Capitulo 14

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Después de que MinGyu dejara caer esa bomba, me metí en el asiento trasero. Luego entró en el coche, cerró la puerta, y se alejó del estacionamiento, tirando grava por detrás de las ruedas.

Me quedé mirando la parte posterior de su cabeza, sin estar seguro si lo he oído bien. Él no quería decir lo que yo pensaba que quería decir, ¿Verdad?—Estás bromeando, ¿Verdad?

Se encontró con mi mirada en el espejo retrovisor. —No. No lo estoy.

—No podemos ir por ahí matando a la gente, ya sabes. —Mi mirada revoloteó a la forma inconsciente de Joshua y tragué. Supongo que debería haber escuchado eso antes.

—Ellos no son personas. Son demonios y merecen morir.

Quería preguntarle entonces, qué nos hacía eso a nosotros. ¿Éramos todavía personas? Todavía me sentía como una persona. Pero no le pregunté. Por la mirada de piedra en su cara, supuse que terminamos de hablar acerca de esa gema en particular de información. Me guardo mis preguntas hasta después de que hemos llegado con Joshua al hospital. Tal vez entonces, podría unir mis pensamientos coherentemente. Porque ahora mismo, mi mente era un desastre.

Todo el camino hasta el hospital, estuve al borde de las lágrimas. No podía envolver mi mente en torno a los hechos que acababan de suceder. En cuestión de minutos, mi vida se había borrado. Yo casi había matado a un chico que me gustaba y ahora era forzada a dejar mi hogar, mi familia, e ir a la carrera con un chico diferente, que a partir de tan sólo unos pocos encuentros, sabía que no me gustaba en absoluto.

MinGyu no podría haber sido mucho mayor que yo. Tal vez diecinueve años. Pero todo a su alrededor, la mirada en sus ojos, su forma de hablar, me dijo que había visto más que cualquier otra persona de su edad debería ver jamás. Se había endurecido a causa de ello, estaba seguro.

Me preguntaba si iba a volverme así. Realmente no quería hacerlo. No podía imaginar pasar por el resto de mi vida con esa estoica frialdad en posesión de mí, volviéndome tan rígido como un témpano de hielo.

MinGyu ingresó al estacionamiento de San Lucas. Dio una vuelta en busca de un lugar que estuviera más lejos de las puertas y envuelto en sombras. Después de dos círculos, encontró uno y se estacionó. Por suerte, el estacionamiento no estaba lleno y estábamos ocultos de la vista.

—¿Estás usando calcetines? —preguntó.

Fruncí el ceño. —¿Perdón?

—Calcetines. ¿Estás usando? Tenemos que borrar nuestras huellas dactilares del coche. Un calcetín funciona tan bien como cualquier cosa. —Se quitó su destartalada deportiva y deslizó el calcetín de su pie. Entonces comenzó a limpiar el manubrio.

Preso del pánico, desaté mi bota, deslicé fuera mi calcetín negro y procedí a limpiar a través de la parte posterior del asiento del conductor, imitando los movimientos de MinGyu. No creo haberlo tocado, pero quería estar seguro.

—¿Estás seguro de que esto va a funcionar?

MinGyu abrió la puerta del coche, me dejó salir, y luego limpió el interior de la puerta, la manija, y todos los botones. —Va a ensuciar nuestras huellas por lo menos.

Lo vi trabajar mientras yo estaba en un pie, todavía con el calcetín en la mano. —¿Qué pasa con las células de la piel? ¿Estarían en los calcetines no? —Había visto un montón de CSI con mi mamá. Era uno de sus programas favoritos.

STATIC [GYUHAN] [ADAPTACION]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora