-Recuerden no decirles nada a mis padres ni a Lucas, ninguno de ellos está enterado de lo que está ocurriendo- les dije a Charles y Emma que se encontraban caminando junto a mí rumbo a la casa.
-Recuerda nuestro trato, me tienes que dar de tu nutella y jugar conmigo, de lo contrario se lo digo a mis padres- dijo Charles con su típica mirada de "yo sé mas que tú". Yo rodeé los ojos y seguí caminando con ambos niños a cada lado agarrados de mis manos.
Pasamos al frente de la escuela y me llamó la atención una figura delgada escondida detrás de uno de los árboles. Las clases han terminado así que no entiendo que hacen aún alumnos por los alrededores.
-Charles cuida a Emma, vengo en un minuto, no se alejen de aquí entendido, iré a ver quien es la persona que está detrás del árbol, no se muevan- le advertí con la mirada a Charles que cuidara de Emma, aunque son de la misma edad, Charles se ve mayor para su edad, no de altura, sino de mente, es muy inteligente y no es un niño tan arriesgado que digamos.
Después de dejar a los niños atrás fui caminando lentamente hacia el árbol, con el mayor cuidado de hacer lo mínimo posible, mis pasos eran cautelosos y silenciosos para no ahuyentar a la persona que estuviera allí.
Me iba acercando cada vez más y las características de una mujer de espaldas se me hicieron presentes, era rubia y alta, raramente me parecía familiar pero aún no encontraba de donde. Al estar a centímetro de ella me di cuenta de quien se trataba Ashley London, pero no me sorprendió verla a ella, se sorprendió lo que estaba haciendo, fumando un cigarrillo. Fue demasiado impactante ver a la chica más popular de la escuela fumando, y más sabiendo quien era su padre, el cual viéndola ahora estaría muy enojado con ella.
Al parecer no se había percatado de mi presencia porque cuando se giró a verme estaba muy asombrada y podría decir hasta avergonzada de que la haya visto hacer lo que está haciendo.
Mantuvo el cigarrillo en su boca por unos segundos más hasta que se lo retiró y expulsó humo por ésta. Luego de recomponerse me vio con cara de pocos amigos, taladrándome y estragulándome, pero no me inmuté le seguí la mirada. Hasta éste momento ninguna de las dos ha dicho alguna palabra.
Ya luego de un tiempo, ella se resigno y arrojó el cigarrillo se estaba en su mano al césped para después pisarlo y volver su mirada hacía mí.
-Así que, ¿quién eres tú y porqué estás aquí?- ¿espera? ¡qué!, ésta tipa se cree mucho solo porque su padre es millonario y tiene que tratar a todos como basura. No señores, ya pasé por bullying una vez no volveré a pasarlo. Tomé todo el aire del mundo y me contuve a lanzarle una cachetada.
-La verdadera pregunta es, ¿qué haces tú aquí si las clases ya terminaron?, además de ¿porqué estabas fumando?, si tu padre te ve haciendo eso es muy capaz que te mate- me dio una media sonrisa y fue a caminar alrededor de donde estábamos.
Ésta chica es extraña, no le importó nada de lo que le dije y se va a caminar como si nada hubiera ocurrido, como si nunca la hubiese visto fumando.
-A mi padre no le importa nada de lo que haga, más bien está feliz de que este fuera de su vista, para lo único que sirve es para darme dinero cuando se lo pido. Podría arrojarme a un barranco y al le tomaría igual, una persona menos a la que darle dinero- las palabras de ellas fueron frías sin un toque de emoción, por un momento me sentí mal por Ashley, por tener un padre que no le tome la debida atención que debe.
-¿Y qué pasó con tu madre?, ¿ella no se hace cargo de ti?- pregunté, aunque no creo que fuera lo correcto pero mi lado curioso siempre le gana a la razón.
-¿Mi madre?- por un momento fue como si no supiese quien fuera, pero luego de unos segundos esa expresión cambió y dio una fuerte carcajada, que si hubieran casas cerca seguro habrían molestado a los vecinos- ¡mi madre!- ésta vez lo dijo más fuerte, tal vez lo que se estaba fumando un cigarrillo normal, sino más bien marihuana, por todos los efectos que está causando en ella- ¡mi madre es la peor de todas!- volvió a gritar más fuerte- ¡ella es una perra sin consideración que es capaz de vender a su propia hija con tal de quedar bien ante la sociedad!- lágrimas cayeron por sus ojos lo que me dio una fuer tentación de ir a abrazarla pero me quede en mi lugar para que se terminara de desahogar- nadie me quiere, mi padre está en casa pero no sale de su oficina sino fuera a comer y luego se encierra otra vez, mi madre nada que ver conmigo muy pendiente de como se ve ante el mundo que no le presta atención a su propia hija. Podré ser rica pero eso no significa que siempre sea feliz, paso casi todos los días sola que sino fuera por Margaret la ama de llaves me estaría muriendo ahora mismo, al menos así si me prestarían atención- terminó su discurso y terminé con el corazón roto, no me habría imaginado que una persona así sufriera de esa manera, de ahí vendrá el típico lema "el dinero no trae la felicidad", y se está viendo el carne propia.
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La Vida No es como un Cuento de Hadas
Teen FictionLa Vida puede cambiarte de un minuto a otro, y lo que nos enseña es que hay que aceptar esos cambios y enfrentarlos, aunque sea duro y difícil el camino, tenemos que seguir hacia adelante, para no derrumbarte y caer, aunque caerás varias o más bien...