Esa pequeña bomba me impulsó a mis pies. —¿Qué?
—Hasta donde sé, tú eres el primero que sobrevive. Todas las demás en los últimos años han muerto, arrojados a un lado justo como pasó contigo. —Se encogió de hombros—. Hay algunos otros sujetos transformados, que yo sepa, un par de los chicos de seguridad, pero no muchos. Por lo general no les gusta dejar las sobras.
—Así que, eso es como, ¿La única razón por la que me acechabas? ¿Porque era un bicho raro, incluso más grande que tú? —Me paseé por la habitación, la ira alimentando cada paso.
—Oye, no te acechaba.
Le fruncí el ceño. —Por favor. Te apareciste fuera de mi ventana del dormitorio, en el baño, cuando lo estaba usando, lo cual es como asqueroso para empezar, y luego...
—Entonces, te salvé de matar a un pobre sujeto que tuvo el mal sentido de querer salir contigo. —Lo miré boquiabierto—. Y no he oído un gracias, por eso. Ni uno solo.
—¿Gracias? —grité—. ¿Quieres que te de las gracias? ¿Por qué? Por mostrarme el increíble monstruo que soy, o por hacerme dejar todo lo que he conocido jamás. Haciéndome un fugitivo sin futuro alguno.
Temblaba de furia, pero en el fondo sentí que algo más sucedía también. No fue hasta que los ojos de MinGyu se abrieron de par en par y se echó a reír que me di cuenta que no tenía los pies firmemente plantados en el suelo.
Mi estómago dio un vuelco a medida que rebotaba en el aire como un globo aerostático no cautivo.
—¡Bájame! —Me estiré hacia MinGyu, pero todo lo que hice fue patalear como un perro muy cómico a través del aire.
Se echó a reír otra vez. De hecho, en realidad no había dejado de reír.
—Oh, Dios mío. —Soltó una risita—. No hagas eso de nuevo. Se me va a reventar el estómago.
—Deja de reír, y ayúdame. —Hice un nuevo intento de atraparlo. Pero no funcionó. Sólo me balanceaba en el aire. Mi trasero tocaba el techo y rebotaba hacia abajo de nuevo.
Lágrimas de frustración picaron mis ojos. No quería dejarlas caer. Realmente no tenía necesidad de que MinGyu me viera llorar de nuevo. Él, evidentemente, ya pensaba que era un idiota.
Llorar por ello no iba a cambiar de opinión.
Se encontró con mi mirada y vi algo cambiar en esos ojos oscuros. Dejó de reír. Estirándose, agarró mi mano y tiró de mí hacia abajo hasta que mis pies fueron capaces de llegar a la alfombra. Envolvió sus brazos alrededor de mí, para mantenerme allí.
—Vamos a tener que arreglarlo para que dejes de pegarte a los techos. Se está convirtiendo en un hábito muy malo. —Lágrimas no derramadas todavía escocían mis ojos, pero me las arreglé para mirarlo a la cara. Pude ver la sinceridad allí.
Pero también podía ver una chispa de humor. Mis labios temblaron en respuesta y luego me eché a reír. Me imaginaba cómo me veía subiendo y bajando en el aire, como una boya en el agua.
Me reí tanto, que las lágrimas finalmente corrieron por mis mejillas. Me reí, reí y reí hasta que estuve vacío. Entonces, fui completamente consciente de que todavía estaba en brazos de MinGyu. El calor de su cuerpo me calentaba.
Esta era una verdadera hazaña, teniendo en cuenta que estaba allí de pie en una camiseta que apenas cubría mi trasero y un par de calzones rojas impactantes.
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STATIC [GYUHAN] [ADAPTACION]
FantasyDurante el verano antes de su último año escolar, Yoon JeongHan es un groupie de diecisiete años que ha estado siguiendo a su banda de rock - punk, "Malicia", de concierto en concierto, con la esperanza de que una noche pudiera acceder al backstage...