Capítulo 12.

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Me siento en la cama y busco, en la pequeña mesita de noche que comparto con Zoey, unas gotas para los ojos.

Ayer solo cerré mis ojos como por cuarenta minutos. No podía dormir luego de lo que pasó con Josh. Por unos segundos, regreso a la noche anterior; sus besos, sus manos por todo mi cuerpo, la manera en la que me sentí con él.

Suspiro y procedo a echarme las gotas en los ojos.

Zoey comienza a estirarse en su cama, luego de dar varias vueltas en esta, su rostro queda en mi dirección y sus ojos chocolates se posan en mí. – Parece que alguien tuvo una mala noche.

– Ni que lo digas.

Bufo. Me levanto finalmente y procedo a estirarme. La morena se levanta de su cama y me da una mirada sospechosa. – Hueles a sexo.

Mis ojos se abren y me alejo de ella. – ¿Qué?

– Ya lo dije.

– No huelo a nada, no hables disparates.

Comienzo a buscar la ropa que me colocaré y ella se sienta en su cama. – Maya, trabajo en un club donde las personas salen de los baños arreglando sus prendas y comparten fluidos sin importarles si los ven o no. Y creeme, cuando todos se marchan y procedemos a limpiar el lugar, apesta a sudor, fluidos y desenfreno. A eso hueles tú.

Le doy una mirada ceñuda y antes de poder contestarle, cosa que no quería hacer, la puerta se abre mostrándonos a un Dylan vestido con una camisa roja y jeans demasiado ajustados para un hombre.

– Hola chicas. –entra y cierta la puerta. Antes de dar un paso más, olfatea y nos mira con una mirada acusadora.– Huele a sexo.

Zoey me da una mirada burlona. – Te lo dije.

Ruedo los ojos ignorándolos y procedo a asearme.

(...)

Me encontraba desayunando con Dylan y Zoey, estos dos estaban conversando e incluso reían, cosa que ya empezaba a asustarme.

Dylan se levanta, diciendo que irá el baño y pidiéndonos que vigilemos la puerta por si entraba alguien sospechoso que tuviera imagen de violador.

Tomo la taza de café caliente y la dirijo a mis labios, Zoey me mira fijamente. – ¿Te puedo hacer una pregunta?

Frunzo el ceño. – Claro.

– No le dijiste a Dylan que trabajaba en aquel lugar, ¿por qué?

– Tu me lo pediste, ¿por qué habría de decirle?

Ella aparta su mirada de mí y la posa en la mesa. – No sé, no esperaba que hicieras algo por mi.

– Puede que no seamos amigas, pero sé guardar un secreto.

Me da una sonrisa ladea y Dylan se sienta a mi lado.

– Estaba pensando que podríamos ir al cine.

Ambas asentimos y el saca la llaves de su bolsillo. Caminamos hacia los estacionamientos y una vez en el auto , yo en el asiento de copiloto ya que Zoey se acomodo en los asientos traseros, pregunto que película veremos.

– Una mierda sobre un payaso que vive en una alcantarilla. 

– ¿Te refieres a It?

– No lo sé, ví los repartos la ultima vez que fui al cine y me llamo la atención.

Mi teléfono vibra en mis pantalones y miro la pantalla.

Josh: Perdón lo de anoche. Solo para aclarar, no lamento del acto, pero sí del hecho de haber estado borracho.
Pasé a tu habitación pero no estabas.

Notifico que está en linea y escribo una respuesta rápida.

Maya: voy al cine con Dylan y Zoey. ¿Te unes?
Pd: no te preocupes por lo de anoche.

Recibo un afirmativo y le comunico a los chicos, los cuales no tienen ningún problema.

(...)

Josh llega en el momento que estamos formando la fila para comprar las palomitas. Dylan lo ignora mientras le cuenta a Zoey algo sobre el calentamiento global, pero esta hace caso omiso a lo que el castaño le dice ya que utiliza usa su teléfono.

– Lamento lo de anoche.

– Ya te dije que lo olvidaras.

– Aunque no hayas alzado la cara desde que llegue, noto tus ojeras, lo cual significa que anoche no dormiste bien. Y eso solo me hace pensar que quedaste pensando en lo que pasó.

Me armo de valentía y lo miro a los ojos. Y sus ojos casi verdes me vuelven loca.

– Pensé que no lo recordarías.

– Te dije que estaba ahí contigo. –me quedo callada y noto que ya es nuestro turno para ordenar.
No hasta que estamos sentados en nuestros respectivos asientos, que Josh vuelve a hablar.

– Solo quiero que sepas, que te esperaré. Cuando estes lista. Incluso si quieres esperar hasta el matrimonio, por mí no hay problema.

Le doy una mirada recelosa. – ¿Lo dices enserio?

– Claro. Es decir, somos novios ¿no? –asiento.– Y como tu novio, te quiero y te respeto. Así que, no hay problema Maya. Sé esperar. –me da una sonrisa y aprovecho para besar sus labios.

– ¿Podrían dejar de intercambiar saliva? –se queja Dylan a mi lado. – Ya comienza a oler a sexo aquí.

Ruedo los ojos y le doy un golpe en el brazo.



Super corto, lo sé.
Pero he estado ocupada.
Incluso no pensaba escribir hasta la otra semana, pero como ya se los había prometido, no podía fallarles.

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Los quiere, Karola♥️.

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