El rubio le contó de todo porque sintió confianza al saber que el chico tampoco tenía mucha experiencia en el mundo sobrenatural.

— Es bueno cada tanto encontrarme con alguien que entiende mi situación –Le había dicho suspirando el mayor.— El mundo sobrenatural es muy agitado.

Liam había asentido mientras le daba un sorbo a la cerveza que Leo había traído debajo del asiento de la motocicleta. Estaban sentados en un parque, viendo a una banda de rock que tocaba en el escenario que allí había. Delante de ellos, varias parejas se besuqueaban y acariciaban. Momento en el que Liam se puso incómodo.

Eso no era una cita ¿Verdad? Solo había aceptado salir con Leo a conocer el lugar y ahora estaban sentados en el césped bebiéndose una cerveza. No había nada detrás de eso.

Miró al mayor y este le sonrió, Liam ladeó la cabeza, como pidiéndole que aclarara lo que estaba ocurriendo. Pero Leo solo sonrió más ampliamente.

Queriendo convencerse de que eso no era una cita, Liam se concentró en disfrutar de la música y de su cerveza. Consiguiendo que Leo le llevara a la casa un rato después con la excusa de que hacía frío.

Peter estaba esperándoles frente a la puerta de la enorme casa, con una expresión que daba miedo.

Leo se bajó y se quitó el casco, Liam hizo lo mismo. Clavando la mirada en su alfa y caminando hacia él.

— ¿Dónde estabas? –Le preguntó con voz ronca.

— Lo siento señor, me llevé a Liam a beber una cerveza –Leo dio un paso hacia adelante y se puso junto a Liam.— No creí que fuera a molestarle.

— Pues creíste mal –Gruñó Peter.— Si me molesta que te lo hayas llevado, sobre todo porque ni siquiera tomaste en cuenta esto.

Peter forzó a Liam a ladear la cabeza, dejando al descubierto el lado izquierdo de su cuello.

El rostro de Leo cambió a una expresión que reflejaba nervios puros.

— Y-yo no sabía que ustedes eran... –Comenzó a decir mientras pasaba saliva.— Disculpe señor, no quise molestar a su compañero.

Liam se quedó mirando sin entender ni media mientras Leo pasaba junto a Peter y entraba a la casa corriendo.

— ¿Qué fue eso? –Preguntó mirando a Peter con el ceño fruncido.

— Nada –Respondió secamente el mayor.— Entra de una vez, es tarde.

El rubio le miró con una ceja alzada mientras Peter se adentraba en la casa, le siguió escaleras arriba y cuando se alejó para ir a su propio cuarto, el alfa le cogió por el brazo.

— Ven conmigo –Le dijo, jalándole a la habitación.

El rubio se dejó arrastrar hasta el centro del cuarto, junto a la cama, donde Peter le cogió por los hombros y le miró fijamente con sus ojos brillando rojos.

— No quiero que ese tipo se te vuelva a acercar.

Si Liam antes no entendía nada, ahora estaba aún más confundido.

— No sé de qué estás hablando.

— ¿Crees que puedes salir con quien quieras sin pedirme permiso? –Peter sonaba realmente ofendido.— Me haces quedar mal frente a la otra manada.

— Nunca te he tenido que pedir permiso para nada, no empezaré a hacerlo ahora –Le respondió, comenzando a enfadarse.— Además, solo me llevó a conocer el pueblo.

— Dios, no puedo creer que seas tan inocente –Bufó frotándose el puente de la nariz.— Estaba intentando cortejarte.

— ¿Qué?

— Al chico le gustaste e intentó alejarte de mí para ver si tenía alguna oportunidad –Explicó como si fuera algo obvio.— Pero no tiene oportunidad, porque eres mío.

— No soy una cosa, Peter –Le recordó.— No le pertenezco a nadie, mucho menos a ti.

Ante aquella frase, la expresión de Peter se transformó. Cambiando sus ojos del azul natural al rojo intenso que poseen todos los alfas.

Liam se alejó al ver el cambio del alfa y miró de reojo a la puerta mientras daba un paso atrás, repitiendo el mismo movimiento al mirar a la ventana. Queriendo tener visualizadas sus posibles salidas en caso de que tuviera que escapar.

A pesar de haber querido tener una vía de escape, no llegó ni siquiera a parpadear cuando las manos de Peter ya se estaban cerrando alrededor del cuello de la camisa que llevaba.

La boca del alfa se cerró en torno a un punto en su cuello y desgarró la piel, Liam gruñó de dolor mientras apretaba los ojos cerrados e intentaba empujarle. Pero los intentos por alejarlo solo hacían que el alfa mordiera aún más fuerte y abriera más la carne.

A Liam no le quedó de otra que esperar a que Peter le soltara.

— Escúchame mocoso –Le había gruñido con una voz que no era nada humana.— Tú eres mío ¿Escuchaste? ¡Mío! No permito que nadie más intente cortejarte.

Acto seguido, Peter le lanzó a la cama y Liam se alejó lo más posible de él. Estaba literalmente en shock, ese no era Peter, era el alfa furioso que escondía Peter, y le miraba como si él fuera solo una presa a la que podía hacerle lo que quisiese.

El rubio se quedó en la parte más alejada de la cama, esperando a que el mayor hiciera algún movimiento y rezando porque aquél movimiento no fuera lanzársele encima.

Bruscamente, Peter se dio la vuelta y salió de la habitación, dejando a Liam solo, asustado y confundido.

NOTA DE LA AUTORA:

Hay Dios, se fue todo a la verga. Maldito Leo, sé que no sabías, pero no me provoques estos conflictos.

En fin, sin más que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos para todos. Adiós mi linda manada.

Mating ||Piam||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora