Azucena

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Después de mi doloroso parto y de una rápida recuperación, me encontraba con Lestat en el campo de entrenamiento  mientras Seleina, Lucia y Deimon  se correteaban  entre nuestros pies, como los niños pequeños que no les incomodan las espadas, la sangre, la tierra,  y ver a otros enterrase las armas, ciertamente la escena de entrenamiento que mirábamos era salvaje, los guardias dragones escupían fuego mientras los niños jugaban, de pronto mientras mi marido y yo estábamos  calificando el entrenar algo nos cayo encima y una gran capa de polvo se levanto al impacto de algo enorme, corrí mientra gritaba 

-¡Quédate con los niños Lestat!-

Al ver a través de la capa de polvo, un dragón negro, me asuste mucho, este tenia la piel herida, le escurría sangre negra, sus ojos eran rojos inyectados de sangre, y su respirar quemaba muy poco, como dije estoy acostumbrada a las llamas del infierno,  lo toque y mi mano se lleno de una sustancia asquerosa.

-¡Suemy, ven con la camilla!-

Mis ordenes se escucharon, y con toda mi fuerza noquee al Dragón, al hacerlo este recupero su forma humana, una niña con la piel llena de granos, sangre, simplemente una infección que no me permitía ni ver la forma de su rostro humano, la camilla llegó y la llevamos a la habitación donde normalmente estoy yo cuando me recupero de las batallas, al llegar ahí, inyectamos antibiótico, le lavamos la piel y le administramos un suero.

-Dhimitri la muerte te busca-

Salí de la habitación en compañía de Lestat. mientras mi hija que es medico cuidaba del dragón, como reina de esa raza no me daría el lujo de perder a uno de ellos, estaba eufórica, molesta por no haber defendido ha tan maravilloso dragón, cuando me presente a mi hermano la muerte me  dijo :

- Ahora ella es tu hija, se llama Azucena, es tu hija y no hay más-

Las ordenes de mi hermano son así, ordenes que acatar, en su mirada había enojo, como si quisiera explicarme que pasaba, y por otro lado no debía decirme más, no pedí explicaciones, confió en la muerte y mucho pero  tenia un nudo en la garganta mi hija se moría en mi cama, y su nombre es Azucena.

La muerte se marcho después de que firme los documentos legales de la adopción,  mi marido estaba tan nervioso como yo, así que fuimos a ver a la hija que moría  en mi habitación, al ver a la chica me di cuenta de que tiene el cabello rojo, la piel blanca y lindos labios rosas, sus ojos verdes como esmeraldas.

-hola Azucena-

Lestat la cuidaba con cariño, pero más allá del cuidado de mi marido, Horacio mi guardián la había visto y no se despegaba de ella, estaba embelezado, pero era ese amor que le profesaba a mis hijos, solo queríamos que ella se recuperara. 


Lluvia PaganaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora