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Liam había notado el momento exacto en el que la expresión de Peter había cambiado, momento en el que había pasado saliva y se había aferrado a la taza en sus manos con más fuerza de la necesaria.

El alfa soltó un gruñido que hizo vibrar su garganta, mirando a Liam con el ceño fruncido.

— ¿Te dijo algo? –Le preguntó con voz grave, Liam asintió.— ¿Qué?

— Idioteces.

— ¿Qué clase de idioteces? –El rubio no respondió, desvió la vista y Peter alzó una ceja.— Habló de mí.

No había sido una pregunta, más bien una afirmación. Aún así, Liam asintió con la cabeza, confirmando lo que había dicho el alfa.

Peter se levantó de donde estaba y fue hacia la ropa de Liam, oliéndola de arriba a abajo. Gruñó al oler la camiseta, sintiendo el aroma del otro alfa allí, cerca del cuello de Liam.

Cogió la prenda y la destruyó con sus garras, dejando solo trozos de tela que cayeron al suelo y quedaron allí. Se volteó hacia Liam, el cual le miraba atónito desde el sofá y fue hacia él rápidamente.

El rubio no pudo reaccionar antes de que Peter le hiciera ladear el cuello y le mordiera el hombro, haciéndole aullar de solor. Quiso quitarse al alfa de encima, pero este tenía más fuerza y, obviamente, apenas pudo moverlo.

Se tuvo que limitar a cerrar los ojos e intentar ignorar el dolor mientras los dientes del otro abrían su piel.

Cuando Peter se separó, Liam se llevó una mano a la herida. El alfa se quedó erguido sobre él, mirándole como si en realidad no le estuviese mirando, hasta que sacudió la cabeza y sus ojos dejaron de ser rojos.

El Hale clavó su vista en Liam y abrió mucho los ojos en sorpresa. Estiró una mano hacia él, pero Liam se alejó, hundiéndose en el sofá, como si de esa forma pudiera evitar que el otro le tocara.

— Liam...

— ¡Aléjate de mí! –Le gritó el menor, sujetándose la herida que aún no sanaba.

Peter se echó hacia atrás y Liam aprovechó el tener más espacio para levantarse e ir hacia la puerta.

El alfa le siguió de cerca, acompañándole mientras bajaban las escaleras.

Consiguió cogerle del brazo antes de llegar al primer descanso de las escaleras y le hizo voltear.

Liam no gritó, no le golpeó, no hizo nada. Solo le miró fijamente a los ojos de tal forma que hizo que Peter se aferrara más al brazo del chico.

Peter Hale era una persona que podía decir que ya le habían mirado de todas las formas existentes. Con deseo, con odio, con miedo, con rabia, y con muchas otras emociones ¿Pero con decepción? Nunca nadie le había mirado así hasta ahora, porque eso era lo que se reflejaba en los ojos de Liam.

— Al menos déjame curarte eso –Pidió en un murmurllo mientras le miraba el hombro, porque no soportaba ver a Liam a los ojos.

El rubio asintió con la cabeza y volvieron a subir. Liam ni siquiera se había preocupado por el hecho de que estaba con solo una camisa y sus boxers hasta que mientras volvía a subir las escaleras una brisa le hizo frotarse las piernas.

— ¿Qué hubiera ocurrido si te hubiera dejado salir así? –Preguntó Peter, intentando opacar aquél silencio incómodo.

El beta solo se encogió de hombros, adelantándose al alfa y llegando al departamento.

Peter entró detrás de él y fue al baño para coger el botiquín que allí tenía y regresó a la sala.

Liam se había quedado de pie en una esquina, sujetándose el hombro con una expresión de dolor. El alfa se le acercó e intentó cogerle por el hombro sano, pero Liam se alejó casi instintivamente.

— Quédate tranquilo –Le dijo con algo de seriedad.

El mayor guió al beta hasta uno de los sofás individuales y le hizo sentarse, abriendo el botiquín y sacando varias cosas.

Liam tembló al sentir el alcohol en la herida, cerrando los ojos con fuerza y soltando un quejido. Con su mano libre, Peter le cogió por el brazo, comenzando a absorber su dolor para que no sufriera tanto.

Cuando la herida estuvo limpia, observó que esta se curaba muy lentamente, lo cual era a causa de que era una herida causada por un alfa.

Peter se acercó a la herida y Liam se tensó al sentir la respiración del mayor tan cerca.

— Tranquilo cachorro –Le susurró contra su piel.

El menor seguía tenso, pero obedeció a lo que el mayor le había dicho. Peter apegó sus labios a la piel y comenzó a pasar su lengua por los relieves de la mordida con movimientos suaves, casi simples caricias.

Ante el contacto con la saliva del alfa que la había causadi, la herida comenzó a curarse un poco más rápido. Liam suspiró cuando la boca se alejó de su hombro y se inclinó hacia el otro lado.

Se quedaron mirándose por lo que pareció una eternidad, aunque en realidad solo fueron menos de cinco segundos. Liam fue quien desvió la mirada.

— ¿Dónde será esa reunión con la otra manada? –Preguntó con voz queda, mirando a un punto indefinido del suelo.

— En el pueblo vecino –Le informó.— La manada de Satomi tiene una casa en la playa, nos hospedarán allí unos días.

El rubio asintió con la cabeza, volviendo a mirar al alfa a los ojos.

— No debí haberte mordido –Dijo en forma de disculpa.— Lo lamento.

— Sabes, tienes una forma de pedir disculpas que parece que estuvieras diciendo muerete.

— Normalmente no pido disculpas, cachorro.

— No me llames cachorro –Refunfuñó sonrojado.

— ¿Qué ocurre? –Le miró alzando una ceja.— ¿Te provoca algo que te llame así, cachorro?

— ¿A ti te provoca algo que te llame alfa? –Preguntó el rubio, siguiéndole el juego.— ¿O el problema es cuando te llamo mi alfa?

Peter soltó un gruñido y Liam sonrió triunfante. Comprobando sus sospechas.

— ¿Tienes un fetiche de superioridad o algo así? –Preguntó burlón.

— Eres un mocoso pervertido.

— Tengo 16 años, estoy en todo mi derecho a ser pervertido –Se excusó.— Mis hormonas están por las nubes.

— Puedo hacer que se vayan más arriba de las nubes.

El alfa le miró con una sonrisa sugerente y acarició su pierna, pero Liam le quitó la mano.

— Sigo enfadado –Le recriminó.— Me mordiste.

— Anda, sexo de disculpas.

— No.

— ¿Y si te prometo hacer algo que te va a gustar mucho?

— Que no, Peter –Repitió cruzándose de brazos.— No seas pesado.

— Al menos quédate hasta que esa herida se cure –Le pidió señalando su hombro.— Me siento culpable y estaría más tranquilo si te quedas.

Liam dudó por unos segundos, pero finalmente asintió a duras penas con la cabeza. Peter sonrió y se puso de pie, había estado en cuclillas frente a él hasta ese momento.

— ¿Quieres cenar? –Le preguntó.— Estaba preparando filetes.

El rubio asintió con la cabeza repetidas veces y, sobándose el hombro, acompañó al alfa hacia la cocina. Aunque la incomodidad y algo de tensión aún podía olerse en el aire, pero decidieron ignorarla.

NOTA DE LA AUTORA:

Liam le privó de sexo, eso no se hace nene, es pecado. Pobre Peter, ni uno menos.

En fin, sin más que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos para todos. Adiós mi linda manada.

Mating ||Piam||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora