Capítulo 10.

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Dylan.

Saco mi caja de herramientas y comienzo a buscar el daño. Maya baja del auto bufando.
– Debiste revisar el aceite.

– Dibisti rivisi il icitti. –me burlo con el ceño fruncido provocando que ella me de un golpe en la cabeza. – ¡Ey!

– Eres un idiota. –se sienta en la acera haciendo una mueca sin embargo no se levanta. Luego de un rato, habla– Gracias por el día de hoy, aunque no rescatamos ninguna tortuga u otro animal, me divertí mucho.

Una sonrisa se forma en mis labios.

– Yo también me divertí, Maya. –me siento a su lado haciendo una mueca, la acera estaba caliente y quemaba, ¿esta mujer no tenía piel o sentido del tacto?, me levanto rápidamente y la jalo. – Gracias por ser mi amiga. Las mujeres solo me buscan por una cosa, y luego no me soportan. Sin embargo, tú estas conmigo por como soy... me consuelas, me apoyas y aunque te conozco hace poco, puedo asegurarte que te quiero demasiado. No quiero que te vayas de mi vida.

Sorpresivamente, ella me abraza. – Yo tampoco quiero que te vayas de mi vida. Nunca me sentí tan unida a alguien, ni siquiera con Farkle y eso que lo conocía desde niña. Eres un gran amigo.

Nos separamos cuando decidimos que se esta volviendo demasiado cursi. Y nosotros no somos precisamente cursis.

Nos colocamos de nuevo frente al auto y después de buscar el daño unas cinco veces, Maya bufa.

–  ¿Siquiera sabes algo de autos?

Niego con la cabeza. – Ni puta idea. Llamaré a Tyler.

(...)

Maya.

Dylan me ofrece otra cerveza, esta era mi quinta de la noche.

Las bocinas suenan con Cake By The Ocean, provocando que Dylan y su hermanastro griten como gays.

– ¡Tenemos que bailarla! – me dice Tyler, Dylan toma mi mano y juntos me jalan a la pista de baile.

Trato de bailar con ambos mientras cantamos, los pasos de Tyler son para morir de risa y Dylan cantando es como el pajarraco de La Sirenita.

–  Ustedes dan pena, muchachos. –me burlo gritando, la música estaba demasiado alta, mi garganta iba a cobrárselas en la mañana.

– ¿Disculpa? – pregunta Tyler haciéndose el ofendido– estos pasos son sensacionales.

– Iré a buscar otros tragos. –nos informa Dylan no sin antes susurrarle a su hermanastro:– le quites la vista de encima a Mayie.

Me quedó con Tyler, trato de imitar sus pasos mientras nos movemos al ritmo de una canción que trata sobre sexo y chicas, lo normal. Pido disculpa cuando choco con una de las meseras.

–  No hay problema. –contesta la chica y frunzo el ceño al reconocer su voz.

– ¿Zoey?

Parecía otra persona, su cabello negro se encuentra perfectamente plancha y no parece afectado por la humedad que hay en este lugar, a diferencia del mío, el cual es un enredo. Su típicos pantalones largos y botas de combate están reemplazadas por una falda corta de cuero y botines de tacón.

En el momento en que abre su boca para responderme, Dylan aparece con una rubia del brazo, me entrega mi trago sin notar la presencia de la morena de sus sueños. A esta parece incomodarle chica que acompaña a mi amigo, pero dice nada. Toma mi mano y me lleva hasta a un lugar más apartado.

– No le digas a Sprayparlante que trabajo aquí, ¿sí?

–  ¿Por qué? -observo al mencionado junto a Tyler, cada uno bailando con una chica , aunque ahora que los observo con atención la rubia que está con Dylan se parece a mí, dicha atención se pierde cuando ambos se comienzan a devorar. Quito la mirada.

– No tengo como pagar la universidad, tengo media beca y como verás eso no cubre todos los gastos, por eso trabajo como mesera. No le digas a Dylan, por favor.

– ¿Que tiene que ver esto con él? – pregunto confundida.

–  Mis padres usaron mi dinero de la universidad para pagarle el psicólogo a mi prima después que Dylan la dejó. Ellos la prefirieron a ella antes que a su propia hija... bueno, no propia. Soy adoptada. –hago una mueca y ella se encoge de hombros, mira a Dylan y rueda sus ojos – Lo odio. Sólo... miralo.

– Admite que es guapo. -sonrió y ella niega con la cabeza – Zoey...

– Bien! ¡Sí! –me río, Dylan se moriría si supiera que su amor admitió que es guapo, tal vez debería decírselo.

Una chica pasa con su bandeja repleta de pequeños vasos de cristales con una bebida de color azul, se detiene a nuestro lado y llena la bandeja de Zoey, la cual no hay notado antes.

Zoey toma uno y me lo ofrece, lo tomo de un solo trago.

– Son 20 dólares. –abro los ojos, ella sonríe y tiene su mano hacia mí.

Sigo bufando después de darle el billete.

Adiós regalo de mesiversario número dos de Josh.

Mi trasero comienza vibrar y sé que un nuevo mensaje a llegado a mi teléfono. Saco el aparato tecnológico del bolsillo trasero de mis pantalones y una sonrisa se forma al ver que un mensaje de Josh. La sonrisa da paso a un ceño fruncido al leer el contenido del texto.

" Maya, quiero todo de ti.

Pd: no estoy borracho."


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Capitulo corto, lo sé. Y para acabar tarde, no me maten.

¿Alguien quiere dedicación para siguiente capítulo?

No olviden votar.
Karola .

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