Capítulo 8.

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Josh.

Restriego mis ojos y tomo el celular, el cual llevaba más de diez minutos sonando, de la mesita de noche que compartíamos Cody y yo.
Miro la pantalla en la cual aparece una foto de Maya, aún con sueño, una sonrisa se escapa de labios y contesto.

– Hola –mi voz suena más ronca de lo normal, ella parece notarlo porque emite un pequeño gemido.

–¿Estabas dormido? – pregunta, miro la hora del reloj que está en la pared frente a mí antes de responder.

– Son las cinco de la mañana, Maya. –digo con voz obvia.

– Ehh... no sé como decirte esto –frunzo el ceño– prométeme que no te enojarás.

Muero de sueño.

– No me enojaré. –cierro los ojos y me acuesto de nuevo, la espalda me estaba matando. –Dime, hermosa.

– Estoy en la comisaría con Riley.

((...))

Maya.

Apago el despertador y miro a mi compañera de habitación, la cual aún está dormida con la boca abierta y un charco de baba en su brazo. Suspiro y me levanto de la cama, estirándome.

Eran las seis de la mañana, y yo tenía que encontrarme con Riley a las siete. Hace una semana mientras estábamos en una videollamada, hacemos memoria de todas nuestras aventuras de secundaria y terminamos llorando,  admitiendo lo mucho que nos extrañábamos. Por lo que nos pusimos de acuerdo, ella vendría a New York por dos días y que se quedaría en casas de sus padres.

Termino de vestirme y tomo unas botas, mi obsesión con las botas era el equivalente de Riley queriendo ayudar a todo el mundo. De hecho hace dos meses, cuando aún Josh no figuraba nada en mi vida, estaba decidida a casarme con algún dueño de una fabrica de botas.

Cierro la puerta con sumo cuidado, para no despertar a Zoey y me dirijo a la salida.Comienzo a caminar a la estación del metro y pongo algo de música. Al llegar a la estación, me paro en puntillas para intentar localizar a Riley, la veo de espalda platicando con una anciana. Me coloco a su lado sigilosamente, poniendo mi dedo indice en mis labios haciendo una seña a la señora para que no le diga nada. Ella sigue mi plan e intenta llevar el ritmo de la conversación de Riley. Me agacho hasta quedar en su oreja y susurro:

– Hola, Rileys. – ella se voltea rápidamente y se levanta.

– ¡MAAAAYA!

– ¡RILEYY!

Nos abrazamos por lo que parece una eternidad. Cuando decidimos soltarnos una lágrima sale de sus ojos.

– ¿Enserio estás llorando?  –me burlo por costumbre, pero internamente también estoy llorando.

– Esto del compromiso me tiene muy sensible. – responde mientras se seca la cara con sus dedos, provocando "casualmente" que su anillo brille y llame la atención. Sin embargo, me alegro que ya lo tenga en su dedo anular. Lucas y Riley iban a casarse.

–  ¡Sí te lo pidió! – grito y agarro su mano, estudiando el anillo. Aunque no tenía idea algunas sobre cortes, diamantes o quilates, debía admitir que era hermoso.

—¡Sí! – chilla y comienza a saltar. Ya saben, la reacción normal de Riley cuando se emociona. – Decidimos que nos casaremos cuando estemos listos, pero eso no es motivo para evitar emocionarme.

Ambas subimos el metro y nos agarramos del tubo, como los hacíamos hace unos años. – Y... ¿cómo van las cosas con Josh? –alza una ceja y yo sonrío.

SomedayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora