Capítulo XI: Alfred

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N/A: Lo prometido es deuda :)

Este se lo dedico a Zumaldo <3

Si fueran fudanshi...

Capítulo XI: Alfred

Matthew tocó la puerta desesperadamente, mientras gritaba que por favor le abrieran. Suelta un bufido de pura frustración cuando no obtiene respuesta alguna y sigue insistiendo. A los quince minutos, un estadounidense con cabellos revueltos, expresión cansada y vistiendo una bata de dormir abre la puerta.

—¡Alfred, necesito que me ayudes! ¡Yo...!

El aludido le pasó por al lado y tomó el periódico que estaba cerca de los pies del canadiense. Luego se dio media vuelta para volver a entrar a la casa. Matthew frunció el ceño y lo tomó de la muñeca antes de que cerrara la puerta. Alfred chilló y se dio media vuelta de un salto.

—ALÉJENSE, COMUNISTAS —grita. Matthew rueda los ojos.

—Alfred, soy yo...

Oh, Matty! No te había visto.

El canadiense suelta un suspiro y entra a la casa de su hermano, el mayor cierra la puerta y lo sigue confundido. Mattthew se dirige a la cocina y se sienta en una de las sillas de la mesa de allí. Alfred sólo se dispone a preparar un desayuno para ambos en silencio.

—¿Qué haces aquí, Matty? Son las diez de la mañana. Y es sábado —pregunta luego de un rato, mientras ponía a freír tocino y un huevo en una sartén.

—Pedro quiere matarme.

—¿Por qué? ¿No lo dejaste pasar por la frontera?

Matthew suspira. Dios, aquí él era el único normal.

—No. Dije que shippeaba UsMex y se enfadó conmigo —explica con calma.

Alfred ladea la cabeza, sin entender.

—¿Y qué tiene de malo? Me gustaría que hubiera algo entre nosotros.

Matty abre los ojos, sorprendido. Por nada del mundo se esperaba escuchar esas palabras en boca del estadounidense. Su corazóncito shipper se puso feliz, lastima que no le duró mucho.

—¿En serio? —balbucea, incrédulo. Su hermano se gira un poco para mirarlo y sonríe—. ¿Q-Qué cosa entre ustedes...?

—Un muro. Literalmente.

El canadiense quedó estático. A los pocos minutos, reacciona y suelta un bufido de pura frustración. ¿Cómo pudo caer en un chiste tan viejo? ¿Qué hizo para merecer esto?

—Qué gracioso, Alfred...

—Hablo en serio, ¡incluso me dijo que él lo pagaría! ¿Ves? Cumple mis caprichos, somos la pareja ideal.

Dear god, save us(1).

No se volvió a hablar del tema durante esa mañana. Al cabo de unos minutos, Alfred sirvió el desayuno a ambos y se sentó a comer junto a su hermano tranquilamente, al poco rato iniciaron una conversación —Esta vez una normal. Les juro que era normal, créanme, no me miren así—. La verdad era que ambos se llevaban muy bien juntos —Aunque a veces Alfred se olvidaba de él y recorría toda la casa gritando el nombre de su hermano, buscándolo. Y, al final, Matty había estado al lado suyo durante todo ese tiempo— y a pesar de las pequeñas peleas, se querían mucho el uno al otro.

Pero, como bien dice el dicho: «La calma avecina la tormenta». Y se escucha un muy fuerte golpe en la entrada de la casa del estadounidense. Ambos hermanos se miran y luego corren a donde había provenido el ruido.

Si fueran fudanshi... [ INCONCLUSA; 2017 ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora